LA FIRME y contundente respuesta política de los patriotas canarios a la institucionalización del colonialismo español, que ha llevado implícita la ficticia e impuesta "españolidad de Canarias", tiene que ser, desde mi punto de vista, el "nacionalismo institucional". Entendido desde el ejercicio político de la construcción nacional, para sentar las bases del futuro Estado canario, donde deben primar la unidad y la cohesión junto al pragmatismo programático, y desterrar de una vez por todas los personalismos y los liderazgos autoproclamados -repito una vez más- que tanto daño han causado y que siguen frenando el avance del independentismo canario, totalmente atomizado.

¿Conoce alguien, en la historia de la emancipación de los pueblos del mundo, una colonia con más siglas y más líderes por metro cuadrado?

La acción política soberanista no se puede limitar solo a la celebración anual de la enseña nacional de las siete estrellas verdes, creada por Antonio Cubillo, y al emocionado recuerdo del prócer de la patria canaria, Secundino Delgado, o a reuniones y charlas esporádicas, vacías de contenido real, y que casi siempre acaban en discusiones bizantinas. Hay que ir más allá; no podemos estar otros cuarenta años con las mismas historias, porque hasta ahora la acción soberanista ha adolecido del rigor conceptual y de la praxis política de ese nacionalismo institucional que obliga a tener una nítida visión de Estado, y que, de continuar así, no solo seguiremos siendo una infame y canallesca colonia española y europea "per se", sino que nos convertiremos en un "Estado fallido" antes, incluso, de habernos constituido como tal.

Y a eso vamos si no se reconduce la situación y se da un demoledor golpe de autoridad política a nivel interno e internacional con la formación inaplazable, vuelvo a proponer, de un Gobierno canario en el exilio, representativo del espectro político independentista. Una importante figura política, contemplada en su nomenclatura y reconocida por el Derecho Internacional, que dadas la nociva contaminación del escenario político canario por el contagioso y letal virus españolista, la infiltración del aparato del Estado español en todos los estamentos de la sociedad canaria y la promiscua prostitución del nacionalismo por los pseudonacionalistas (en la mente de todos), se hace absolutamente necesaria e imprescindible. ¡¡Eso o el caos absoluto!!

Un "Ejecutivo" canario que, si bien es verdad que no tendría el refrendo de las urnas, por razones obvias, no es menos cierto que sí estaría, en cambio, legitimado por organismos internacionales como es el caso de la Organización para la Unidad Africana (OUA), actualmente Unidad Africana (UA). Primero, en 1968, en Argel, con motivo de la Sexta Reunión de Jefes de Estado, donde se declaraba (a instancias del MPAIAC) que "las Islas Canarias forman parte integrante del continente africano y su población (nativa) tiene derecho a la autodeterminación e independencia como todos los pueblos de África". Y segundo, en 1978, en Abdis Abbeba (Etiopía), sede de esta Organización Panafricana, a propósito de la Reunión de Expertos sobre el Derecho del Mar, en la que los Estados africanos pusieron de manifiesto "la necesidad de reconocer la pertenencia de las islas africanas (Islas Canarias y otras) a África". ¡¡Con estos reconocimientos inequívocos por parte de un organismo supranacional, quedaba meridianamente claro el reconocimiento expreso de la situación colonial del Archipiélago canario!!

Y es importante resaltar que el Derecho Internacional acepta las diversas acciones que los gobiernos en el exilio pueden realizar en su cometido para lograr el reconocimiento diplomático de los diversos Estados que conforman la comunidad internacional. Pues la eficacia de un gobierno en el exilio depende principalmente del apoyo que obtenga de gobiernos extranjeros, por una parte, y de la anuencia de la población de su país, por el otro. Con la particularidad de que determinados gobiernos en el exilio pueden convertirse en una fuerza política formidable, con indudable eco mediático y notables repercusiones en el ámbito internacional, dado que actuarían en escenarios exteriores, lejos de la acción represora de la metrópoli (España) y, por tanto, en condiciones óptimas de seguridad, operatividad y eficacia; donde sus componentes tendrían el "status" legal de "refugiados políticos", como mandan los cánones de la política internacional.

