p> Acción Contra el Hambre (ACH) ha pedido un esfuerzo internacional por "volver a mirar" a Filipinas, dado que se ha recaudado únicamente el 49 por ciento de los 250 millones de euros solicitados por la ONU para llevar a cabo la atención de emergencia y emprender la reconstrucción de las zonas devastadas por la tormenta Yolanda, que pasó por el centro del país hace un mes dejando una cifra de cerca de 6.000 fallecidos, 15 millones de personas afectadas y 4 millones de desplazados.

El director técnico de Acción Contra el Hambre, Amador Gómez, ha explicado que "de nada servirá toda la ayuda enviada" si no se lleva a cabo la reconstrucción de las estructuras necesarias para restablecer los medios de vida de los habitantes de la zona y volver a evitar una catástrofe. Asimismo, ha insistido en que la atención a las víctimas de la tormenta "es una carrera de fondo" y ha pedido el valor para "atreverse a mirarles cuando todo el mundo se ha ido y los medios de comunicación ya no están ahí".

Según el responsable de la organización, "nadie puede vivir permanentemente en estado de supervivencia, es necesario recuperar una situación de normalidad", ha apuntado Gómez, en referencia a la importancia de ayuda adicional, no solo para atender las necesidades "de emergencia", sino también para restablecer el suministro de agua, el comercio de víveres, la seguridad económica y los medios de vida de las personas de la región, que han visto desaparecer sus cosechas, viviendas y todas sus pertenencias "bajo una ola de varios metros".

En este sentido, ha señalado la urgencia por proveer de semillas y de instrumentos necesarios para que los agricultores de la zona puedan llevar a cabo la siembra de arroz en diciembre, de cara a que no pierdan también la cosecha que tocaría para primavera, aunque ha destacado la dificultad de que se pueda llevar a cabo y ha indicado que las organizaciones que trabajan sobre el terreno se están preparando por si no fuera así.

Aún así, el responsable de Seguridad de ACH, Gonzalo Palacios que ha sido el encargado, por parte de la organización, de desplazarse hasta Taclobán (Filipinas) y las zonas colindantes (hasta 40 kilómetros al sur de la ciudad) afectadas por la tormenta para coordinar los trabajos y la estrategia de respuesta ante la emergencia ha explicado que, "día a día la situación en la zona mejora" gracias a la implicación de los habitantes de la región en las tareas de limpieza y reconstrucción.

Palacios ha indicado que durante las primeras horas y días después de la tormenta "la gente vivió situaciones de auténtica desesperación" por la imposibilidad de conseguir alimentos o de cocinarlos, con la consecuente situación de inseguridad. Días más tarde, con la llegada del ejército filipino y el comienzo de la distribución de ayudas la situación fue mejorando y "aunque no había camiones ni gasolina ni almacenes para guardar las ayudas" las carencias más inmediatas "se han ido solventando poco a poco", según ha indicado.

EVITAR UNA NUEVA CATÁSTROFE

Aún así, los responsables de la organización han insistido en que "detrás de las necesidades inmediatas hay que responder a necesidades más profundas" para que se pueda llevar a cabo una recuperación de la normalidad en la zona y evitar una nueva catástrofe.

Entre las medidas que se están llevando a cabo para la reconstrucción del país, la organización ha destacado la identificación de zonas no inundables para llevar a cabo ahí la reconstrucción de las viviendas que han quedado destruidas y que "en muchos casos las habían construido sus propios inquilinos", tal y como ha explicado Palacios.

Para ello, las ONG y las organizaciones internacionales están proporcionando ''kits'' de construcción a los propios habitantes junto con una aportación de comida o ''dinero por trabajo'' para que puedan dedicarse a restablecer sus condiciones de vida al tiempo que se les proporciona cierta seguridad económica y la cobertura de sus necesidades más básicas.

MIGRACIÓN A MANILA

Por otra parte, González ha señalado la cifra mensual de personas que emigran de las regiones más afectadas hacia la capital del país, de 10.000 personas. Según ha indicado, "estas personas se instalan en los cinturones y las zonas marginales de Manila, donde viven hacinadas y sin ninguna oportunidad de futuro".

En este sentido, ha apuntado que, por un lado, quienes emigran de Taclobán a Manila "pierden sus redes de protección familiar" y, por otro, dado que vienen de zonas rurales, "se encuentran con que no existe oferta de trabajo en la ciudad para sus competencias".

Por todo ello, ACH ha hecho un llamamiento a la ciudadanía y a los gobiernos de los países para que continúen colaborando con ayudas económicas de cara a reconstruir las zonas devastadas y garantizar unas condiciones de vida dignas a sus habitantes.

La organización ha indicado que la intensidad de la tormenta que asoló la región "estaba fuera de toda previsión", a pesar de que la zona sufre tifones casi de forma anual, y ha explicado que sus efectos han sobrepasado los recursos previstos por la administración filipina "como en su momento EE.UU. se vio superado por la intensidad del huracán Katrina", aunque ha reconocido que aquella tuvo una intensidad superior.