El presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de La Palma, Juan Crispo, afirmó ayer que se está vendiendo en algunos establecimientos vino de mesa como si fuera 100% palmero que se está elaborando con uvas importadas, un fraude al consumidor que también perjudica a los viticultores de la Isla.

Las manifestaciones de Juan Crispo se produjeron después de una reunión entre representantes del subsector vitivinícola y el director general de Agricultura del Gobierno de Canarias, Pedro Tomás Pino, solicitada por el Consejo Regulador tras la entrada a La Palma esta misma semana de un total de 400.000 kilogramos de uva foránea. El político palmero explicó que importar esta fruta "es totalmente legal. Nadie lo puede prohibir", por mucha producción y de buena calidad que pueda existir en la Isla.

En esta línea, Pedro Tomás Pino explicó que se están realizando todos los controles fitosanitarios y un seguimiento de la uva importada, una fruta "que está más controlada que cualquier otra. Si se cumple con todos los requisitos, como se está haciendo con la uva que entra a toda Canarias, no hay impedimentos para su importación. Otra cosa, lo que sí sería un delito, es hacer vino con esa uva que viene y decir que es caldo 100% palmero. Eso sí sería un fraude, pero nosotros no tenemos denuncia alguna de que eso esté ocurriendo".

Apenas a un metro del director general de Agricultura, el presidente del Consejo Regulador, en una denuncia al menos pública aunque no haya sido presentada ante la Consejería, reiteraba que "se está vendiendo como vino palmero mucho caldo a granel sin identificar, enmascarado, que se le dice al cliente que se compró en aquella o en la otra bodega", para luego concretar que "dentro de las bodegas adscritas a nuestra organización no entra ningún vino de fuera. Hay que tener en cuenta que la legislación dice que no se puede vender vino sin etiquetar, sin estar identificado".

Otra de las preocupaciones expresadas en la reunión por los miembros del Consejo Regulador fue el "serio peligro" que supone para los viñedos de la Isla y, por tanto, para el sector, la entrada de plagas junto a las uvas importadas. En este sentido, Pedro Tomás Pino hizo especial hincapié en que "compartimos las preocupaciones expresadas por los representantes del subsector vitivinícola", pero "las grandes plagas que han entrado en la agricultura canaria no se han producido por la importación de fruta en grandes cantidades; al contrario, el peligro ha estado en las pequeñas cantidades introducidas de forma particular por ciudadanos inconscientes del riesgo que supone".