Las estrecheces de la mayoría de las empresas, ahogadas en la gestión de su día a día, pueden aparcar el giro económico que las instituciones y el propio sector privado creen necesario en Canarias. La inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), clave según los expertos para apuntalar la competitividad de la economía isleña ante futuras crisis, amenaza con un recorte importante por la bajada de los fondos públicos, que aún ejercen de motor indispensable de la misma.

Hace unas semanas, la consejera autonómica de Empleo, Industria y Comercio, Margarita Ramos, recordó en el Parlamento de Canarias por qué es vital seguir invirtiendo en I+D+i: "Ayuda a conseguir una economía internacionalmente dinámica y competitiva, capaz de favorecer un crecimiento dotado de cohesión social, duradero y creador de empleo". En esa comparecencia, Ramos asumió el reto de "establecer modelos de transferencia de conocimiento investigador a las empresas".

No será fácil en el actual contexto presupuestario. El principal órgano promotor de esa materia del Gobierno autónomo, la Agencia Canaria de Innovación, Investigación y Sociedad de la Información (Aciisi), experimenta este año una aminoración del 22%, hasta los 85,2 millones de euros. A escala nacional, el presupuesto para I+D baja en 2.000 millones, más de un 25%, hasta los 5.633 millones.

Y el efecto tractor de las administraciones sigue siendo vital en este terreno en las Islas, al contrario de lo que ocurre en el conjunto del país y en la mayoría de las autonomías -a excepción también de Baleares y Extremadura-. En 2010, último año del que se han publicado datos oficiales por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE), las empresas canarias destinaron a I+D 50,9 millones, un 28,5% menos que la Administración (82,7) y un 58,1% menos que las universidades (121,3).

En total, sobre el Producto Interior Bruto (PIB) regional, los 255,4 millones invertidos en ese tipo de partidas en el ejercicio de referencia equivalen al 0,62%, porcentaje solo superior al de Baleares (0,41%).

En otra estadística, el INE señala que los recursos destinados a innovación tecnológica sumaron en el mismo año 136,6 millones de euros, con un crecimiento acumulado del 19,9% durante el trienio 2008-2010. Pero en ese periodo, en plena crisis, el número de empresas "tecnológicamente innovadoras" pasó de las 1.323 de 2008 a las 1.008 de 2010.

Procesos con valor

Empresarios y expertos, en sintonía con la Administración, reconocen que es peligroso descuidar las inversiones en I+D+i, por difícil que sea el escenario económico.

"Queremos apostar por la economía del conocimiento", remarca el director de Innovación del Instituto Tecnológico de Canarias, Antonio López Gulías, que resume qué es innovar: "Adoptar cualquier cambio que esté basado en el conocimiento y que genere valor a la empresa. Y no tiene por qué darse en el ámbito tecnológico. Puede ser social. La innovación afecta a toda la estructura de la empresa: desde su gestión hasta el desarrollo y la comercialización de productos".

Ello implica dejar a un lado visiones cortoplacistas, remarca el jefe del gabinete técnico de CCOO-Canarias, José Miguel González: "Hay dos estrategias diferenciadas: una a corto plazo, centrada en solucionar lo urgente, como el mantenimiento del empleo, la financiación, la estructura empresarial, las ventas, el stock, etcétera; y otra, muy necesaria, que se mueve en los parámetros de la innovación, la investigación y el conocimiento. Con la segunda consigues volverte menos vulnerable y dependiente para, ante la próxima crisis que sobrevenga, atenuar la afectación a tu estructura, ya sea empresarial o social".

Las empresas, hoy por hoy, "van a lo urgente porque ven que la Administración también lo hace", señala González en referencia a los ajustes presupuestarios de los que no escapa la I+D+i. Y advierte de que "la tendencia va en la dirección contraria a la recomendada. Dentro de 15 años, en otra crisis, podríamos preguntarnos por qué no reforzamos nuestra estructura de conocimiento".

Es lo que ocurrió, argumenta, cuando se dio prioridad en los años 90 a la expansión inmobiliaria como gran nicho de empleo. Esto atrajo a muchos jóvenes que abandonaron los estudios y que ahora están en paro y sin posibilidades de recolocación. "El Gobierno canario -dice González- no puede solucionar nada a corto plazo cambiando el modelo de desarrollo a más formación, pero tampoco puede no hacer caso a eso porque sus resultados queden lejos".

