Algunos de los pasajeros del vuelo de Ryanair que esta mañana sufrió una despresurización de la cabina poco tiempo después de despegar desde Madrid han manifestado a su llegada a Gran Canaria que había "un olor a quemado evidente" y que no fueron informados en ningún momento de lo sucedido por parte de la compañía.

"Ha habido mucha gente a la que han tenido que atender, porque les han sangrado los oídos, y no nos han dado ninguna explicación. Más de veinte personas se han quedado en Madrid, por miedo y porque las han tenido que atender", ha señalado a los periodistas una de los pasajeras, Lucía, que ha rehusado revelar su apellido.

Otro de los viajeros ha dicho que "todo ocurrió a la media hora o 40 minutos de haber despegado de Madrid".

"Había un olor a quemado que no sabíamos de dónde procedía. Después, al aterrizar, dentro del avión han atendido a algún pasajero. No nos han dado explicaciones", ha señalado este pasajero en la puerta de llegadas del aeropuerto de Gran Canaria.

Por su parte, Gonzalo Álamo ha manifestado que la tripulación estuvo quince minutos sin decirles nada, en "un momento de pánico".

"En el mismo avión no me hubiera montado, pero hemos visto la matrícula del nuevo aparato y por eso me he subido", ha explicado.

Otro viajero, Juan Manuel López, ha relatado que "todo el mundo iba muy asustado, incluso una chica ha empezado a despedirse de su familia desde el teléfono móvil".

"En Madrid no había nadie esperándonos y hemos tenido que ir a la oficina de Ryanair para informarnos. Durante un rato nos han dicho que igual volvíamos en el mismo avión, lo cual no ha sentado nada bien, pero al final ha sido uno distinto", ha añadido.

José Luis, otro de los pasajeros, ha declarado que "la desatención ha sido total" y que incluso la información a bordo se dio en inglés, cuando la mayoría de los presentes eran españoles.

"Al final sí nos terminaron hablando en español para decirnos que regresábamos a Madrid", ha reconocido.

"Viajo mucho con Ryanair, y el vuelo ya iba mal desde el principio, noté algo extraño, porque el avión no subía, no cogía altura después de quince minutos, cuando de repente sonó un ruido muy fuerte y cayeron las mascarillas de oxígeno. En ese momento estás nervioso y no sabes si te llega el oxígeno, aunque el aire no nos faltó en ningún momento", ha explicado.

Este pasajero asegura que cuando, descendieron del avión en Barajas, vio "una UVI móvil y personas apoyadas en la parte trasera del avión, posiblemente para atender a alguna persona".

Por su parte, Jorge Jerez ha explicado que "la gente empezó a sufrir dolores de oído. El vuelo empezó a perder altura, había un olor a quemado evidente. Fue una situación de riesgo importante".

"Algunos pasajeros dicen que al bajar vieron al comandante con la cara descompuesta, imagino que por el estrés de intentar salvar el aparato. La compañía no nos ha dado ni un vaso de agua, como a los enemigos: sólo un escrito en inglés al llegar a Gran Canaria en el que se disculpan por el retraso", ha añadido.