José Carlos Hernández, entre pocas sonrisas y algunas lágrimas, cruzó la meta en la XXXIV Maratón de Barcelona. Su crono: 2h11:57. Mínima olímpica, récord de Canarias y beca internacional para el próximo ejercicio. El fondista del CajaCanarias logró la octava plaza en una cita que juntó en Cataluña a 20.000 personas y estalló de rabia y de satisfacción. Había logrado la marca establecida por la RFEA (Real Federación Española de Atletismo), que ahora tendrá que decidir teniendo en cuenta los tiempos de todos los maratonianos españoles.

A la espera de que Pedro Nimo, Pablo Villalobos y demás corran 42 kilómetros, el conejero solo tiene por delante suya, en la carrera hacia Londres 2012, a Carles Castillejo, actual campeón de España de la disciplina, líder del ránking (2h10:09) y un fijo en el combinado nacional. En la ciudad catalana, Chema Martínez había pronosticado que podría confirmar su inclusión en el equipo nacional, pero en esta ocasión José Carlos le ganó el pulso. Chema, en el kilómetro 28, decidió pararse y permitir al tinerfeñista ser el mejor español, además de concluir como segundo europeo por detrás del ucraniano Ivan Babaryka (2h11:48), que fue quinto.

"Es lo que llevo buscando tanto tiempo. Ahora me acuerdo de mucha gente que confió en mí y este éxito también es por ellos. El trabajo está hecho, he corrido en los parámetros que me pedían y ya no me toca decidir a mí", afirmó, tras pasar el pertinente control antidopaje. Hace un año, también logró la mínima para ir al Mundial de Daegu (Corea del Sur), pero la RFEA, por motivos técnicos, decidió dejarlo en tierra. Aprendida la lección, y el consiguiente golpe anímico, ha dado un indudable salto cualitativo, batiendo su plusmarca personal y de Canarias, que estaba en 2h13:46 (Berlín 2010). Ha regresado con más fuerza que nunca, merced a su espíritu de sacrificio, con incontables sesiones en solitario en Lanzarote, y los consejos de su técnico, Granado, presente en la carrera de ayer.

José Carlos Hernández salió dispuesto a correr su mejor carrera. Y así fue, a pesar de que en los primeros 5 kilómetros sufrió dolores musculares en los gemelos que incluso hicieron que el maratoniano canario pensara en no terminar. Sin embargo, a medida que transcurrieron los kilómetros, y tras pasar el medio maratón en 1h06:07 (18º en la clasificación), las sensaciones se convirtieron en positivas e incluso llegó a liderar la prueba. No obstante, en los dos últimos kilómetros pagó el extraordinario esfuerzo y se vio relegado al octavo lugar, a poco más de 40 segundos del vencedor, el keniano Julius Chepkwony.