El director del área de Ciencias Cardiovasculares del Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra, Javier Díez, ha afirmado que el riesgo que conlleva la hipertensión arterial, incluso tratada, es "inaceptablemente elevado" y exige un replanteamiento.

"La hipertensión arterial constituye la principal amenaza sanitaria en términos de morbilidad, mortalidad y coste sanitario a la que se enfrenta nuestra sociedad", asegura en un comunicado este especialista que hoy recibe en Londres el Premio Peter Sleight otorgado por la European Society of Hypertension.

Miembro también de la Red de Investigación Cardiovascular del Instituto de Salud Carlos III, Díez sostiene que a pesar de los avances en el diagnóstico y su tratamiento, "el riesgo al que están expuestos lo pacientes hipertensos, incluso los tratados, de sufrir un evento cardiovascular isquémico agudo o de desarrollar un deterioro crónico y progresivo de la función del corazón, del riñón o del cerebro es inaceptablemente elevado".

Y ello significa en su opinión que es preciso replantearse "el enfoque del proceso hipertensivo en términos fisiopatológicos, así como el modo en que se trata a los pacientes".

De hecho, Javier Díez ha centrado su investigación en los mecanismos no hemodinámicos por los que la hipertensión daña crónicamente el corazón, así como en el desarrollo de nuevos métodos de detección precoz de ese daño y en la caracterización de nuevas dianas sobre las que actuar terapéuticamente para preservar mejor la función cardíaca.

El investigador se ha referido además a los recortes por la crisis para precisar que se une a quienes "piden que antes de reducir las partidas presupuestarias, que debilitará la creación de conocimiento nuevo y su aplicación, se reconsideren otras opciones menos perjudiciales para el futuro de España".

Pero al mismo tiempo Díez comenta que los científicos, en particular los del mundo de la salud, tienen "la obligación de optimizar el empleo de los recursos" disponibles y "eso significa reconocer que si la ciencia que genera conocimiento original y aplicable es la ciencia de excelencia, solo a ella habrá que destinar los recursos".

Pero también precisa que la manera de hacerlo será "empleando para ello con rigor máximo los criterios de selección y competitividad ya existentes, y prescindiendo de consideraciones y ponderaciones extracientíficas".