Dos mandos de la Agrupación de Reserva y Seguridad (GRS), número 8, de la Guardia Civil en Canarias esperan en la sala de equipajes del aeropuerto tinerfeño de Los Rodeos a uno de sus agentes que regresa de Gran Canaria junto a su familia. Uno va vestido de uniforme y el otro de paisano. Delante de su mujer y sus hijos le dice uno de ellos en tono coactivo: “Mañana hablamos”. Esa conversación se ha traducido en una falta grave por “simular” una baja laboral, cuando estaba prescrita por un facultativo y sin especificar ningún impedimento para viajar. A este castigo se suma otra sanción leve por estacionar mal su vehículo en las instalaciones de la unidad. El caso de “atropello” al que ha sido sometido este agente por parte del cuerpo de mando de este grupo de la Guardia Civil no es una excepción. Los servicios jurídicos de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Canarias han resuelto de forma favorable, recientemente en los tribunales, el caso de otro agente que fue sancionado por la misma razón que su compañero.
Estos son solo dos ejemplos de las “malas” condiciones laborales a las que se exponen los guardias civiles que desempeñan su función en esta unidad de elite, presente en Canarias desde marzo de 2010 y que, desde esa fecha, tiene su base provisional en la antigua terminal de AENA del aeropuerto de Los Rodeos.
AUGC lamenta que la “ilusión” con la que llegan los guardias civiles a esta unidad singular, marcada por la disciplina y operatividad, “se transforma en decepción al comprobar como los mandos (al frente de la unidad de Canarias están un comandante, un capitán y dos tenientes) se exceden en la aplicación de las normas”.