El problema radica en que el compatriota Antonio Cubillo, indudable referente histórico del independentismo canario (yo me conciencié escuchando sus alocuciones en "La Voz de Canarias Libre" desde Radio Argel), dice ahora, respecto al Gobierno canario en el exilio (que antes contemplaba), que "esa no es la solución, ya lo hemos dicho varias veces, hay que crear dentro, en Canarias, un gobierno provisional con la participación del MPAIAC, el CNC y otras fuerzas independentistas serias, para exigir un calendario de descolonización con la participación de las Naciones Unidas y la UA. Para eso se ha hecho un anteproyecto de Constitución que se está discutiendo y que se ha enviado ya a las organizaciones internacionales. Hace 47 años existe la diplomacia canaria, que lleva trabajando 47 años y mucha gente ha luchado por ella". Estas son las últimas manifestaciones de Cubillo dirigidas a mí, personalmente, vía e-mail.

¡¡Y ese es, precisamente, el gran problema del nulo avance y del estancamiento del independentismo canario y su falta de unidad!! Y como "obras son amores y no buenas razones", desde el profundo respeto a la figura histórica de Antonio Cubillo Ferreira, abogado laboralista, y de la consideración y el aprecio personal que le tengo desde hace tiempo (Antonio formaba parte, junto con su hermano, el médico Guillermo, de la "pandilla" en la que estaban mis padres, Luis el Gomero, Toni el Guitarristra, Armando Santana, Celia Artengo y su marido, don Luis Molowny -armador, y que propició su huida en un pesquero-, entre otros significados componentes de la sociedad chicharrera de la época), debo formularle algunas preguntas y hacerle ciertas consideraciones, en aras de clarificar el panorama político soberanista. Porque Antonio Cubillo Ferreira no puede eludir sus responsabilidades históricas en tanto que máximo dirigente y referente incuestionable del independentismo canario. ¡¡Algo no habrá hecho, o está haciendo, del todo bien!!

En primer lugar, el compatriota Antonio Cubillo era la persona idónea para haber presidido en su día el Gobierno canario en el exilio (y seguro que la situación actual de Canarias sería otra), dado que tenía todo a su favor: el reconocimiento de la OUA, sus relaciones personales con todos los líderes independentistas africanos asilados en Argel, el apoyo incondicional de parte importante del pueblo canario, etcétera, y, sin embargo, todo se fue al traste con el excecrable terrorismo de Estado perpetrado por el Gobierno español de la UCD, que casi acaba con su vida, con las secuelas físicas de todos conocidas. Pero ¿cómo permitió Cubillo, pese a la oposición de su "staff" político, que el tal Espinosa, espía español vinculado a la UGT de Murcia, participante en la desarticulación del famoso GRAPO y autor material del intento de asesinato de su persona, entrara en la organización del MPAIAC? ¡¡Antonio Cubillo es el único líder independentista del planeta que, en lugar de estar exiliado en el exterior, en un país amigo, se encuentra desde el criminal atentado cómodamente instalado en la colonia -con el beneplácito de la metrópoli, que así lo tiene controlado-, enrocado en sus decimonónicos posicionamientos políticos, preso de sus propias contradicciones, y con la manía persecutoria de continuas conspiraciones de sus excorreligionarios; presidiendo con mano férrea su partido político, el CNC, cuya militancia no ha cuantificado jamás por exigua y que ahora es el "brazo político" del reconvertido MPAIAC. Y todo esto sin entrar, porque es un asunto interno del CNC, a dónde fueron a parar las cuantiosas ayudas económicas recibidas desde Libia en la etapa esplendorosa de Gadafi, vilmente asesinado, sin juicio previo, por las hordas "libertadoras".

