DOS POTENTES reflexiones. La primera sobre el nacionalismo, en contra. La segunda sobre la emigración, a favor. Tan a favor que propongo que sea obligatoria. Y no solo aplaudo al que viene, que también, sino al que se va, que aportará su entusiasmo allá donde el destino le lleve. Al nacionalismo no le gusta la emigración. Los que vienen, que saben lo que hay por ahí, son una amenaza al "statu quo", y los que marchan escapan de sus dominios. Incomestible propaganda oficial del "yo me quedo". Pero no haga caso, rebélese, que viajar y abrir los ojos cura hasta al nacionalista más radical. Y cuanto más lo pienso, más agradecido de la tenacidad del emigrante: qué sería de Canarias sin aquellos que encontraron al llegar la inspiración para sus negocios, empezaron una nueva vida y liberaron a tanto medianero de su condena.

El nuevo REF -que inicia trámite parlamentario- pretende incentivar la contratación de residentes en la licitación pública, residentes en la UE o en España o en Canarias o en cada una de las islas, quizás en cada municipio o en cada barrio. Otro paso atrás de CC; el proteccionismo lo carga el diablo. "Porque somos de aquí", vaya mérito. Y me atrevo con el ejemplo de nuestra tricentenaria universidad -tan poco influyente y nada contemporánea-, que agoniza hemofílica tras décadas de ingerir su propia savia. La sociedad también necesita oxígeno, otras formas de pensar, valentía, imaginación, otra visión de futuro.

Podríamos fomentar lo contrario: que vengan muchos, cuantos más mejor, y no solo a trabajar, sino a vivir y a invertir; ¿no nos dedicamos a eso? Tenemos experiencia. Con suerte aparece alguno de los que tiran del pelotón. No sé, señor Rivero, si usted ha visto demarrar a alguien motivado por una subvención o por la promesa (que no podrá cumplir) de un puesto de trabajo, los fundamentos de "sopaboba" de su política ultraperiférica. Faltaría analizar a quién beneficia, si es que beneficia a alguien, o nos hace a todos más pobres, lelos y pobres.

E insisto en la idea de emigrar, emigrar del terruño patrio a donde sea, créame, por unos años o por una vida. Debemos alentar a los más jóvenes a estudiar fuera, a conocer otras culturas y a no conformarse. Empujarlos a participar en este mundo globalizado que les ha tocado vivir: en esta era tecnológica, las personas y sus emociones cobran mayor importancia.

Ah, importante, no confundir nacionalismo con independentismo, que son cosas distintas. El nacionalista necesita formar parte de un todo para conseguir favores con el argumento y el chantaje de su "hecho diferencial" ligado al territorio; tremendo. El que persigue la independencia, estemos o no de acuerdo, solo anhela ser libre. Ser libres, otra conclusión interesante.

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