Benedicto XVI dijo ayer que la Iglesia necesita una "fuerte renovación", que tiene que "despojarse" de su riqueza terrenal y de su poder político y abrirse a las preocupaciones del mundo, asegurando que las épocas de secularización contribuyeron a su purificación y a su reforma interior.

En un fuerte y duro discurso pronunciado ante grupos de católicos alemanes con los que se reunió en Friburgo (Alemania), el papa Ratzinger afirmó que desde hace decenios se asiste a un descenso de la práctica religiosa y se constata que una parte de los bautizados abandonan la Iglesia. Ante esa situación, el pontífice se preguntó si la Iglesia, "que somos todos los bautizados, no sólo la jerarquía, el papa y los obispos", debe cambiar y la respuesta que dio fue: "sí, es necesario un cambio".

"La Iglesia debe de nuevo abrirse a las preocupaciones del mundo y dedicarse plenamente a ellas", afirmó con rotundidad, a la vez que precisó que, sin embargo, "a lo largo de la historia de la Iglesia se ha manifestado la tendencia contraria. "Es decir, la de una Iglesia que se acomoda al mundo, se vuelve autosuficiente y se adapta a los criterios del mundo. Ella da más importancia a la cosa institucional y organizativa que a su llamada a la apertura", agregó el papa Ratzinger.

Sin ambages, Benedicto XVI insistió en que para cumplir su objetivo la Iglesia "debe de nuevo separarse de todo lo mundano". En esa línea de claridad, Benedicto XVI, que en estos años ha criticado el secularismo que avanza en el mundo, agregó que, "en un cierto sentido, la historia ha salido en ayuda de la Iglesia, ya que las diferentes épocas de secularización han contribuido de manera esencial a su purificación y a su reforma interior.

"Las secularizaciones, bien de las expropiaciones de los bienes de la Iglesia o la cancelación de los privilegios o cosas similares, significaron en cada ocasión una profunda liberación de la Iglesia de lo mundano: se despojaba de su riqueza terrena y volvía a abrazar totalmente su pobreza terrenal", dijo.

Para el papa teólogo, "liberada de su peso material o político", sin elementos mundanos, la Iglesia puede realizar mejor su labor social y caritativa, tras asegurar que la caridad no es para la Iglesia una "actividad de asistencia social que se puede dejar a otros, sino que es expresión irrenunciable de su misma esencia".

Benedicto XVI volvió a denunciar los casos de abusos sexuales por parte de clérigos, que, dijo, han ensombrecido a la Iglesia y los calificó de hechos muy "dolorosos". Más de un millar de abusos sexuales contra menores han sido denunciados en Alemania y, según se ha comprobado en los últimos 30 años, unos 350 menores sufrieron abusos. Según datos de la iglesia alemana, el pasado año se borraron de la Iglesia Católica por esta causa 181.000 personas.

Antes de reunirse con los grupos católicos, Benedicto XVI ofició una misa en un aeropuerto de Friburgo, donde ante unos 100.000 fieles aseguró que un agnóstico está más cerca de Dios que los "fieles rutinarios, aquellos que sólo ven en la Iglesia el boato, sin que su corazón quede tocado por la fe".

El papa Ratzinger aseguró que la Iglesia en Alemania seguirá siendo una bendición para la comunidad católica mundial, si permanece fielmente unida a los sucesores de San Pedro (al Papa, al él), si cuida la colaboración con los países de misión.