"Un delicado equilibrio al borde del precipicio. Cualquier pequeña brisa nos puede tirar". La metáfora, cortesía de Antonio Rodríguez, jefe de gabinete del rector de la Universidad de La Laguna, describe el panorama al que se enfrentan las universidades canarias después de su infructuoso intento de amortiguar el recorte previsto en los presupuestos autonómicos para el próximo año.

Las demandas de los rectores -Eduardo Doménech (La Laguna) y José Regidor (Las Palmas)- no han surtido efecto. Los grupos de la oposición (PP y Nueva Canarias) han asumido sus enmiendas, pero no los que apoyan al Gobierno -CC y PSOE-, lo que condena sus aspiraciones al fracaso.

Y eso que socialistas y nacionalistas llegaron a negociar una enmienda que suavizaba el recorte al otorgar 265.000 euros más a la ULL y 235.000 a la ULPGC. La falta de conformidad de la Consejería de Educación -que alega que no hay margen para ello- ha frustrado esta modificación de las cuentas.

Los presupuestos de 2013 destinan casi 20 millones de euros menos para las universidades. Las partidas para infraestructuras desaparecen y la financiación básica, destinada a cubrir los gastos de funcionamiento, desciende un 5%. Este último aspecto es el que más preocupa a los dirigentes académicos, puesto que puede afectar a las plantillas de profesorado y personal de administración y servicios.

Por ello, el empeño de los rectores se ha centrado en minimizar en lo posible esta merma de recursos. En un primer momento anunciaron que el recorte no podía ser superior, en ningún caso, al 4%, después se conformaron con una caída del 4,5% y ahora han visto cómo el inicial 5% se mantiene inamovible.

Con estas cifras, las instituciones académicas parecen condenadas a vivir el próximo año bajo la permanente amenaza de los despidos. Aun así, la ULL se muestra relativamente optimista. "El gerente ha hecho sus cálculos considerando todos los escenarios, incluido el más perjudicial. Haremos un sobreesfuerzo de contención y ahorro. Podemos mantenernos, aunque con grandes dificultades e incertidumbres", apunta Antonio Rodríguez.

Las universidades dispondrán, para paliar la situación, de un recurso nuevo: los ingresos por tasas, que antes se quedaba el Ejecutivo. Sin embargo, la ULL aduce que tiene 1.000 alumnos menos y que, tras la resolución de las becas, puede perder otros 500.