Y, en segundo lugar, ¿qué es eso de crear en Canarias un Gobierno provisional con su partido y "otras fuerzas independentistas serias" si está aislado por su pertinaz intransigencia y megalomanía? Además, ¿no sabe Antonio Cubillo que los servicios de inteligencia españoles nos tienen a todos los patriotas canarios, él el primero, supercontrolados y perfectamente vigilados? ¿Qué broma es esta? Y, desde luego, eso de que España compraría al Gobierno del Estado que diera cobijo y cobertura política y diplomática al Gobierno canario en el exilio es cierto, pero siempre dependiendo del Gobierno del Estado del que se trate.

Por otra parte, Antonio Cubillo tendrá que desvelar ya si la redacción de ese anteproyecto de Constitución Nacional Canaria fue "motu proprio" u obedeció a un acuerdo previo (y secreto, porque no ha trascendido) con otros partidos independentistas. Pero, conociendo a Antonio Cubillo y su "modus operandi", todo hace pensar que fue una iniciativa personal y un acto unilateral, al margen del resto de partidos independentistas, a los que nos tiene acostumbrados. ¿Con quién o qué interlocutores se está discutiendo ese anteproyecto de Constitución? ¿Y qué relevancia y efectos políticos tiene el hecho anecdótico de que se haya mandado un ejemplar de ese legajo a las organizaciones internacionales? Hay que recordarle al compatriota Antonio Cubillo que, pese a esa "labor diplomática" que dice ha ejercido durante cuarenta y siete años, todavía, y que se sepa de forma fehaciente, Canarias sigue sin estar incluida oficialmente en la Lista de Territorios no Autónomos de la ONU pendientes de descolonizar, en aplicación de la Resolución 1514 (XV).

Esta ha sido, sin duda, otra excentricidad de Antonio Cubillo, que, repito, es el referente histórico e incuestionable del independentismo canario, pero que nadie, que se conozca, le encargó que se erigiera en ponente constitucional para elaborar la futura Carta Magna canaria, en cuyo texto, aparte de algunos aspectos político-jurídico-constitucionales seriamente cuestionables, la capital del futuro Estado Federal Canario la sitúa alegremente en el Valle de La Orotava, y "acuña" la nueva moneda, el "áfrico". ¿No es competencia insoslayable de la Ponencia Constitucional, formada por eminentes juristas y destacados políticos de la tierra, la encargada de redactar, en su día, nuestra futura Constitución, que luego será votada en referéndum por el pueblo canario, los nacidos aquí?

El grave problema de Antonio Cubillo, y lo digo con todo afecto, es que todavía no se ha enterado de que ahora ya no está defendiendo los derechos laborales del colectivo de trabajadores portuarios, de las lecheras o del transporte urbano, con notable éxito por cierto. En la actualidad, sus interlocutores somos otros, y muchos estamos tan preparados y capacitados como él, con experiencia en relaciones internacionales, inclusive. Y es una verdadera catástrofe política para los patriotas canarios que ahora, cuando tenemos un medio de comunicación -hecho sin precedentes en el devenir del soberanismo canario-, como es EL DÍA, que se ha implicado en la liberación de Canarias, y cuando en esta coyuntura histórica, en pleno siglo XXI, plagada de contradicciones en las que incurre el anacrónico colonialismo español, no seamos capaces de asumir responsabilidades y no estemos a la altura de las circunstancias.

Nuestra patria, Canarias, no se puede permitir más prórrogas, porque el tiempo de juego ya ha finalizado. Y, ciertamente, Antonio, como tú dices muy bien al final de tu e-mail, "un barco con muchos capitanes nunca llegará a destino, y una orquesta sin director será un desastre si cada músico toca su propia música". La cuestión estriba, querido Antonio, en que tú siempre, contra viento y marea, has querido ser el "almirante de la flota", cuando no el único director de la "sinfónica de Canarias", que solo interpretará tu partitura.

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