DE TIERRAS del eminente escritor Aleksandr Pushkin, de las fuentes y jardines de Petrodvorets o del artista plástico Fiodor Stepanovich Rokotov; de Shakhty, ciudad minera en la región de Rostov Oblast, cerca del río Grusheuka, de la Rusia de los zares, es nuestro protagonista que asoma hoy: Adolf P. Shvedchikov.

Eminente personalidad de las artes y las ciencias, es científico, poeta y traductor. Se graduó en la Universidad Estatal de Moscú. Fue decano del Instituto de Química y Física de la Academia Rusa de la Ciencia, en la capital de la República Soviética; jefe de Química en la Pulsatron Technology Corporation, en Los Ángeles, California.

Adolf P. Shvedchikov ha publicado numerosos estudios científicos e innumerables poemas en diferentes revistas especializadas en numerosos países del orbe, destacando, entre otros, su país natal, Estados Unidos, Brasil, Inglaterra, India, China, Corea, España, etc. Además, su lírica ha sido traducida a infinidad de idiomas.

Es miembro de la Sociedad Internacional de Poetas, del Congreso Mundial de Vates, de la Asociación Internacional de Escritores y Artistas, de la Asociación Literaria Italo-Australiana de Escritores, etc.

Adolf P. Shvedchikov es un excelente traductor de poesía inglesa. Cabe mencionar en este menester las siguientes traducciones: "150 sonetos ingleses de los siglos XVI al XIX" y "Sonetos de William Shakespeare". Traductor, además, de numerosos poetas modernos de Brasil, India, Italia, Grecia, Inglaterra, China, Japón y Norteamérica. Poeta internacional de mérito, Adolf P. Shvedchikov cuenta con las siguientes obras líricas: "El arco iris" y "Yo soy un eterno hijo de la primavera".

De poemas cortos, asimétricos, en su verso enfatiza acerca de la cotidianidad que le lacera. Resalta sentimientos que lastran al hombre con verdadera pulcritud. Romántico, nostálgico, sincero, extrovertido, su vida gira en torno al positivismo y el saber valorar lo que nos descubre y nos ofrece cada día.

Para concluir mi modesto esbozo sobre este brillante poeta ruso que es Adolf P. Shvedchikov, hacerlo con una de sus joyas líricas, con su poema "Digámonos adiós". Dice: "Digámonos adiós / antes de callarnos. / No nos pongamos tristes / al recordar todas nuestras penas. / Sentémonos / antes del largo viaje. / Mirémonos a los ojos / para contemplar en ellos una profunda tristeza. / Cortemos todos los vínculos / de nuestra relación pasada, / dejando que brille el sol... / Sentémonos. / Viajaremos juntos / a los confines de lo desconocido / llorando en silencio, / nuestros sentimientos más íntimos... / Digámonos adiós / con nostalgia de nuestra vida pasada. / Nunca volveremos. / Sentémonos".