No somos nacionalistas de ningún partido y mucho menos nacionalistas falsos. Tampoco somos súbditos de la pareja que cogobierna Canarias. La pareja que ha convertido a estas Islas en un país calamitoso. Y no exageramos. Todo lo contrario: nos quedamos cortos. Las cifras de hambrientos en las colas de los comedores sociales, la lista de espera en los hospitales, el número de personas fallecidas en el transcurso de esa espera para recibir atención sanitaria, el número de estudiantes sin trabajo y sin ilusiones en la vida, porque ven cómo se les escapa la juventud sin encontrar una salida laboral o profesional -es decir, sin porvenir de ningún tipo-, el número de los que han tenido que volver a emigrar como lo hacían sus abuelos, etcétera, son cifras que hablan por sí mismas y nos recuerdan que hemos dejado de ser un paraíso por culpa de los déspotas políticos que nos gobiernan. Paulino Rivero, en comandita con su esposa doña Ángela Mena, ha convertido a Canarias en un país desgraciadísimo.

Somos republicanos como lo era Leoncio Rodríguez. Somos republicanos de la futura República de Canarias. Republicanos y conservadores de las buenas costumbres y de la creación de riqueza por propia naturaleza. Anteayer, domingo, nuestras páginas de Criterios rebosaban de buenos artículos, todos ellos con textos sinceros y exquisitos. Queremos destacar algunos de ellos que, a nuestro juicio, sobresalen sobre los demás por su interés aunque, como decimos, todos los recogidos en la citada sección son muy elogiables, como igualmente lo son sus autores, que colaboran con EL DÍA. Dejaron de publicar en nuestro periódico, y en buena hora porque nos faltaba espacio para los textos de auténtica calidad -a la vez que nos sobraba la falsedad de los que se han marchado- políticos como Ricardo Melchior, Fernando Clavijo, Ana Oramas, José Manuel Bermúdez y Wladimiro Rodríguez Brito; este último es el único cuya ausencia lamentamos. Todos ellos se han pasado a un periódico que sigue saliendo a la calle por la única razón de que está subvencionado con el dinero de EL DÍA y de los impuestos que pagan todos los canarios. Mantenido con dinero público por el déspota político Paulino Rivero para que les hagan entrevistas a él y a su esposa, en las que arremeten contra esta casa. No nos quieren porque defendemos la libertad y el progreso de esta tierra. A estas alturas -lo venimos diciendo- es tanto el daño que le han causado a Canarias, que no es suficiente con que dimitan y abandonen cualquier cargo público; es necesario, además, que desaparezcan del Archipiélago pues no pueden seguir entre los canarios.

Por culpa de sus ruindades y su traición al pueblo isleño, estos falsos nacionalistas de CC -se pueden contar con los dedos de una mano a los que salvamos- han recibido un severísimo castigo en las elecciones generales. El pueblo no es tonto. Vox populi, vox Dei. Tal es la desvergüenza política de estos nacionalistas bolsilleros, que se han puesto en manos de otro periódico que ni tiene carisma, ni es patriótico, ni es nada, pues se trata de un medio incoloro, inodoro e insípido; como el agua pura, aunque la pureza editorial de dicho medio deja mucho que desear. Un periódico, en suma, con goteras en el techo y carente del tinerfeñismo que se merecen esta Isla y sus habitantes. Tampoco posee atisbo alguno de canariedad. Nació como un periódico platanero y aplatanado sigue, con una tirada y difusión irrisorias. De nuevo, las cifras hablan por sí solas.

Nos referíamos unas líneas atrás a los artículos de nuestros colaboradores publicados el domingo. Destacamos el de Antonio Alarcó, senador electo por el PP. Un texto bellísimo en su aspecto político, además de prudente, exacto, discreto, juicioso y ponderado como corresponde a uno de los prohombres que tiene Tenerife. Igualmente subrayamos el artículo de Andrés Miranda, a quien aprovechamos para decirle que en Canarias no hay nacionalismo como lo hay en el País Vasco, Cataluña o Galicia. En Canarias hay un remedo de nacionalismo interesado y mercantilista. Un nacionalismo que, afortunadamente, ya está en vías de desaparición para dejar paso a los auténticos patriotas; a los que nos llevarán, pacíficamente, a la soberanía nacional canaria. Delenda est Coalición Canaria. De un día para otro se acabó el falaz nacionalismo canario. Lo han rematado Paulino Rivero, Ángela Mena y Ana Oramas. No procede hablar de nacionalismo canario porque no lo hay. No lo hay ni en CC, ni en los partidos coaligados. CC y Paulino Rivero y su esposa, Ángela Mena, lo decimos una vez más, son un engaño y una desgracia para los tinerfeños y los canarios.

Destacamos, igualmente, el artículo de José Luis Concepción, a quien agradecemos la defensa que hace de EL DÍA. Le deseamos éxito y prosperidad. Nos congratula su apoyo para que desaparezca el indebido "gran" en el nombre de Canaria, pero no lo acompañamos en los elogios que hace de la tercera isla, que es una isla inhóspita, egoísta, hegemónica y rapiñadora de las demás. Si no fuera por estas atrocidades, Canaria podría pasar pero nunca del lugar que le corresponde; es decir, no debería sobrepasar jamás su condición de isla tercera. Asimismo hemos encontrado muy interesante el artículo de Ramón Moreno, un patriota muy al tanto del Derecho Marítimo Internacional en lo que se refiere al asunto de las aguas canarias. Canarias no puede tener aguas propias mientras sea el archipiélago de un estado que está en otro continente. Las tendrá cuando sea una nación con su propio Estado.

Son de destacar también los artículos de Francisco Ayala -añoso pero experimentado-, Fernando Fernández -que habla de un tema ajeno a Canarias, pero que puede ser aplicable a nuestro Archipiélago-, José María Segovia -amenísimo y deslumbrante, fruto de su envidiable memoria; un hombre que posee sabiduría y que sabe ser y estar-, así como los artículos de nuestros colaboradores diarios Ricardo Peytaví, Andrés Chaves, José Antonio Infante y los que seleccionamos de Europa Press.

Acabamos este editorial haciéndonos eco de un clamor contra Paulino Rivero que crece en las calles de Canarias. La dimisión de este déspota político, que ha traicionado y engañado a un pueblo, amén de destrozar un partido por puro interés personal, es algo de lo que se habla continuamente. Se equivoca este necio si piensa que va a seguir con una refundación de CC. Con refundación o sin ella, CC ya ha caído. Ha tenido que caer porque a un pueblo no lo puede gobernar una pareja de déspotas. No puede presidir el Gobierno regional un desalmado político que vuela en helicóptero mientras el pueblo pasa hambre. ¿Por qué no viaja en los medios públicos? Además, a cuenta de qué esa insistencia en viajar a Las Palmas, cuando en la tercera isla jamás le han dado nada a CC? Por eso no exageramos -EL DÍA no exagera nunca; solo se atiene a la verdad- cuando decimos que Rivero, su esposa y la quícara Oramas deben dimitir y exiliarse. Paulino Rivero debe desaparecer porque es déspota, necio, torpe -porque de torpes es haberse enfrentado a EL DÍA-, inepto e incapaz.