Benedicto XVI pidió ayer "consuelo, fortaleza y esperanza" a la Virgen de Guadalupe para las familias que se encuentran "divididas o forzadas a la migración" y para las muchas que "padecen a causa de la pobreza, la corrupción, la violencia doméstica, el narcotráfico, la crisis de valores o la criminalidad" en el rezo del Angelus al finalizar la multitudinaria celebración eucarística en el Parque Bicentenario en la ciudad de León, México.

"María que es la Madre del verdadero Dios -dijo el pontífice- invita a estar con la fe y la caridad bajo su sombra, para superar así todo mal e instaurar una sociedad más justa y solidaria". En la fiesta de la Anunciación del Señor -que en este año se celebrará litúrgicamente hoy-, el Papa se dirigió al cerro del Tepeyac, que es el lugar donde "la Madre de Dios, bajo el título de la siempre virgen santa María de Guadalupe, es honrada con fervor desde hace siglos, como signo de reconciliación y de la infinita bondad de Dios para con el mundo".

En este sentido, recordó que sus predecesores en la Cátedra de San Pedro le han dado diversos títulos como "Señora de México, celestial Patrona de Latinoamérica, Madre y Emperatriz de este Continente". El Papa agregó que "los fieles hijos de Guadalupe, a su vez, que experimentan sus auxilios, la invocan llenos de confianza con nombres tan afectuosos y familiares como Rosa de México, Señora del Cielo, Virgen Morena, Madre del Tepeyac, Noble Indita".

Benedicto XVI instó a no olvidar que "la verdadera devoción a la Virgen María acerca siempre a Jesús... No consiste ni en un estéril y transitorio sentimentalismo, ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe verdadera, que nos lleva a reconocer la excelencia de la Madre de Dios y nos inclina a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes", destacó.

Visita a Cuba

Cuba recibe hoy a Benedicto XVI, el segundo papa que visita la isla, en un momento de "actualización del socialismo", de mejores relaciones entre Iglesia y Estado y también entre denuncias de la disidencia por la represión de opositores.

"Bienvenido a Cuba su Santidad Benedicto XVI" se lee en cientos de carteles instalados en Santiago de Cuba y La Habana, los dos escenarios de la visita del pontífice.

El Papa estará en la isla entre el 26 y el 28 de marzo y celebrará dos misas al aire libre, visitará el Santuario de la Caridad del Cobre, y se reunirá con el presidente Raúl Castro. Aunque no figura en el programa oficial, es posible que Joseph Ratzinger vea también al expresidente Fidel Castro, de 85 años y retirado del poder desde 2006 cuando una grave enfermedad le obligó a delegar en su hermano Raúl.

Cuba, dice su gobierno, acogerá con "afecto y profundo respeto" a Benedicto XVI, que según la Iglesia transmitirá "ánimo y confianza" que ayudarán a construir nuestro futuro. En la calle, la mayoría de los cubanos ven positiva la visita del Pontífice, muchos recuerdan la de Juan Pablo II y su mensaje: "Que Cuba se abra al mundo y el mundo a Cuba", y hay otros que no creen que vaya a dejar cambios sustanciales.