Si hay una actividad económica cuya rentabilidad esté anclada en el largo plazo es la industria. El presidente de la comisión de este sector en la Cámara de Comercio de la provincia tinerfeña, Ramón Villalba, pone en valor que las industrias más intensivas en I+D, sobre todo las agroalimentarias -segmento en el que Canarias es especialmente fuerte-, mantienen unos niveles de inversión "aceptables" pese a la crisis. "Siguen apostando porque en ello les va su continuidad y su futuro", realza.

Al mismo tiempo, eso sí, buena parte de las industrias de menor tamaño, que son mayoría en el Archipiélago, "se han visto muy afectadas y su gasto se ha reducido significativamente". Ha sido así a pesar de los esfuerzos económicos que algunas están haciendo para reconvertirse -como las que están ligadas a la construcción- y encontrar nichos alternativos de negocio. "Hay apuestas -dice Villalba- serias en ese sentido y hasta se gasta más que en otras épocas. Tal vez en otro momento no se arriesgaba tanto porque se contaba con mercados cómodos y maduros".

También hace hincapié en que la falta de financiación externa, que "está prácticamente imposible", frena las inversiones innovadoras. "La escasez de recursos impacta en las cifras globales de gasto, es determinante", indica.

Malos antecedentes

De la misma forma, la baja intensidad en I+D+i en las Islas está en relación con la baja relevancia de la industria en el PIB autonómico en comparación con otras comunidades. Lo ve así el también expresidente de la Asociación Industrial de Canarias, que además apunta al exceso de inversión en actividades inmobiliarias en el último ciclo expansivo de la economía isleña. "Quizás fue la forma más fácil de ganar dinero y encontrar una rentabilidad inmediata a las inversiones, pero no se hizo el esfuerzo en sectores industriales o con un componente tecnológico. Si Canarias de verdad quiere diversificar su economía no va a quedar más remedio que recuperar ese tipo de inversiones de forma urgente", subraya Villalba.

El director del Área de Innovación de la Fundación Empresa Universidad de La Laguna (Feull), Víctor Díaz Armas, incide igualmente en que "en las Islas, en general, no se ha invertido en que las empresas avancen en I+D. Casi todas están pensando en vender productos y solo muy pocas han planteado ciertos progresos y pueden llegar a destacar por innovadoras. Eso se debe a que no se ha evolucionado en el plano comercial y no se ve la innovación como una apuesta necesaria para permanecer en el mercado. Se vigila más el mantenimiento de la empresa día a día, a corto plazo", expone el también profesor del Departamento de Economía y Dirección de Empresas de la ULL.

En este sentido, advierte de que el componente innovador es, en medio de la actual crisis, vital para sobrevivir en un mercado en el que la expulsión "se produce a una velocidad mayor".

Como González y Villalba, Díaz Armas considera que es vital que los recortes presupuestarios no cercenen las políticas públicas de I+D+i: "El problema es que los ajustes se están haciendo de forma transversal. Hay que tener sensibilidad e invertir en aquellas cosas que sabemos que pueden ayudar a que las empresas innoven".

Lo más inmediato y común es que las pymes, mayoría en el Archipiélago, den ese paso a través de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). El presidente de la patronal Fecatic, Alberto Villalobos, dice que, en un contexto de destrucción de empresas y bajada de los ingresos, la demanda de este tipo de servicios y equipamiento ha caído un 50%. En términos de facturación de quienes los proveen, el retroceso está entre el 30% y el 40%.

Este bajón del mercado de las TIC, claves en la diversificación económica de Canarias, conlleva riesgos, señala Villalobos, para quien impulsar la I+D "es la única vía para estar bien posicionados en el mercado y sobrevivir. Hay que ser conscientes de que es una inversión rentable y, cuando hay dinero, afrontarla en previsión de un nuevo ciclo bajo".

El titular de la comisión de Nuevas Tecnologías de la Cámara de Comercio, Per Thomsen, sigue la misma línea argumental: "Ahora la inversión en I+D es lo menos mirado, pero las empresas que quieren incorporar activos a su actividad tienen que actuar a medio plazo. Solo así se podrá ver luz al final del túnel".

Thomsen, especialista en informática de sistemas, hace hincapié en cómo las empresas han reducido su personal técnico en pro de la subcontratación, pero aún así las firmas tecnológicas han sufrido las consecuencias de un descenso generalizado de las necesidades privadas de equipamiento e infraestructura informática.

Por ello, la Cámara trabaja para que, si no es posible acometer grandes inversiones, al menos las empresas mejoren servidores, conexiones a internet, amplíen sus utilidades, etcétera, todo con vistas a apuntalar su competitividad.