El presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, y el alcalde de Garachico, José Heriberto González, presentaron ayer el libro "Cabañuelas de los marineros de Canarias", de Horacio Dorta Spínola y Rosa Suárez López de Vergara. El acto, que también contó con la presencia del director insular de Cultura y Patrimonio Histórico, Cristóbal de la Rosa, entre otras autoridades insulares y locales, se desarrolló en el Espacio de Arte Casa de Piedra del municipio norteño.

Melchior explicó que esta obra “pretende transmitir a las nuevas generaciones cómo los marineros de Canarias practicaban esta actividad preventiva de predicción de la meteorología que facilitaba su labor pesquera y comercial. Se trata de rescatar una parte de nuestro patrimonio cultural para que todos tengamos conocimiento de este particular sistema de predicción del tiempo”.
Horacio Dorta agradeció el apoyo del Cabildo “por haber sido sensible y hacer realidad un sueño. Yo sólo soy un mero transmisor de las cabañuelas; lo aprendí de mi padre y lo estoy transmitiendo a gente joven para que continúen con esta labor. Pensemos que hace 60 ó 70 años no teníamos los medios técnicos que existen hoy en día y era importante saber qué tiempo íbamos a tener cuando un barco salía a navegar, por ejemplo”.
El término cabañuelas define un conjunto de métodos tradicionales que son utilizados para predecir tiempos climatológicos, con una antelación variable entre algunas horas y algunos meses. La práctica consistía en contemplar los cambios atmosféricos, durante muchas horas y días determinados del año, para encontrar signos y señales y de ésta manera obtener datos que se correlacionaran posteriormente con la llegada de los tiempos previstos.
Con este trabajo, que cuenta con la colaboración de José María Velázquez y José María Dorta, se pretende mejorar la comprensión de las señales aportadas por la naturaleza, en el contexto de región ultraperiférica de la Comunidad Europea, con unas características propias de relieve volcánico accidentado y con variaciones meteorológicas bien definidas a lo largo del año.
Las referencias más antiguas sobre las cabañuelas datan de Babilonia, donde los astrólogos afirmaban que cuando la luna se encontraba rodeada de un halo oscuro, era un signo de que se presentarían nubes y lluvias durante ese mes, y por otra parte, si el halo era delgado y se encontraba alrededor del sol, indicaba que la lluvia sería inminente. Los babilónicos realizaban anualmente la fiesta del Nuevo Año, que llamaban la Fiesta de las Suertes, en donde se practicaba la observación de los fenómenos de la naturaleza y se deducía el tiempo para el próximo año.