Un día, el necio y déspota político que ha traído la miseria más espantosa a esta comunidad autónoma, fue a entrevistarse con otro político tan torpe y nefasto como él. Podía haberle pedido, y aun exigido, la puesta en marcha de un calendario de negociaciones conducentes a la independencia de Canarias. Sin embargo, no lo hizo. Se conformó, como se han conformado siempre los falsos nacionalistas de Coalición Canaria, con mendigarle migajas. Entonces, al inepto que en aquel momento presidía el Gobierno de España, y que actualmente ejerce como presidente en funciones, se le ocurrió concederle unas supuestas aguas canarias que, ni son canarias -no pueden serlo mientras no seamos una nación archipielágica soberana, con nuestro propio Estado- ni son de España porque, al estar en la Zona Económica Exclusiva de Marruecos, simple y llanamente son marroquíes.

Esto lo hubiese entendido hasta un escolar, pero no un mago y memo político. Lo peor no fue que no lo entendiese, sino que pretendiera, acto seguido, embaucar a José Rodríguez con la misma patraña con que lo había engañado a él el presidente Zapatero. Después de todo, a Paulino Rivero lo siguen viendo en Madrid como lo que es; como un indígena, aunque no vista taparrabos sino un traje a la europea. Como no consiguió engañar al editor de EL DÍA, decidió acabar empresarialmente con él. Negarle una licencia para su emisora de radio fue el primer paso. Ahora lo acusa de chantaje y de querer amañar el concurso en el que precisamente no le concedió esa licencia. Y lo ha hecho tanto en el Parlamento de Canarias, donde lo protege, no del todo, su inmunidad como diputado regional, como en un medio de comunicación cual es la Radio Canaria. Nos preguntábamos si sería capaz de mantener esa grave calumnia fuera del Parlamento. Pues bien: ya lo ha hecho. Volveremos a vernos en los juzgados. ¡Qué indignante que este sujeto gobierne en Canarias sobre tantos seres humanos, entre ellos niños famélicos que solo comen pan mientras él viaja innecesariamente en helicóptero, transporte carísimo, y no en aviones o buques de servicio regular!

¿Teníamos o no teníamos razón al decir que esas aguas nunca pueden ser españolas o canarias porque son de Marruecos y que, en consecuencia, a Paulino Rivero Zapatero le tomó el pelo como el mentecato político que es? Esto es para reírse si no fuera por los miles de canarios que van a engrosar la lista de parados. Más miseria, más hambre, peor sanidad, un sistema de educación que no sirve, pero el déspota político sigue volando en helicóptero para contemplar las aguas que él, en su enorme estupidez, continúa pensando que son suyas. El jueves a media tarde, un día después de producirse la votación en el Parlamento europeo que impedía la prórroga del acuerdo pesquero, el Gobierno de Rabat les dio de plazo hasta la medianoche a los pesqueros canarios para que abandonaran los caladeros. Y los barcos no tuvieron más remedio que salir corriendo para evitar que los apresaran las patrulleras marroquíes. ¿Teníamos o no teníamos razón, volvemos a preguntarnos, cuando decíamos que si un pesquero canario abandona la estrecha franja de doce millas alrededor de cada isla inmediatamente entra en la jurisdicción marroquí y puede ser capturado? ¿Qué va a decir ahora el necio? ¿Intentará cerrarnos el periódico o la televisión, como ya hizo con la radio? Bien dice el refrán que quien apedrea al cielo recibe la pedrada en la cabeza.

Para más inri, ni siquiera esas doce millas de mar territorial corresponden a aguas canarias, ya que la legislación colonial a la que estamos sometidos dice que son aguas españolas. Así lo ha asegurado esta semana el diputado regional del PP Miguel Cabrera Pérez-Camacho, al dar a conocer una sentencia del Tribunal Supremo que hace caso omiso a la conocida como Ley de Aguas Canarias y reitera que el mar territorial o aguas exteriores -que rodean el Archipiélago- son de soberanía estatal. Pese a ello, y en un acto de cinismo al que ya nos tiene acostumbrados el déspota político que nos gobierna, el mismo día aseguraba Paulino Rivero que tras la aprobación de la Ley que delimita el mar canario, "esta comunidad aspira a ejercer en ese ámbito las mismas competencias que desarrolla en su territorio". Que se atreva, le decimos por nuestra parte. Mejor dicho, eso es lo que le hubiésemos expresado antes de que sucediera lo sucedido esta semana con los caladeros marroquíes.

