Lograr que el consumidor demande los productos locales en los lineales de la gran distribución es el objetivo que los agricultores canarios -y la industria agroalimentaria- vienen trabajando desde hace más de un año. Quieren aprovechar el interés de las grandes cadenas y establecimientos en integrarse en su entorno más próximo y aspiran a entrar, por fin, en la fórmula de comercialización que más factura en materia de alimentación. La meta es lograr este año que sus productos estén al lado de los importados -y no separados del resto en una "esquina canaria"-.

Aunque el presidente de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), Henry Sicilia, estima que la gran distribución acapara del 60% al 70% de la venta de alimentos, el secretario general de la Asociación de Supermercados de las Islas Canarias (Asuican), Alonso Fernández, solo ratifica que es un porcentaje "alto" de la facturación sin confirmar la cifra.

En todo caso, los productos locales nunca han formado parte significativa de la oferta de las grandes cadenas de establecimientos de Canarias. ¿Por qué? Asuican advierte de que para que puedan hacerlo tienen que garantizar una cantidad estable. Necesitan "organizar" -planificar- la producción a través de cooperativas para decidir qué sembrar, cuándo y cuánto. Asaga admite que es una asignatura pendiente, pero matiza que ya hay avances.

No es que deban abastecer al 100% la demanda, pero sí deben asegurar un porcentaje significativo que pueda repartirse en la misma proporción entre todos los establecimientos de la cadena y, además, que sea siempre el mismo, explica Asuican.

Esa exigencia, que Fernández asume como irrenunciable, es parte de lo que Sicilia busca cambiar. "¿Por qué no pueden dejarnos entrar en uno o en dos supermercados de una gran cadena para empezar?", se pregunta. "Porque el cliente, compre donde compre, debe encontrar el mismo producto al mismo precio y de la misma calidad", replica la distribución.

No es el único escollo. En la gran distribución la competencia depende, en buena medida, del precio, a diferencia de otros formatos como el mercadillo o la tienda de proximidad. Este aspecto requiere que los márgenes de las producciones locales se ajusten a los márgenes que exigen los grandes establecimientos. La misión parece complicada. ¿Qué alternativas hay? Sicilia y Fernández están de acuerdo: la diferenciación por la calidad.

Por este motivo, Asaga viene trabajando desde hace más de un año en colaboración con el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA) y otras organizaciones del sector primario en la implantación del logo de las Regiones Ultraperiféricas (RUP) para las producciones locales. Se trata de un símbolo que solo pueden llevar los alimentos que cumplan dos requisitos: que sean producidos en las Islas -o elaborados con ingredientes locales en un mínimo del 90% en el caso de la agroindustria- y, además, sean de alta calidad. El solo hecho de ser canarios no es suficiente, alerta Sicilia.

Los agricultores esperan lograr suficientes adhesiones a la iniciativa antes de lanzar en 2014 una campaña que anime a comprar el producto local y "eduque" al consumidor en sus ventajas -frescura, calidad e impulso de la economía canaria-.