Insistimos, porque forma parte de nuestro compromiso con los lectores decir abiertamente lo que pensamos, en la necesidad de que el congreso nacional de Coalición Canaria expulse a Paulino Rivero y a su esposa Ángela Mena. Esta debe ser una decisión sin vuelta atrás. En estos momentos especialmente delicados debido a la crisis económica -una crisis ahondada en las Islas por la existencia de un gobernante políticamente necio- es imprescindible luchar decididamente contra el nepotismo y el despotismo. Y no hay mayor nepotismo político que el impuesto por Rivero y su esposa, no solo dentro del partido sino también en ámbitos que trascienden lo que concierne en exclusiva a esta formación política. Hace unos días publicábamos en primera página que Paulino Rivero ha contratado como secretaria a una persona de la Agrupación Herreña Independiente, a pesar de que los recortes económicos obligan a despedir a profesores, médicos y personal sanitario en general, entre otros profesionales muy necesarios. Lo que no se recorta es la Policía autonómica (innecesaria en estos momentos; ya tendremos nuestras fuerzas de orden público e incluso, si fuese necesario, nuestras fuerzas armadas cuando alcancemos la independencia), ni la flota de lujosos coches oficiales. ¿Cómo es posible que Paulino Rivero y otros caraduras políticos se sigan atreviendo a ir a los actos en lujosos vehículos pagados por un pueblo hambriento que los mira atónito desde las aceras? ¿Es que no tienen sentimientos? ¿Es que puede haber alguien en CC, salvo que sea de la cuerda de Rivero, capaz de quedarse tan tranquilo en el congreso mientras lo ven entrar en el cónclave haciéndose el importante?

Paulino Rivero y su esposa, la goda política Ángela Mena, no ocupan sus cargos públicos para beneficiar a los isleños, sino para favorecer políticamente a sus allegados. Eso es un desprecio al pueblo y un desafío a la paciencia de los canarios que, pese a tener fama de aplatanados, también tienen un límite. No sabemos -esperamos y deseamos que no sea así- si cruzada esa línea roja se producirá un violento alzamiento popular semejante a los que hemos visto en los dos últimos años en los países del Norte de África y Oriente Próximo. Lo repetimos: Paulino Rivero y Ángela Mena están provocando al pueblo de forma irresponsable y hasta temeraria. La actitud de esta pareja rumana, también eso lo reiteramos, es de puro nepotismo y despotismo. Decimos pareja rumana en comparación con un matrimonio de la antigua Europa del este, liquidada por el pueblo tras un juicio sumarísimo debido precisamente a su despotismo. Es algo que reprobamos, pues estamos en contra de cualquier forma de violencia. Sin embargo, insistimos en que la paciencia tiene un límite y no hay ira más grande que la de las masas enardecidas por las reiteradas injusticias.

Al margen de su despotismo y nepotismo político, Paulino Rivero sigue haciendo el ridículo como gobernante. La prueba está en el nuevo varapalo recibido por el Tribunal Supremo español a cuenta de las prospecciones. En vez de pedir la independencia para que sean los isleños, y no los españoles, quienes decidan sobre lo que nos conviene, corre Paulino Rivero a pedirle ayuda a Europa. ¿Qué tenemos que ver nosotros con Europa, si ni siquiera estamos en el continente europeo? Estamos en África, aunque nuestra cultura sea europea. ¿Por qué un africano, un zulú, un jefe zulú africano tiene que ir a Europa a que le resuelvan algo? ¿Por qué no exige la soberanía de una vez para que los isleños seamos dueños de nuestros recursos? ¿Es que a este bruto político le gusta eso de ser ultraperiférico? ¿Por qué coño tenemos que ser europeos ultraperiféricos, o españoles colonizados, en vez de ciudadanos de nuestra propia nación? ¿Es que los norteamericanos son ultraperiféricos de Europa? Tonterías porque solo con la independencia alcanzaremos la justicia social y económica, elementos imprescindibles para que el pueblo isleño no pase hambre.

Acabamos este comentario con otra noticia recogida también en nuestra primera página de ayer: el parque Viera y Clavijo se ha convertido en un campamento okupa. "En meros colchones sobre el suelo o en el antiguo colegio de Las Asuncionistas, los okupas del parque Viera y Clavijo no solo no se han ido, sino que parecen estar cada vez más asentados", decíamos textualmente. "Ropa tendida, un almanaque y un trozo de espejo son una muestra de la estabilidad que han alcanzado los que residen en la zona, que se dividen, además, entre varios espacios, como si de una zona residencial se tratara".

Esto pasa porque Santa Cruz no tiene alcalde. Y Santa Cruz no tiene alcalde debido a un pacto con los socialistas forzado por Paulino Rivero para mantenerse en el poder. ¿Hasta cuándo mantendrá CC a este mago político?