"En Canarias tenemos un patrimonio vitícola enorme, muy rico y extenso, que es muy importante conservarlo porque nuestra viticultura no es de grandes extensiones, sino de parcelas pequeñas e igual, de una variedad, sólo se cultiva una hectárea y, si se deja de plantar, se pierde. Necesitamos conservarlas para conocer mejor qué es lo que tenemos para poder elaborar vinos diferentes que nos distingan del resto las zonas productoras de España". Así se manifestó, en declaraciones a EL DÍA, Inmaculada Rodríguez Torres, doctora ingeniera agrónoma e investigadora en viticultura del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA).

"El ICIA tiene una colección de variedades de vid bastante importante. El origen de la colección data de los años 80, cuando se comenzó a organizar el material procedente de distintas prospecciones, realizadas en todas las Islas, gracias a la labor del investigador de este instituto, Eladio González. Su fallecimiento dejó el estudio a medio terminar, con una colección de 142 entradas de viñas que había plantado y que yo continúo ahora con su investigación", señaló.

Caracterización enológica

Rodríguez expuso que "lo primer que hice fue estudiar estas entradas, caracterizándolas morfológica y molecularmente, para saber cuáles de ellas eran iguales o distintas entre sí. El siguiente paso que hicimos fue su caracterización agronómica, es decir, ver cómo se comportan las variedades, cuántos racimos emiten, si la fertilidad es baja y demás. Por último, hemos llevado a cabo la caracterización enológica para poder aconsejar al viticultor sobre la adecuación de cada material en cada zona de cultivo".

Destacó que en este trabajo "nos hemos relacionado con otros centros de la Península, colaborando con el instituto análogo al ICIA en Madrid, donde se encuentra la colección de variedades más grande de toda España y la tercera del mundo. Con ello, hemos podido obtener una serie de resultados. Se han estudiado 142 entradas, más 95 accesiones nuevas en prospección, y tenemos 54 variedades de cultivo tradicional en las Islas. Antes de la Conquista, en el Archipiélago no había viñedos, por lo que prácticamente todas las variedades procedían de la Península. En las comparaciones realizadas hemos encontrado muchas sinonimias con el oeste peninsular".

Según Inmaculada Rodríguez, "de entre las 54 variedades que hemos encontrado, la inmensa mayoría son muy minoritarias, es decir, que su cultivo es muy puntual. Se encuentran en muy poca extensión de terrero, con pocas plantas. En concreto, son 43, y son con las que tenemos que tener un especial cuidado a la hora de protegerlas porque en algunos casos se podrían perder".

Esta investigadora del ICIA añadió que "al compararlas con otras variedades que existen en la Península y fuera de España, encontramos que en Canarias hay 23 de ellas que sólo se cultivan aquí. Eso quiere decir que podrían proceder de un cruce originado en el Archipiélago o que a finales del siglo XIX una plaga de filoxera arrasó la mayor parte del viñedo en España y Europa que no llegó a Canarias. Así, se puede pensar que en las Islas han perdurado variedades que se perdieron en sus lugares de origen".

"Para aclarar todo ésto, estamos trabajando con el Instituto de la Ciencia de la Vid y el Vino de La Rioja indagando en el origen genético de los distintos cruces de las 54 variedades distintas que hemos contabilizado", aseveró.

Los trabajos para completar la colección de variedades de vid del ICIA continúan y, en la actualidad, se siguen realizando prospecciones por las Islas para analizar el material susceptible de ser distinto. "Este es un trabajo que no se acabaría nunca. Detrás de unos resultados se abren nuevas puertas para poder seguir estudiando. La caracterización enológica es muy importante, pero todos sabemos que una variedad plantada en Valle de Guerra no se manifiesta de la misma forma que otra plantada en La Orotava o en Vilaflor. Es cuestión de tiempo y me gustaría que el estudio no acabe ahora, ya que si no sería dejar el trabajo a medias", indicó.

La financiación de estos estudios ha corrido a cargo del Instituto Nacional de investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) , el proyecto Agricomac MAC/1/C047, liderado por la patronal Asaga Canarias, con la participación de los Cabildos de Tenerife, La Palma y la Universidad de Madeira y Azores, y la iniciativa VITIS MAC/3/C197.