Una catástrofe suele madurar a partir de la suma de muchas malas casualidades; infortunios de distintas proporciones que en un primer momento no permiten ver esas conexiones invisibles que envuelven desgracias que acaban en el índice de un libro de historia. La destrucción de la Armada Invencible, el hundimiento del "Titanic", el incendio del Teatro Novedades de Madrid... El accidente aéreo de Los Rodeos, registrado a las 17:06 horas del 27 de marzo de 1977, también forma parte de ese listado maldito. Una herida sin cicatrizar que el pasado miércoles cumplió su 36 aniversario.

¿Qué falló en Tenerife Norte la tarde del séptimo domingo del 77? El informe pericial del accidente más grave que ha sufrido la aviación comercial reparte las culpas, pero en realidad existen factores minúsculos que engrandecen esa extraña teoría conspiratoria que viene a decir que si algo tiene que salir mal, prepárese para lo peor...

Uno de los nombres que no aparecen en la investigación de este siniestro es el de Marcelina Sánchez Amador, dependienta de la floristería en la que estalló el artefacto explosivo que obligó a cerrar temporalmente el aeropuerto de Gando el día en el que chocaron dos Boeing B-747 en Los Rodeos. Entre los siete heridos -debido a la rotura de cristales- también se encontraba el jefe del aeródromo grancanario, Pedro González.

James Earl "Jimmy" Carter, el trigésimo noveno presidente de los Estados Unidos, apenas acumulaba dos meses de mandato la tarde en la que un jumbo de la aerolínea Pan Am fue embestido en La Laguna por un avión de similares características propiedad de la KLM holandesa. Mucho antes de que los equipos de emergencias consiguieran controlar las llamas, el demócrata Carter ya había cruzado varios telegramas de pésame con la reina Juliana de Holanda -abdicó en 1980- y los reyes de España.

El Boeing 747-206 B de KLM, construido en 1971 y con casi 22.000 horas de vuelo, cubría una ruta entre Schiphol (Ámsterdam) y el aeropuerto de Gando con 234 pasajeros y 14 tripulantes. El Boeing 747-121 de P.A.A., por su parte, se fabricó en enero de 1970 y en sus partes de incidencias se registraron poco más de 23.000 horas de vuelo. Antes de ser desviado a Tenerife, cuando solo le faltaban 900 segundos para iniciar la maniobra de aterrizaje en Gando, cubría con 380 pasajeros y 16 tripulantes una travesía entre el aeropuerto John F. Kennedy (Nueva York) -realizó una escala técnica tras despegar de Los Ángeles- y Gran Canaria.

La presencia de los jumbos en Los Rodeos generó una curiosidad inusitada, ya que no era habitual que dos modelos aeronáuticos tan poderosos -el B-747 era el reclamo comercial más poderoso en 1977- coincidieran en Tenerife Norte.

El comandante Jacob Veldhuyzen van Zanten, con más de 33.000 horas de vuelo en su haber y señalado como uno de los pilotos estrella de KLM, tomó tierra en Tenerife Norte a las 13:38 horas y ordenó cargar 55.500 litros de combustible en los depósitos del "Río Rin" (KLM 4805). El B-747 estadounidense aterrizó en Los Rodeos a las 14:15 horas con el comandante Victor Grubbs al mando y decidió retrasar la maniobra de repostaje hasta su llegada a Gando, donde debían desembarcar los cruceristas que tenían previsto navegar por el mar Mediterráneo en el "Odisea Dorada". Robert Bragg era el copiloto del "Clipper Victor" (PAA 1736). Los dos sobrevivieron a un siniestro que causó 583 fallecidos y 61 heridos de distinta gravedad.

¿Qué sucedió durante las tres horas que coincidieron el B-747 de KLM y el B-747 de Pan Am en suelo tinerfeño? Van Zaten se puso en contacto con un jefe de operaciones de la aerolínea europea para que este conociera de primera mano que se encontraba en Tenerife Norte y no en Las Palmas.

El tejano Robert Bragg, por su parte, permaneció en cabina y volvió a consultar un mapa de Tenerife para atemperar una espera traicionera. "Durante el vuelo, antes de que nos desviaran, lo miré para ver la distancia que había con respecto a Gran Canaria", confesó a EL DÍA. "En ningún momento contactamos con los pilotos de la compañía KLM", aseguró.

Drama entre la niebla

Ocho horas antes de que Antonio Cubillo, líder del Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago (MPAIAC), reivindicara -a través del diario Informaciones- la colocación del artefacto explosivo en Gando, el drama ya sobrevolaba Los Rodeos. A las 17:06 la visibilidad en pista era inferior a los 100 metros. Ese fue el "ingrediente" natural que propició una catástrofe que se vio favorecida por un cúmulo de errores humanos en cadena.

un domingoinfernal

Un minuto. Ese fue el tiempo estimado que duró la evacuación de los 71 heridos, diez de los cuales fallecieron durante su estancia en el Hospital General y Clínico o en la Residencia Sanitaria. Ninguno de los ocupantes del Boeing de KLM vivió.

La investigación apunta a que el piloto de KLM despegó sin permiso, que existió una mala interpretación de una orden por parte de la tripulación del Pan Am y que hubo errores de comunicación con la torre, es decir, se repartieron las culpas.

Cinco mil kilos de espuma y alrededor de 500.000 litros de agua se usaron para sofocar un incendio que fue extinguido a las 03:30 horas del 28 de marzo. La KLM envió a 40 técnicos a Tenerife y Pan Am montó un equipo con 90 especialistas.

El hangar de Tenerife Norte se convirtió en una monumental morgue en la que se embalsamaron los cadáveres antes de ser trasladados a Holanda y Estados Unidos. Los restos no identificados se depositaron en una fosa en el cementerio de San Juan.