El Satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS) entró en la atmósfera y cayó en la Tierra, según confirmó ayer la agencia espacial estadounidense (NASA).

En su Twitter, la NASA explicó que el UARS "penetró en la atmósfera sobre el océano Pacífico", aunque "el momento preciso de la entrada y el lugar no se conocen con certeza".

Previamente, la agencia norteamericana informó de que los restos del satélite, que pesa unas seis toneladas, "cayeron en la Tierra entre las 03:23 GMT y las 05:09 GMT".

"El satélite estaba cruzando en dirección este sobre Canadá y África, así como sobre vastas zonas de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico durante ese periodo", explicaba.

Según mensajes difundidos en la red social Twitter sin confirmar, algunos restos del satélite supuestamente cayeron en el oeste de Canadá, en la ciudad de Okotoks, al sur de Calgary.

El UARS tiene el tamaño de una guagua y pesa más de 5,5 toneladas, aunque la NASA volvió a insistir durante la jornada de ayer en que el riesgo para la seguridad de las personas es "muy remoto".

Los científicos calculaban que al menos 26 grandes piezas del artefacto podían soportar las altas temperaturas del reingreso y caerían sobre la Tierra.

La probabilidad de que alguno de los restos del UARS alcanzara a una persona era muy remota, según la NASA, que la cifra en una entre 3.200.

De hecho, la NASA asegura que, desde el comienzo de la era espacial, no se ha confirmado ningún caso en el que haya resultado herida una persona por un objeto espacial durante la maniobra de reingreso en la atmósfera.

La actividad solar, el factor que adelantó el reingreso del satélite a la atmósfera previsto en principio para finales de septiembre o primeros de octubre, no resultó determinante en la velocidad de caída del satélite, que ralentizó su descenso por "un cambio en su orientación o configuración", según la NASA.

En el caso de que los restos del satélite cayeran en un área poblada o cerca de una, las Fuerzas Armadas de EE.UU. advirtieron recientemente de que los ciudadanos no deben tocar estas piezas, sino avisar del hallazgo a las autoridades.

Ante los rumores que circularon por internet de que las piezas podrían contener material radiactivo, la NASA se vio obligada a desmentirlo y aclaró que la recomendación de no tocar los restos del ingenio radica en que son afilados y pueden cortar, así como que pertenecen al gobierno estadounidense.