La AAVV Guacimara y la AAVV Independiente-Gallega Alta, en el pueblo de La Gallega, acusaron ayer al Ayuntamiento de Santa Cruz de obviar al movimiento vecinal en las decisiones que competen al pueblo, refiriéndose en este caso a la decisión de desplazar sin avisar y sin contar con los residentes el parque infantil situado en la terraza alta del parque de Santa Catalina.

El presidente y el secretario del primer colectivo, Luciano Díaz y Domingo Chávez, respectivamente, que estuvieron acompañados por otro asociado, Álvaro González, aseguraron que el parque infantil de Santa Catalina se situaba en el centro de uno de los lados, en la esquina de la avenida Cercado Corazón y su intersección con la calle Gran Duque. Ahora el parque lo han desplazado tres metros y lo han ubicado justamente en la esquina del parque, debajo del muro que lo limita, con el peligro que ello supone porque por la avenida se cogen grandes velocidades y se expone a un peligro a los pequeños.

Para más "inri", los vecinos claman al cielo porque encima han visto cómo el espacio infantil lo han reducido a la mínima expresión y con unos módulos que son para edades comprendidas entre los tres y los cinco años en vez de ampliar con módulos de hasta doce años de edad.

En ese sentido, tanto Luciano Díaz como Domingo Chávez presentaron el lunes un escrito quejándose de la situación que se ha producido en el parque de Santa Catalina, en la que no se ha consultado de ninguna manera a los vecinos. Además, los representantes vecinales piden al ayuntamiento que el parque infantil se restituya justamente donde estaba y que se amplíe el espacio "para dar pie, también, a que los niños mayores de cinco años puedan también jugar allí", dijo Luciano.

Además, quieren que en la esquina donde está ahora se pongan los aparatos de gimnasia para mayores y deportistas e incrementar la seguridad en todos los sentidos en la intersección de la avenida Cercado Corazón y la calle Gran Duque, ya que la velocidad que cogen los vehículos en este tramo es muy grande.

Al respecto, los vecinos matizan que "el ayuntamiento debería subir el muro protector como mal menor, una obra que debería estar acompañada por un guardia muerto, como el que se puso en la calle Eduardo Zamacois, más un paso de peatones en Pepita Serrador, para evitar que vayan como locos por allí", señaló Luciano.

Domingo Chávez, que es el secretario del activo colectivo vecinal, criticó que "no se haya contado con nosotros para afrontar estos cambios" y considera que el derecho a la participación ciudadana, a tener en cuenta a los vecinos, "ha sido conculcado por parte de la administración municipal, pasando a ser un ejemplo más de lo que le interesamos. Para pedir el voto sí que cuentan con nosotros, pero para organizar el barrio nada de nada", aseguró sin reparos el dirigente vecinal.