Domingo a las nueve de la mañana junto a la puerta del mercado Nuestra Señora de África. Un amigo me muestra la portada de un periódico con una foto de 100.000 personas -eso dicen- manifestándose en el País Vasco para que acerquen los presos etarras a la tierra de sus crímenes, si bien muchos asesinatos no se cometieron en el País Vasco. En las Vascongadas viven 2.193.093 almas; un 4,64% de la población española. ¿Ocupan la misma proporción en los medios las noticias de esa región? esde luego que no. Por eso me encojo de hombros cuando mi amigo me muestra el periódico. Porque estoy harto, y no soy el único, de esa gigantesca desproporción. Por eso ni siquiera me pongo a calcular que 100.000 -suponiendo que sean todas esas personas, insisto- entre más de dos millones representan menos del 5% de los vascos. ¿Y el 95% restante? ¿Por qué no tituló el periódico en cuestión, y todos los demás, que más de dos millones de residentes en el País Vasco se muestran indiferentes ante la convocatoria de la llamada izquierda aberzale, apoyada en esta ocasión -qué poco tardan algunos en volver a enseñar la patita- por el PNV? Pregunta de Perogrullo. Esas cosas no se dicen, y mucho menos se publican, porque no son noticia; al menos una de las muchas noticias sosegadoras que le convendrían a la sociedad, esencialmente porque es difícil avanzar en lo que sea si no se puede actuar cotidianamente con un grado mínimo de tranquilidad.

Un sosiego que no les conviene a pescadores de río revuelto como Paulino Rivero. Vernáculo político que no pierde la ocasión para exigirle un trato justo a "Madrid" so pena de provocar una desafección de los canarios hacia España. "Cuando se quieren poner en plan víctimas, que es lo que hacen siempre, hablan de Madrid", sentenció en su momento López Aguilar refiriéndose a los nacionalistas canarios. La posible desafección isleña hacia la capital del país no es mayor que la que existe en las cuencas mineras leonesas por la retirada -ya era hora- de las ayudas al carbón, en las rías gallegas por lo que toque y hasta en los invernaderos de Almería por lo propio porque, si hemos de ser serios, aquí hasta el más tonto sabe desde antes de nacer que niño que no llora, no mama.

El resto de la desafección -o animadversión, malquerencia, antipatía o incluso inquina, pues a veces los sinónimos son más elocuentes que el término original- la crean los nacionalistas periféricos para justificar su fracaso. En Canarias, en Cataluña y en donde sea. ¿iez puntos porcentuales de desempleo más en Canarias? Claro, por culpa de Soria y de Madrid en este orden. Soria no la ciudad castellana, sino el apellido de don José Manuel. ¿Una deuda descomunal en Cataluña? Y qué quiere usted si Madrid nos roba. Las embajadas de la butifarra, una tele autonómica con seis canales -hoy reducidos a tres; cuánto ahorro-, millones de euros anuales en fomentar no el catalanismo, que eso sería comprensible y hasta aceptable, sino el odio contra España y algunos despilfarros adicionales no cuentan para nada. Cuenta el robo de Madrid. ¿Realmente fue tan buena la transición política como llevamos repitiéndonos desde hace 35 años?

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