NOS CONOCIMOS en febrero de 1976 siendo yo juez en prácticas como alumno de la Escuela Judicial. Entonces, el PSOE había formado grupos de estudio y debates sobre todos los temas con relevancia política. Unos pocos jueces y fiscales que pertenecíamos a la todavía clandestina Justicia Democrática y algunos jóvenes abogados socialistas nos reuníamos con Gregorio Peces-Barba, que presidía dicho grupo, para debatir los temas de justicia. Pronto surgió entre nosotros una cierta complicidad que devino en profunda amistad, debido a nuestro común origen de cristianos de base. Ya por esa época el Partido Comunista, según me ha explicado recientemente Santiago Carrillo, se había introducido en el cristianismo progresista, del que surgieron los famosos curas obreros -entre los que destacaron los jesuitas Llanos, García Salve y Díez Alegría- y el movimiento Cristianos por el Socialismo, que en 1973 había creado Alfonso Carlos Comín, militante del PSUC.

En las Navidades de 1974, un grupo de militantes de las Hermandades Obreras de Acción Católica (HOAC), recién celebrado el congreso socialista de Suresnes, en octubre de ese año, tuvimos una reunión con Felipe González, entonces aún "Isidoro", para comunicarle nuestra intención de ingresar en el PSOE. Nos reconoció que todavía prevalecía en el socialismo histórico un sectarismo excluyente de los cristianos que nos sentíamos profundamente socialistas, y que el PCE se había inteligentemente adelantado en integrarles en dicho partido. Gregorio Peces Barba, a quien ya entonces se le calificaba de "vaticanista", como ha recordado recientemente Jerónimo Saavedra, fue el precursor del ingreso de los cristianos de base en el PSOE, que hoy forman en el seno del partido la corriente inorgánica Cristianos Socialistas.

Reanudé mis fraternales relaciones con Gregorio en el verano de 1981 al ser destinado como magistrado-juez del Juzgado Central de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional. Me alentó en mi difícil y delicado trabajo en dicho Juzgado, competente en materia de terrorismo, y medió eficazmente en mis relaciones con el Ministerio del Interior de la UCD y con el abogado vasco J. M. Bandrés, artífice de la disolución de los Poli-Milis y de la formación de Euskadiko Ezkerra, que en 1993 se fusionó con el PSE-PSOE.

De nuevo, en mi etapa como fiscal general del Estado, recuperé mis relaciones con Gregorio como rector de la Universidad Carlos III. Me invitó a su discurso de ingreso, con el título "Ética pública y Derecho", en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, pronunciado en la sesión de 19 de abril de 1993, que le contestó Fraga Iribarne, con el que mantuvo siempre una gran amistad pese a sus diferencias políticas. Conservo como una joya un ejemplar de su discurso, que me dedicó con una frase muy afectuosa y que comenzó con una cita de Tocqueville muy significativa: "...Nada es más fecundo en maravillas que el arte de ser libre, pero no hay nada más duro que el aprendizaje de la libertad, que nace de ordinario en medio de tormentas y se establece penosamente entre las discordias civiles, y solamente cuando es vieja se pueden conocer sus beneficios".

En esa época conocí al padre de Gregorio Peces-Barba, con el que mantuve hasta su muerte una fecunda relación si cabe más intensa que la que tuve con su hijo. Gregorio padre, entonces consejero permanente de Estado, que había sido condenado a muerte y peregrinado durante la contienda fraticida por las cárceles franquistas, me apadrinó en mi toma de posesión como consejero nato de Estado. Mantuvimos una tertulia semanal, a la que asistían el senador socialista José Prats y el teólogo progresista Miret Magdalena, que enriqueció extraordinariamente mi formación intelectual.

Alfonso Guerra, que pronto se percató de la importancia de unir el humanismo cristiano con el humanismo socialista, objeto del magnífico libro de don Fernando de los Ríos "El sentido humanista del socialismo", ha sido el valedor de los cristianos socialistas. En el discurso fúnebre que pronunció en el cementerio de Colmenarejo durante el sepelio de Gregorio, que comparto plenamente, invocó las palabras que Jesucristo dijo a sus apóstoles: "No veneréis el dinero, rebelaos contra los fariseos y las injusticias".

la fundación Juan Negrín