Lo diré sólo una vez. Los canarios no tenemos huevos. Nos los han cortado quienes nos conquistaron por la vía de las armas. Somos sumisos y estúpidos y tampoco tenemos lo que hay que tener para combatir las injusticias a las que el Estado español y el Gobierno de España nos tienen acostumbrados. Además, acotejamos al enemigo en casa. Yo soy un jubilado al que le quedan cuatro telediarios; y me voy a morir sin ver a mi tierra sacudirse del yugo y viendo cómo los godos de aquí, que son los peores, benefician a los godos de allá, en medio de un mar de aplausos. Yo protesto porque se le haya concedido el premio Canarias de Comunicación a , treinta años predicando españolismo mal redactado y con faltas de sintaxis desde un diario de derechas. Un periódico del que él contribuyó a echarme, por díscolo con la línea editorial y por defender a unas pobres prostitutas violadas en un cuartel del Ejército, aquí en Tenerife. En mi isla, no en la suya; porque él es de Villavicencio (Valladolid). El godo de aquí, Paulino Rivero, le ha concedido el Premio Canarias. Y no me digan otra vez -como en el concurso de las radios- que Paulino no fue el responsable, porque si él quiere no se nombra a una parte del jurado; y si no se designa a ese jurado, el godo Cabeza de Vaca no accede al Premio Canarias, que debería estar reservado a isleños distinguidos y a gente de fuera que haya favorecido con generosidad a las islas, no a navegados mediocres.

2.- Que concedan este premio a un periodista de medio pelo que ni siquiera se ha integrado aquí, y al que no conoce nadie, es un agravio para quienes, desde Canarias, se han pasado la vida defendiendo a esta tierra, arriesgando su dinero por esta tierra y a veces hasta su propia integridad física. Esto demuestra que los responsables del premio no tienen dignidad. Desde los miembros de un jurado cuya identidad ignoro, a quien designa a sus integrantes para consumar una injusticia. Yo no quiero que triunfe la endogamia. Ni me llamen xenófobo, porque no van por ahí los tiros. Yo me rebelo frente a un jurado sin puta idea de lo que vota y frente a un elegido que, en mi opinión, no merece el galardón. Sólo eso. Esto se llama derecho al pataleo.

3.- Y ahora que toda esa suerte de pelotas, entregados, mentecatos, culichichis y demás familia llamen a Cabeza de Vaca para felicitarlo; y que se feliciten a sí mismos por la brillantez intelectual del nombrado. Leche de machanga. Estas islas no levantarán cabeza -ni de Vaca ni de burro- mientras se produzcan decisiones de este jaez. Estamos en el culo del mundo, pero me temo que somos también el culo del mundo. Así que buenas noches y buena suerte, pedazo de imbéciles.

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