Ritchie Kitoko ejerció ayer de portavoz de la plantilla para mostrar el apoyo del grupo a Antonio Calderón, minutos después de que el técnico fuera despedido por un amplio sector del público con gritos de "dimisión, dimisión". El futbolista advirtió que en el vestuario están "a muerte con el míster" y quieren que "siga" al frente del Tenerife. Es más, compartió su deseo de tener al mismo jefe "cuando volvamos de vacaciones".

El congoleño se puso en el lugar de los aficionados y aseguró entender que "la gente piense otra co-sa, porque la imagen que dio el equipo no fue la más adecuada".

El centrocampista convertido en defensa lamentó que el Tenerife desperdiciara la ventaja obtenida en el primer tiempo y no halló una explicación clara a la deficiente actuación de los blanquiazules tras el descanso. "La segunda parte fue totalmente diferente a la primera. Nos metimos atrás, le dimos vida al rival, le dejamos jugar y se creció. Encajamos el primer gol, luego el segundo y ya era tarde para poder ganar. Lo único positivo es que somos terceros", declaró Kikoto reconociendo que "bajamos un poco el nivel y el adversario supo aprovecharlo".

El 2-2 dejó en los jugadores del Tenerife la "sensación de haber perdido" y el mal sabor de boca de haber fallado en un partido en el que se propusieron ganar y agradar al público. "Queríamos vencer porque era el último encuentro del año y por la derrota en Oviedo de la jornada pasada", añadió Ritchie, deseoso de "comenzar las vacaciones para desconectar y volver en enero con muchas más ganas".

De la jornada de ayer se queda con que experiencias de este tipo tienen que "hacer al grupo más fuerte", y garantizó que "el vestuario sigue confiado y cree en sus posibilidades", más allá de que ayer el Tenerife no lograra "ofrecer una buena imagen" y que no aprovechara los tropiezos de sus rivales directos en la clasificación.