Los médicos forenses que testificaron ayer en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, donde se juzga a Juan Daniel P.R y María de los Ángeles R.R por presunto asesinato, maltrato y retención ilegal, explicaron que el cuerpo de Yurena Vera, sobrina de los acusados, presentaba en una primera observación, al llegar al Instituto Anatómico Forense, tal cantidad de fisuras, hematomas, golpes o heridas necrosadas que recurrieron al Servicio Canario de Salud (SCS) porque "no entendíamos lo que veíamos". Este era el caso de la espalda y los glúteos de la joven, en los que "no había ni una zona indemne", reconocieron Ángel Luis P.M y Francisco Javier G.D, a preguntas del Ministerio Fiscal.

El informe del SCS revelaba que prácticamente no existía ningún dato en el historial médico que indicara que Yurena había sufrido herida o golpe alguno, excepto el episodio de dolor abdominal que la llevó a ser hospitalizada durante cuatro días y donde se comprobó la ausencia de lesiones. Sin embargo, en un primer análisis de su anatomía recalaron en una cara que no se correspondía a la del carné de identidad: la comparativa les sorprendió, "no se parecía con ella, era una niña monísima", dijo uno de los facultativos.

El mapa del horror

Aún vestida, comprobaron que el rostro de la joven presentaba "los ojos hinchados, estaba lleno de cicatrices que se originaron en diferentes fechas, la nariz estaba deformada, los dientes rotos y le faltaba un trozo de párpado. La parte posterior del cráneo aparecía deformada, "imposible que fuese de una mujer de 27 años", resolvieron.

La espalda tampoco se correspondía a una persona de su edad, tenía tejido necrosado y gangrena húmeda a causa de una lesión sobrevenida. Según relataron los médicos forenses, posiblemente fuese debido a que "estuvo apoyada o sentada contra la pared o una superficie dura y sin prácticamente movilidad porque tenía una zona que, producto de la presión continuada, y no de un día ni de una semana, había formado callo". También en la zona del glúteo izquierdo se confirmó la pérdida de tejido y cicatrices varias en el muslo, unas antiguas y otras más recientes. "Probablemente estaba tan mal, que no podía moverse en las 24 horas del día", añadió uno de los especialistas.

En el área que comprende desde el tórax hasta el abdomen, vieron numerosas zonas deformadas, como el pezón de la mama izquierda y multitud de cicatrices. La deformación también afectaba a su oreja izquierda, una lesión que la llevó, en octubre de 2008, a su centro de salud en Güímar para recibir tratamiento. Allí, a preguntas del médico que la atendió, explicó que "se había caído". A pesar de que después de la exploración que le realizó, le planteó si sufría malos tratos porque descubrió una herida en un miembro superior y en una nalga, ella lo negó.

Por otro lado, el examen interno fue igual de contundente. En la cabeza hallaron, cuando le abrieron el cuero cabelludo, un coágulo de sangre adherido a la zona, relativamente reciente por la coloración rojiza que tenía y que indicaba que era consecuencia de un fuerte golpe que recibió estando viva", manifestaron.

En el lado derecho e izquierdo del esternón había varios moretones, los pulmones eran más grandes de lo normal y despedían un olor que "no supimos distinguir". Al levantarlos, hallaron gran cantidad de líquido, hasta "500 centímetros cúbicos". Aparte de esto, recibió "un golpe tan fuerte que tenía un hematoma que traspasaba las costillas", señalaron.

Uno de los forenses se aventuró a decir que el absceso que la joven presentaba en la rodilla, del que "drenamos gran cantidad de pus y que en la práctica diaria es muy doloroso, me hizo pensar que esa niña no podía haber estado bailando en Carnaval", tal y como manifestó la tía el día del fallecimiento a la médico forense que se desplazó hasta el domicilio.

En las manos, que preservaron especialmente, envolviéndolas para que no hubiera pérdida de pruebas biológicas, encontraron "fracturas consolidadas que tenían que haberse tratado quirúrgicamente y que en una persona viva, la hubiera dejado inútil. Además, tenían que ser muy dolorosas", apuntaron. Y en cuanto a los brazos, el izquierdo presentaba tres roturas, que a buen seguro la dejaron sin movilidad: en la mano padecía "una fractura reciente que no le debía permitir hacer pinza con el pulgar, otra en el radio y una última en el codo que le inutilizó el brazo", detallaron.

La causa de la muerte

A pesar de que Mª de los Ángeles afirmó que Yurena llegó el día de autos a las 9 de la mañana de celebrar el Carnaval, que le ofreció desayunar y que la joven le dijo que "no quería porque dormiría todo el día", el estómago "contenía comida". Es más, los médicos forenses concluyeron que ante la ausencia de fluidos en la cama donde yacía la chica, de sangre o de cualquier otro líquido a pesar de la cantidad de heridas que presentaba, "no murió allí sino en otro sitio", aseguró Ángel Luis P.M.

La causa de la muerte, manifestaron, fue "un fallo multiorgánico producido por la bronconeumonía que afectaba a sus pulmones y las diferentes infecciones que marcaban su joven cuerpo que seguramente, "la tuvo en estado comatoso sus últimos días".

El próximo lunes se retomará la sesión con las conclusiones y se entregará el objeto de veredicto al jurado.