Antonio Castro, presidente del Parlamento de Canarias, propone una lucha contra el centralismo de Madrid. Lo adecuado sería decir que propone una lucha contra el dominio colonialista de Madrid, porque no somos una comunidad autónoma española. Somos una descarada colonia -lo hemos repetido en innumerables ocasiones- disfrazada por los españoles de autonomía para engañar a los incautos y también, y eso es lo más infame, para que los falsos nacionalistas de CC justifiquen la incomprensible dejación de sus obligaciones como tales. Obligaciones que no son otras, eso también lo hemos repetido hasta la saciedad, que exigir la independencia de su tierra.

No somos una comunidad autónoma por mucho que lo diga la Constitución española. Somos negritos de color blanco al servicio de Madrid. Si alguien duda de lo que decimos, que les pregunten a los españoles lo que sienten por los canarios. Sienten compasión de los negritos con los que están hablando. Nos tratan con deferencia, y hasta con delicadeza, por ser negritos. Porque, ¿quién se cree en España que Canarias forma parte del territorio español? ¿Quién puede pensar que un archipiélago situado a 1.400 kilómetros de sus costas, y en otro continente, es una región española? Lo que estamos a punto de ser es una provincia marroquí si antes no nos constituimos en una nación soberana con su estado. Caeremos en manos de Marruecos como caerán Ceuta y Melilla más pronto que tarde. Decir que formamos parte de España es una mentira cochina que no se cree nadie.

No queremos ser españoles ni marroquíes. Lo repetimos para que se enteren de una vez los que no quieren darse por enterados. Queremos ser canarios. Queremos tener la libertad de ostentar nuestra propia identidad para vivir con dignidad. Libertad, identidad y dignidad son tres bellas palabras que encierran nuestras más profundas aspiraciones. nhelamos tener una patria canaria con su correspondiente Estado. La patria española no nos sirve porque Canarias no es España. Ni el Teide es el pico más alto de España, ni la cueva del viento es el tubo volcánico más largo de Europa. La realidad -una realidad que sigue sin ver un periódico canarión del que pasaremos a ocuparnos ahora mismo- es que no hay mayor ciego que quien no quiere ver. Y son neciamente cortos de vista aquellos que no comprenden que la dominación española sobre Canarias tiene sus días contados.

EL DÍ siempre ha sido extremadamente respetuoso con las personas y con los medios. Hemos sido respetuosos con la gente en general. Eso no nos impide ser críticos con los políticos, porque es nuestra obligación actuar de forma crítica con quienes ejercen un cargo público. No transigimos con el delito ni con quienes bordean la ley, como lo tenemos harto demostrado en el caso del tatarita y de su pareja, así como con determinado periódico de Las Palmas al que jamás hemos citado, pese a lo cual los responsables de ese diario nos mencionan a nosotros repetidamente, sin el debido respeto que nos merecemos. De la misma forma, jamás nos hemos metido contra el propietario o los propietarios de ese periódico, ni con su comportamiento y "desventuras". En cambio, el editor de EL DÍ sufre frecuentemente ataques procedentes de medios de la tercera isla; una denominación que no les gusta que utilicemos, porque a ellos solo les vale "Gran" Canaria. Nos acusan de insularistas y de desunir el rchipiélago canario. ¿Y ellos qué son? ¿No dividieron ellos hace casi un siglo lo que era una sola provincia canaria? ¿No favorecen ellos con su españolismo, sustentado por el hecho de que los partidos estatistas tienen su sede regional en Las Palmas, la permanencia de España en nuestra tierra? ¿No han torpedeado desde Canaria cualquier intento liberalizador de nuestras Islas?

Insistimos: somos tan exquisitos en nuestros editoriales, que nunca citamos a quienes nos atacan. Ni siquiera damos referencias ni indicios -los jueces pueden procesar por indicios pero para condenar necesitan pruebas rotundas- para que puedan ser identificados. Sin embargo, también hemos de porfiar en que no recibimos el mismo trato. Hace unos días, uno de esos periódicos nos acusó de publicar una noticia falsa. Hemos puesto el asunto en mano de nuestros asesores legales. ¿Y cuál creen ustedes, apreciados lectores, que ha sido la reacción del diario que no mencionamos? menazarnos a su vez con ir a los tribunales. ¿Denunciarnos por qué? ¿Por decir la verdad y defender los intereses del pueblo canario? nte su gravísimo pecado, ante su gravísima acusación pública, opta ese periódico por hacer buena la antigua máxima de que la mejor defensa es un ataque. Qué torpes. Cometen otro delito con publicidad.

Es mentira que hayamos falseado una información. Esa es una acusación gravísima que puede traer serias consecuencias para su autor. No se van a salvar quienes están detrás de ella atacando a EL DÍ y a su editor de forma despiadada. Ya veremos en qué acaba esto, porque seguimos confiando en la Justicia aunque la Justicia no haya sido justa con esta Casa.

No sabemos si lo será en esta ocasión, pero mantenemos depositada nuestra confianza en la imparcialidad profesional de los jueces. Si no somos tratados equitativamente por la justicia que se imparte en Canarias, recurriremos a instancias superiores porque vamos a llegar hasta donde sea necesario. Lo que no podemos hacer, ni haremos, es quedarnos de brazos cruzados mientras se ataca a una persona digna como es José Rodríguez; alguien con más de 80 años de demostrada honestidad, hasta el punto de haber recibido numerosas distinciones, salvo aquellas que le ha negado el odio canarión. No hay mayor defensor de Canarias y de los derechos de los canarios que José Rodríguez a través de las páginas de EL DÍ.

Estamos convencidos de que la situación será muy diferente cuando estas Islas alcancen el estatus de nación soberana. El colonialismo no se prolongará mucho tiempo más. Después vendrá una etapa en la que poco a poco, pero con paso firme, volveremos a ser las islas afortunadas. Entonces habrá acabado el tiempo de los impostores, como lo es Paulino Rivero, y los medios que lo apoyan suicidamente. Si piensan que así van a sobrevivir, se equivocan. Están cayendo de lleno en la trampa del pan para hoy y el hambre para mañana. ¿Qué van a hacer cuando ya no esté Rivero? Inclusive sin necesidad de que desaparezca de la política el actual presidente del Gobierno regional, las cosas pueden cambiar mucho en cuanto las conveniencias de este tirano político sean otras.

Hablamos desde la experiencia, porque a EL DÍ le dio la espalda cuando José Rodríguez, un canario honesto que no quiere engañar a los lectores de su periódico, se negó a difundir un embuste de Rivero como lo es que Canarias tiene sus aguas territoriales porque se las ha dado Zapatero. Rivero, como a cualquier tirano político, no quiere a su lado a nadie que le diga la verdad. Solo le valen los adulones, ya sean de viva voz o en el amarillo papel de los periódicos en los que se imprime una mentira tras otra con tal de favorecer a este necio político.

Decíamos ayer y lo repetimos hoy que los movimientos independentistas ya se han puesto en marcha para sustituir a Coalición Canaria. Las mentiras terminan por descubrirse y esta formación política ha engañado repetidamente a los isleños. Por eso no creemos que salga nada positivo del congreso de los nacionalistas palmeros. Tan solo asistiremos a una serie de encendidas declaraciones patrióticas tan falsas como las anteriores, porque el día siguiente de clausurarse el cónclave seguiremos siendo una colonia infame y esquilmada. La solución está en la libertad; en la independencia. Todo lo demás, sobra por inoportuno y falso.