Especies convertidas ya en emblemas de la conservación como la ballena, el tigre, el elefante o el oso panda se han salvado de la amenaza de la extinción gracias al incansable trabajo durante 50 años de la organización medioambiental World Wide Fund for Nature (WWF).

WWF, cuyas siglas cobran significado para varias generaciones junto al oso panda que acompaña siempre su rúbrica, celebra medio siglo en el que ha sido una de las voces líderes en poner el tema de la conservación en la agenda pública.

"Hay varias generaciones en todo el mundo que han crecido con WWF, miles de personas que se han adherido a nuestra causa, concienciadas de la importancia de preservar los recursos de la naturaleza", dice en una entrevista con EFE el director general de WWF Internacional, Jim Leape, en la sede central de la organización en Gland (Suiza).

Forzado a elegir el mayor logro de WWF en este medio siglo, Leape escoge la introducción, hace treinta años, del concepto de "desarrollo sostenible", junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), que nació en 1972 y cuya existencia sería impensable sin la década de trabajo de concienciación social que WWF llevaba ya a sus espaldas.

Esto puede parecer un logro menor si se compara con la supervivencia del oso panda, algo que se cuestionaba hace unas décadas, o con el precedente histórico que sentó su campaña de 2010 para salvar al tigre asiático, que contó por primera vez con el compromiso gubernamental de todos los países que albergan esta especie, como China, India o Indonesia.

Sin embargo, para Leape, la introducción del concepto de desarrollo sostenible en la agenda pública supuso un "punto de inflexión" en la manera de abordar la conservación medioambiental porque mucha gente comprendió que el ritmo de crecimiento voraz que marcó el siglo pasado era "pan para hoy, pero hambre para mañana".

"Creo que podemos sentirnos orgullosos de haber contribuido a crear una conciencia colectiva en lo que a protección del medio ambiente se refiere y a propiciar un debate público en torno al desarrollo sostenible", afirma Leape, que lleva más de quince años ligado a WWF, entidad que dirige desde 2005.

Pese a todo lo avanzado en el arduo camino de salvar el planeta, WWF sostiene que ni siquiera se ha llegado a la mitad del recorrido, ya que para cubrir las actuales necesidades energéticas y de consumo del mundo se necesitaría media Tierra más.

"Empleamos al año un 50 % más de los recursos que el propio planeta puede proveer de manera segura para garantizar su regeneración", aclara este norteamericano de 55 años que lleva 30 dedicándose a la conservación.

Es decir, todavía se está muy lejos de alcanzar la meta del "desarrollo sostenible".

Uno de los efectos más perniciosos del proceso desmesurado y voraz de crecimiento del último siglo ha sido una pérdida sin precedentes del número de especies y de biodiversidad, que se ha reducido un 30% desde 1970.

Pero no todo son malas noticias en el tema de la conservación, ya que este mismo verano se descubrió una especie hasta ahora desconocida de primate en Brasil y, según un reciente estudio de WWF, el 90 % del total de especies que viven en el planeta, unos 8,7 millones, permanecen todavía en el anonimato para los humanos.

"Es un dato asombroso y alentador, pero la contrapartida es que el número de especies que ya han desaparecido por la acción del hombre y que ni siquiera hemos llegado a conocer será probablemente mayor", lamenta Leape.

El paso crucial para lograr un mundo mejor que haya alcanzado ese estadio ideal de desarrollo sostenible que preservaría la riqueza y biodiversidad del planeta y garantizaría su regeneración natural sería, según Leape, la conversión energética a un mundo verde, alimentado exclusivamente por energías limpias y renovables.

"No sólo es posible, sino que es algo absolutamente urgente e imperativo", sentencia Leape, que tilda de "dementes o ciegos" a los que se atreven todavía a negar el cambio climático.

Sin embargo, el director de WWF -organización que da trabajo a más de 5.000 personas en todo el mundo- es realista y admite que los intereses de las grandes compañías energéticas, especialmente de las petroleras, supone un importante lastre para la reconversión verde del planeta.

Tras analizar lo logrado hasta el momento y a la luz de los retos que afronta todavía el planeta, Leape afirma que en los próximos 50 años WWF tiene que trabajar todavía más duro de lo que lo ha hecho en su medio siglo de existencia como "catalizador del cambio".

"Es una ironía cruel que en este momento de celebración de nuestro aniversario, cuando vemos todo lo logrado juntos, de alguna manera tengamos que hallar el modo de hacer todavía más", señala.

Las emisiones de carbono, la escasez de agua, la contaminación de los océanos, el calentamiento global, la sobreexplotación de la pesca, la pérdida de biodiversidad son los problemas medioambientales más apremiantes.

Para el máximo responsable de WWF son los indicadores del "desprecio con el que el hombre, asentado en su vida urbana y moderna, sigue tratando la naturaleza".