Melilla registró ayer con la entrada de unos 500 inmigrantes de origen subsahariano el asalto más "multitudinario" y "violento" de toda su historia, que supera incluso a las cifras registradas en el 2005, el año de las avalanchas.

El asalto se produjo sobre las 08:00 horas, en la zona de Río Nano, en un lugar que fue expresamente buscado por los inmigrantes, al carecer, por el momento, de la malla antritrepa que se prevé colocar en una buena parte del perímetro y que ya está instalada en algunas zonas.

Los subsaharianos aprovecharon la densa niebla que dificultaba la visibilidad a escasos metros, un factor sorpresa que permitió la entrada de casi la mitad de los 1.100 inmigrantes que lo intentaron.

Además del número de inmigrantes que consiguieron entrar a Melilla, otra de las características de este asalto fue la violencia que emplearon los subsaharianos, que lanzaron piedras y palos contra los agentes de seguridad marroquíes, según el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani.

La avalancha dejó un importante número de heridos tanto en el lado español como en el marroquí, algunos de ellos de cierta consideración, como un subsahariano que se fracturó la pelvis y otro que sufrió un desgarro en el brazo por el que tuvo que ser intervenido.

También hubo cinco agentes marroquíes heridos, aunque no se tiene constancia de que algún guardia civil resultara dañado en el lado español.

La mayor entrada de inmigrantes en la historia de Melilla, superior incluso a las de 2005, agravó la difícil situación que vive desde hace semanas el CETI, que alberga a unas 1.900 personas, casi el cuádruple de su capacidad.

Ello obligó al Ejército y a la Cruz Roja a instalar nuevas tiendas de campaña, algunas de ellas en la parte exterior del centro, ya que no había espacio dentro.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, telefoneó al delegado del Gobierno en Melilla para trasmitirle su apoyo y para anunciarle el envío a la ciudad de 120 efectivos de refuerzo, 100 agentes del Cuerpo Nacional de Policía y 20 guardias civiles, que se suman a los 110 que ya están en ella y que complementan las plantillas.

Fernández Díaz reprochó la actitud de aquellos que "cuestionaban" la magnitud del fenómeno en un momento en el que el Gobierno de Mariano Rajoy pedía que se abordara el problema con altura de miras y sentido de estado.

Por otra parte, la defensora del Pueblo, Soledad Becerril, también incidió en la necesidad "absoluta" de convencer a la UE de que España es la frontera sur de Europa, por lo que se requiere una política común que debe ir más allá del Frontex.