De nuevo, una decisión importante para Canarias se adopta fuera de las Islas y muy lejos de ellas. Se toma en el Parlamento de una organización supranacional que nos considera "ultraperiféricos". La misma categoría que se les da a las colonias francesas, a las que igualamos en pobreza por culpa de Rivero y compañía. ¿Y qué podemos hacer? Nada mientras no seamos esa nación con Estado que mencionábamos antes. España no va a mover ni un dedo para protegernos. No lo ha hecho con el cese de un acuerdo pesquero que favorecía más a los andaluces que a los canarios por el simple hecho de que ellos son españoles continentales y nosotros no. Y aunque quisiera, el Gobierno de Madrid tampoco podría hacer nada. Estamos demasiado lejos para que intervenga el Ejército español. Unas Fuerzas Armadas muy dignas y respetables, siempre lo hemos dicho, pero que no serían capaces de enfrentarse a las marroquíes porque han sido diezmadas y desmoralizadas por los socialistas. Y Marruecos, además, goza de la amistad, simpatía y protección de EEUU.

El tema de las aguas canarias -Canarias está en la jurisdicción marroquí, por lo que Marruecos puede tomar posesión de estas Islas cuando le plazca y sin previo aviso- fue abordado una vez más, como siempre de forma magistral, el pasado domingo por nuestro colaborador Ramón Moreno Castilla en un artículo titulado "El medianero y la mediana". Sin embargo, antes de entrar en materia habla Moreno Castilla de un espécimen de "canario españolista" sumiso, entreguista, complaciente, acomplejado, falto de autoestima y sin personalidad, cuyo prototipo es Paulino Rivero Baute, de infausta y triste presencia. Un ejemplar único de trepa político que de maestro de escuela -una bella y noble profesión que él ha denigrado- se metió en política -una actividad muy rentable y lucrativa- y de alcalde de El Sauzal, y después de numerosas componendas, llegó nada menos que a presidente del Gobierno de Canarias, "okupando" (dado que es un "okupa" del nacionalismo canario), por deméritos propios, el primer puesto del vergonzoso ranking de político más nefasto, traidor, corrupto y mentiroso compulsivo que ha dado jamás esta tierra. ¡¡Un auténtico sátrapa!! rodeado de mediocres para él sobresalir, cuyos días están contados si al final se materializa la más que previsible moción de censura que se está gestando, y que le van a presentar el PP, y los otros nacionalistas españoles, el PSOE, en un "pacto constitucional" para desalojarlo de la Presidencia de Canarias". Esta cabal descripción del déspota político no nos hubiese salido mejor a nosotros.

No obstante, queremos incidir sobre lo que dice Ramón Moreno sobre las aguas canarias al destacar que "la Ley 44/2010 de 30 de diciembre sobre "aguas canarias" no solo tiene como "soporte jurídico" la citada Ley 15/78, ¡que no existe jurídicamente!, sino que contraviene y conculca de forma flagrante el vigente Convenio del Mar, colisionando frontalmente con la doctrina y los preceptos del Derecho Marítimo -rama del Derecho Internacional Público-, tal como este quedó formulado en la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, firmada en Montego Bay que España, como Estado parte, ratificó el 15 de enero de 1997, con lo cual toda la anterior legislación española sobre la materia quedaba tácitamente derogada".

Añade Moreno Castilla que "el nudo gordiano de la cuestión estriba en la imposibilidad legal de implementar esa rocambolesca ley, por cuanto ello supondría aplicarle a Canarias, de forma subrepticia, el llamado "principio archipelágico", consagrado en la Tercera Conferencia del Mar, exclusivo y potestativo de los archipiélagos ya constituidos en Estados soberanos y, por tanto, sujetos de Derecho Internacional que, obviamente, no es el caso de nuestro Archipiélago, de momento".

Reitera también Ramón Moreno en su documentado artículo el hecho irrefutable que, desde 1981, Canarias está dentro de la Zona Económica Exclusiva de Marruecos. Algo que sabemos todos salvo un necio y déspota político llamado Paulino Rivero, personajillo que pronto tendrá que rendir cuentas en un juzgado de sus acusaciones contra José Rodríguez.