La histórica ermita de San Diego del Monte corre peligro de derrumbre, ya que han aparecido en sus paredes unas grietas que, según los técnicos del Cabildo Insular de Tenerife, es probable que obedezca a que la cimentación del edificio ha cedido debido a una pérdida de humedad del subsuelo.

Todo comenzó en el mes de agosto, cuando el párroco de la ermita detectó grietas en las paredes, cosa ilógica ya que la ermita fue restauarada en 2006, año en que dieron comienzo las obras, después de estar esperando los vecinos por dichos trabajos, para abrir de nuevo la iglesia al culto.

Vecinos de la zona consultados y expertos relacionados con la restauración y arquitectos no entienden qué ha pasado en la ermita cuando fue restaurada, ya que en el proyecto se contemplaba como primer paso la estabilización de la estructura del edificio. Lo lógico, según los arquitectos consultados, es que "en un edificio que data de 1615 lo primero que tenían que haber hecho es conocer el estado de su cimentación, ya que no es el primer caso en La Laguna de restauración de edificios que al terminar sus obras han amenazado con su desplome, como fue el caso del antiguo Mercado Municipal de La Laguna, en el que aparecieron grietas al llevar a cabo los trabajos de excavación del nuevo edificio de los Juzgados. Ello fue debido, también, a la mala cimentación y ceder la misma".

El Cabildo de Tenerife, según su director insular de Cultura y Patrimonio Histórico, Cristóbal de la Ros, lo que ha hecho es proceder a apuntalar la ermita tanto en su interior como en su exterior. Los fieles podrán seguir asistiendo a las misas pero dichos elementos de protección no se quitarán para garantizar la seguridad de los mismos.

Cristóbal de la Rosa ha dicho que todo apunta a que han cedido los cimientos y que los técnicos aún no tienen clara la causa que pone en peligro la construcción. Por ello, se ha optado por poner testigos en las grietas de las paredes para si se produce una mayor dilatación, cerrar la iglesia y ver qué medidas se adoptan.

En febrero de 2006 dieron comienzo los trabajos de restauración del Cabildo Insular de Tenerife, conjuntamente con el Ayuntamiento de La Laguna y el Obispado.

Las primeras obras se centraron, en aquel entonces, en la recuperación de la cubierta del templo, el arreglo de los muros de la sacristía y la mejora del entorno.

Lo que opinan los arquitectos consultados de no haber analizado la cimentación antes de comenzado la restauración de la ermita, está relacionado con lo que en 2006 dijo el entonces consejero de Cultura del Cabildo, Miguel Delgado, quien afirmó que el inmueble estaba en un estado de ruina y que sus obras se encontraba en el Plan Insular de Patrimonio Histórico.

Las obras eran de gran necesidad porque el interior de la ermita presentaba un estado muy lamentable, con una zona del coro que amenazaba ruina por haberse deteriorado debido al agua que entraba por la cubierta. La pared del Evangelio tenía una grieta de grandes dimensiones, por lo que las grietas aparecidas ahora no es nada nuevo ahora.

Casi 4 siglos de historia

En el año 1615, Juan de Ayala, que fundó el monasterio, dispuso que sus bienes y derechos fueran heredados por los franciscanos descalzos de San Diego. El convento sufrió, a lo largo de su historia, muchos problemas en forma de pleitos, litigios y clausuras. Su primer vicario fue el padre Gonzalo Temudo, quien, con doce religiosos, formó la comunidad monacal en 1648, aunque la construcción definitiva del edificio no tuvo lugar hasta 1672.

El espacio que ocupó el antiguo convento y las tierras que lo rodean es propiedad privada. La ermita pertenece a la Iglesia y fue objeto de ataques por parte de aquellos estudiantes que nunca comprendieron el componente romántico de la fuga de San Diego. La iglesia fue cerrada al público y, fruto del abandono y de la acción de los agentes naturales como la lluvia, se deterioró y luego fue restaurada.