UN DÍA DESCUBRIMOS quién es nuestro vecino. Y nos sorprende. Quién es ese señor discreto y educado. Porque Henri Gerhard Willem Pierson no fue uno más de tantos que encuentran en Tenerife un lugar para vivir. Conciudadano ejemplar. Hoy recordamos el primer aniversario de su muerte. Un pequeño homenaje a un hombre bueno, preocupado por los demás, que empleó talento, tiempo y generosidad para mejorar el mundo.

Aunque nació en Holanda, fue en Reino Unido donde Pierson desarrolló su trabajo profesional, en el sector de la ingeniería: diseños y patentes para la mejora de la calidad del agua, un gran innovador. Llegó a Icod de los Vinos con su esposa, Nancy, en 1985, para quedarse; piezas sólidas, importantes en la comunidad. Wim fue amigo de sus amigos, conversador nato, culto, de firmes convicciones. Epicúreo, afirman sus íntimos.

Su proyecto "Ojalá", el último de su inmensa labor altruista, en el departamento de Pediatría del Hospital Universitario de Canarias, transformó a Henri Pierson en "conseguidor de sueños" para los niños ingresados. Un vídeo o un ordenador o un payaso, o la decoración de las habitaciones; y escuchar sus desvelos y hacer realidad sus deseos. Como a la pequeña Lorena y su madre, para quienes organizó el viaje de esperanza a Lourdes, cuando le dejó de funcionar el tratamiento.

Se fue tranquilo, con la maleta hecha, satisfecho con su vida, jamás tentado por los laureles de la fama. No hubiera estado muy conforme con este reconocimiento público, necesario, sin embargo, por agradecimiento, para dar fe de quién fue, para preservar su recuerdo, para que perdure su ejemplo.