1.- El Tribunal Supremo no ve razones "ni de equidad ni de justicia" para informar favorablemente un indulto para Sáenz, actual consejero-delegado del Banco Santander. Sáenz, que gana muchos millones de euros al año, a pesar de la crisis, fue condenado a tres meses de arresto por el mismo tribunal por acusar falsamente a unos empresarios, deudores a Banesto (entonces trabajaba el condenado en este banco) de 3,8 millones de euros; nada menos que los acusó de estafa y de alzamiento de bienes. Sáenz quería presionarlos para que pagaran esa deuda, contraída por una sociedad de la que ellos, incluso, eran socios minoritarios. Tras la denuncia fueron detenidos varios directivos y tres de ellos pasaron unos cuantos días en la cárcel, algo realmente insólito. Pero ya se sabe que en este país, con la justicia que tenemos, puede pasar cualquier cosa. Una vez libres, se querellaron contra el responsable del banco y ganaron. De nuevo, David venció a Goliat, aunque la condena fuera realmente simbólica, sólo tres meses de arresto.

2.- Pero he aquí que la norma del Banco de España dice que los directivos de la banca no pueden ejercer sus funciones si han sido condenados por delitos dolosos; y si esto ocurriera, aunque hayan cumplido su condena, no pueden volver a la entidad. Así que, tras esta nueva resolución del Supremo, al tal Sáenz le va a ser muy difícil seguir siendo consejero-delegado del Santander, el banco de Botín, del que es íntimo. El indulto lo había solicitado para evitar tener que salir del banco -y de la banca- y no sufrir el oprobio de que un banquero sea condenado nada más y nada menos que por denuncia falsa, sabiendo que los denunciados eran inocentes. Sencillamente, no pagaron su deuda porque no podían, pero ni alzaron bienes ni estafaron a nadie.

3.- Los banqueros también lloran. No creemos que el Gobierno de Zapatero -aunque vaya usted a saber lo que se cuece en esas cocinas-, con el informe negativo del Tribunal Supremo, se atreva a conceder el indulto a Sáenz. Seguramente Zapatero le dejará la papa caliente a Rajoy, al que le caerán encima todos los muertos del socialismo rampante y decimonónico que vivimos. Si todo sale como dicen el Supremo y el Banco de España, don tendrá que abandonar el banco y el sistema bancario como directivo. Que le encuentren un puesto de consultor, no sé, pero firmar como responsable no podrá hacerlo. No vienen mal sentencias como esta para que los todopoderosos no se crean tan todopoderosos. Por lo menos, aunque uno no crea en la justicia terrenal, algún resquicio encuentra para reconciliarse con ella.