Lo primero de todo es formular una pregunta que considero imprescindible: ¿es acaso la libertad de expresión una patente de corso para, en un artículo de opinión, verter graves calumnias y enormes falsedades sobre un determinado país y sus instituciones? ¿Cómo alguien que no ha visitado ese país se permite opinar, y encima insultar? ¿Con qué derecho, y en base a que circunstancias?

Hecha esta pregunta, hoy quiero, por un lado, felicitar a un "colega" columnista habitual de esta Casa; y por otro, condenar enérgicamente las opiniones gratuitas y sin fundamento alguno de un articulista ocasional de E DÍA, miembro, creo, de la llamada Comunidad Canaria en ondres.

Me refiero, en primer lugar, al compatriota Jorge Dorta (Mencey Macro), que nos ha aleccionado con un magnífico artículo publicado el pasado martes, y cuyo título fue "as soluciones que yo pediría para 2013", y con cuyo texto me identifico plenamente, sin que ello sirva de precedente. Y Dorta sabe perfectamente por qué hago esta precisión. Asimismo, aprovecho la oportunidad para felicitar efusivamente al periodista de este diario Jorge Dávila, a quien no tengo el gusto de conocer, flamante Premio eoncio Rodríguez de Periodismo, fallado recientemente por este grupo de comunicación. A mí no me duelen prendas, ni tengo el menor inconveniente (pese a que no lo hagan conmigo) en reconocer los méritos de los demás, y en alabar el trabajo bien hecho; y además, reconocerlo públicamente, sin ninguna reticencia.

Y en segundo lugar, me refiero a un desafortunado y tendencioso artículo firmado por Jaime Morera (hermano de Álvaro Morera, lugarteniente que fue del fallecido Antonio Cubillo, q.e.p.d.), titulado "Canarias en peligro", publicado también el pasado martes; y donde se le ve el plumero al citado compatriota, a quien tuve la oportunidad de conocer en el bar de la Plaza Militar de Santa Cruz, presentado, precisamente, por su hermano Álvaro, un claro e inequívoco referente independentista.

El caso está meridianamente claro: como yo me vengo posicionando desde hace mucho tiempo a favor de Marruecos -país con el que estamos obligados a entendernos por insoslayable imperativo geográfico y a mantener unas buenas relaciones bilaterales de amistad y cooperación- diciendo públicamente que la cuestión del Sahara Occidental es un asunto interno de Marruecos, que considera al territorio sus provincias del Sur; está habiendo una ofensiva feroz por parte de los llamados "amigos del pueblo saharaui" en clara connivencia con el Frente Polisario (¡que campa a sus anchas en Canarias!) para contrarrestar así la evidencia y la verdadera realidad del país vecino, que cada semana traslado a la opinión pública canaria a través de mis artículos publicados en la sección "De Costa a Costa" de todos los sábados. Y, sobre todo, después de mi esclarecedor artículo del pasado sábado, "Derechos humanos en Marruecos", en el cual desmontaba el entramado propagandístico de Argelia y su marioneta el Polisario.

Recuérdese que tanto Antonio Cubillo en vida como sus correligionarios y adláteres son pro-Polisario y proargelinos. Y una de las grandes y fantasiosas elucubraciones de Cubillo era, precisamente, constituir una futurista e inconsistente "Confederación Canario-Sahariana", formada por la fantasmagorica RASD y un supuesto Estado canario; que obedecía, sin duda alguna, a la estrategia de Argelia, que defendía, primero, el MPAIAC, y después su pretendido "brazo político", el CNC (¡cosas de Cubillo!, impregnado de los movimientos de liberación africanos, no extrapolables a Canarias en el contexto actual).

Pero, ¿cuál es esa clara evidencia y realidad marroquí? Pues, sencillamente, que Marruecos es un país milenario, el primero que en 1777 reconoció la independencia de los Estados Unidos; que en la actualidad ostenta la presidencia anual del Consejo de Seguridad de la ONU, y una consolidada democracia que sustenta una monarquía parlamentaria, con un amplio espectro político representado en las Cámaras; con un rey absolutamente implicado en las reformas estructurales y de toda índole que necesita su pueblo, valedor de los derechos humanos y amante de la paz y la concordia, empeñado en la integración regional en aras de la consolidación de un Gran Magreb, al que Canarias no debe ser ajena bajo ningún concepto.

Es significativo, por otra parte, la perfecta simbiosis de la Monarquía alauita encarnada desde el rey Mohamed V, abuelo del actual monarca y padre de la independencia, su hijo, el rey Hassan II, padre de Mohamed VI, el actual rey, con los saharahuis, no solo del Suroeste del Sahara sino del Sur del país: desde Guelmim, conocida como la puerta del Sahara, hasta a Güera, pasando por El Aaiún, capital de la provincia del Sahara Occidental.

¿Por qué ha pasado de largo la "primavera árabe" por Marruecos?

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