Los trabajadores canarios son casi los menos felices del Estado. Solo los superan los aragoneses, aunque se encuentran prácticamente a la par. Y, lo que es casi peor, o más llamativo, hace un año encabezaban los indicadores de satisfacción laboral. Un hundimiento en toda regla que se explica con dos palabras: salarios e incertidumbre.

La encuesta que cada año publica la consultora de Recursos Humanos de origen suizo Adecco sobre felicidad en el trabajo revela un desplome del porcentaje de canarios satisfechos con sus condiciones de trabajo.

En 2011, casi el 87% de los encuestados se confesaban contentos. Un año después responden lo mismo el 71,6%. Una caída de quince puntos que se traduce en pasar de encabezar el ranquin de empleados españoles a hundirse en el penúltimo puesto.

La media estatal se sitúa en el 77,9%. En un momento de profunda recesión, obviamente, son mayoría los que se consideran felices. Al menos de tener un empleo.

Salario, salario y salario

¿Cuáles son las razones de este cambio en la satisfacción de los canarios en su trabajo?

Adecco señala en su informe que los que más valoran los asalariados de las Islas son la "realización personal", "un buen ambiente de trabajo" y "un empleo estable".

Sin embargo, a la hora de señalar las respuestas que la empresa considera más significativas en el Archipiélago por parte de los encuestados un par de conceptos se repiten como si fueran un mantra: "remuneración", "estabilidad", "mejorar el nivel adquisitivo", "menos presión", "mejor remuneración", "ganar más dinero", "valoración profesional y económica". Es decir, salarios e incertidumbre. O, lo que es lo mismo: la agudización de la crisis en Canarias.

Los navarros, en cabeza

Con una tasa de paro que no ha dejado de escalar hasta superar el 33% -tres puntos por encima de hace un año, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA)- y unos salarios que se encuentran a la cola del país -18.876 euros, según el Instituto Nacional de Estadística al cierre de 2011-, la fatiga parece haber hecho mella en los trabajadores del Archipiélago.

En una situación contraria se encuentran los navarros (el 88% es feliz con su trabajo) e, incomprensiblemente teniendo en cuenta los niveles de desempleo, murcianos (86,2%) y extremeños (85,4%).

A la cola, y por encima de los canarios, eso sí, se sitúan los trabajadores de Galicia (74,3%), Madrid (74,7%) y La Rioja (75%), muy cercanos a la media nacional.

De todos los empleados, ¿quiénes son los más felices? La respuesta puede parecer obvia, pero el estudio de Adecco no deja lugar a dudas: las personas pertenecientes a una clase social alta y con mayores ingresos en su hogar. Son felices el 84,3% de quienes ganan al mes más de 3.000 euros. Esta situación se desploma entre cuyos salarios son inferiores a 1.800 euros: en este caso se consideran satisfechos algo menos del 71%.

Se podría entender que, centrando la cuestión de la felicidad en profesiones concretas, veterinarios o médicos se encontraran en la parte alta del ranquin (100% en ambos casos) por lo vocacional que deben ser ambos trabajos.

Sin embargo, la felicidad es muy elevada también en profesiones muy golpeadas por la crisis: arquitectos (95,2%) y hasta periodistas, un trabajo en el que el porcentaje de felicidad supera un nada desdeñable 90%.

¿Quiénes deberían ser más felices?

El informe realizado por la empresa de recursos humanos Adecco no solo se refiere al nivel de felicidad de los trabajadores en sus empleos, sino también a aquellos a quienes los asalariados señalan como los profesionales que deberían estar más satisfechos con lo que hacen.

En opinión de los españoles, ser artista es lo que debería ser más gratificante para quienes se dedican a ello. En segundo lugar, consideran, deberían situarse los profesionales del deporte rey en este país: los futbolistas. En tercer lugar, los deportistas en general. En buena posición aparecen también los tenistas.

Curiosamente, los españoles tienen también una buena opinión sobre la felicidad que deben sentir los arqueólogos y los fotógrafos, que se sitúan en quinto y sexto lugar, respectivamente.

Pero hay una profesión que gana adeptos en el gusto de los españoles: en octavo lugar se colocan los funcionarios.