"No he actuado nunca en Santa Cruz, pero conozco bien la isla, a la que he vuelto varias veces desde que estuve por primera vez hace ya veintiocho años. Nunca olvidaré lo bien que me trató la gente de Tenerife en aquel Carnaval de 2007 (la famosa gala de Amargo) cuando entendieron que presentara el espectáculo hasta el final". Lo asegura Bibiana Fernández (Tánger, 1954) que invita a acudir este fin de semana al teatro Guimerá para "divertirse y pasarlo bien" en la obra "La gran depresión". Ella y su compañera de reparto, Loles León, ofrecerán cuatro funciones del montaje: el viernes, a las 20:30 horas, el sábado en un doble pase, a las 18:30 y 21:30, y el domingo, desde las siete de la tarde.

¿Cómo es el argumento de "La gran depresión"?

Nunca pensé que una función con ese título me diera tanta alegría. La gente se lo pasa bien y es un trabajo que ayuda a aliviar durante un rato los problemas. Cuenta la vida de dos mujeres cincuentonas, Marta, mi personaje, y Manuela, el de Loles, con personalidades antagónicas que se conocen desde los ochenta, pero llevan muchos años separadas. Marta es una vividora que ha sacado provecho económico de los hombres, mientras la otra se ha quedado un poco en fuera de juego. Se reencuentran en una circunstancia trágica porque una llama a la otra. Vuelven a estar juntas pero no olvidan esos ocho años de "destierro" de la amistad. Hay mucho humor, diversión y números musicales como un recurso para alargar los diálogos. Pero también queda un poso de ternura. La gira ha sido una grata experiencia en la que incluso nos reciben con aplausos antes de decir nada como si fuéramos los Rolling Stones.

¿Y Marta, su personaje?

Pues tiene un gran talento en lo que es la vida y ha sabido hacérselo para que los hombres la mantengan. Con Manuela vivirá el reencuentro con su eterna amiga-enemiga. Las dos revisarán sus vidas y sus fracasos a través de un diálogo mordaz y divertido en el que irán alternando roles de víctima y verdugo. Además, la llamada de la que hablé antes oculta otras intenciones. Lo mejor es que vayan a ver la función.

¿Qué tal con Loles León?

Somos amigas, como las protagonistas de la obra, desde los años 80. Una publicidad previa de esta función decía: "Vayan a verla antes de que se maten". Pero no es para tanto porque nos llevamos muy bien con las grandes diferencias que hay entre nosotras. A ella le gusta el calor y a mí el frío; ella no se levanta nunca temprano y yo sí porque estoy acostumbrada por el trabajo en el programa de Ana Rosa en Telecinco. Cuando llega la noche yo quiero dormir y ella empieza. Yo no ceno y ella quiere comer siempre. Ha habido momentos tensos porque a veces hay como dos miradas, pero eso enriquece y al final nos reímos. Habíamos hecho alguna cosa juntas en televisión, pero nunca coincidimos en el teatro. El recibimiento cálido del público refleja la empatía que existe con nosotras.

El montaje tienen un título premonitorio y muy actual.

Sí, la función es divertida pero la realidad muy triste. Una no puede cambiar la vida de los demás, pero sí ayudar un poco porque el teatro es un antídoto en este tiempo tan duro como un buen libro o dos cervezas con los amigos. Ese rato te deja un buen sabor de boca y sales con ganas de seguir adelante.

¿Qué le diría al público tinerfeño para que acuda a ver la función?

Es la primera vez que voy a actuar en el teatro Guimerá, pero la isla la conozco bien y he vuelto en varias ocasiones desde que estuve por primera vez hace veintiocho años. Además, tengo amigos en el Puerto de la Cruz y les digo que se van a divertir. Nunca olvidaré lo bien que me trataron en un momento muy delicado, el de la gala del Carnaval de 2007 (la de Amargo) en la que tuve que salvar una situación muy complicada y lo supieron entender.

Los actuales no parecen buenos tiempos para la cultura.

No hay apoyos de unas instituciones que no subvencionan al cine cuando hay tantos puestos de trabajo detrás. Es un sector económico y quiero recordar que no solo los directores importantes de los sesenta contribuyeron a la historia de este país sino también películas como las de Pajares o Esteso, que hacían un relato de aquella sociedad. Cultura es todo lo que nos recuerda lo que fuimos para llegar a hoy. Pero si ya se recorta en Educación, apaga y vámonos. De todas maneras, soy optimista porque este es un país maduro y saldremos adelante.

Hace tiempo que no se la ve en una serie de televisión. ¿Por qué?

Colaboro a diario con Ana Rosa, pero es cierto que no participo hace tiempo en series. Existe un proyecto para llevar la continuación de las vidas de Marta y Manuela a la televisión. Serían capítulos de veinticinco minutos y de momento está en una productora porque la crisis lo ha parado todo. Del cine no me llaman, pero no me quejo, nunca he tenido una vida fácil. Trabajo desde los 18 años y he hecho de todo: vendí lotería, fregué platos y cambié las camas en el hotel Santa Catalina de Las Palmas sin ir más lejos. No me asusta nada. Hace cinco años que no hacía teatro y he encontrado de nuevo una vía, un camino en el que eres dueña de tu destino. La gente no lo sabe, pero si hay un accidente se improvisa y se incorpora.

Le gusta el deporte y ha comentado fútbol en la radio. ¿Cómo ha visto la Liga este año?

Soy madridista hasta la médula, pero no fanática. Reconozco todo lo bueno que Guardiola y el Barcelona han aportado al fútbol. He estado cuatro temporadas en Onda Cero y me han propuesto comentar la Eurocopa. A ver si tengo tiempo. Me ha alegrado ganar la Liga y también que el Atlético se llevara la Europa League. Me dolió, sin embargo, por el Athletic de Bilbao, al que le tengo simpatía como al Betis, otro histórico. Ahora vienen los Juegos Olímpicos y me los pienso "devorar", porque me gustan todos los deportes.

También sale menos que antes en el papel cuché.

Cuando no tienes relaciones como es mi caso ya no le interesas a la prensa del corazón. La dinámica es que te cases, que te separes o que pilles y como yo no pillo, salvo que me pille un camión, pues... Tampoco tengo tiempo de salir de noche por el trabajo. O trabajo o me voy de cachondeo. Lo hago si algún amigo me lo pide e interesa que vaya para atraer gente pero no me prodigo mucho. Ya llevo cuarenta años de taconeo, como el régimen de Fidel Castro, y no puedo más con los tacones.