La nueva ronda de notificaciones de la Dirección General de Costas para exigirles durante estos meses de verano a los propietarios de cuatro casas en Los Roques de Fasnia que dejen libre el paso en la zona de servidumbre marítimo-terrestre ha vuelto a impulsar el movimiento vecinal para evitar estos derrumbes.

En esta relación de edificaciones que se encuentran en esta franja de costa se incluye también la ermita, una construcción de mediados del siglo pasado que se pudo levantar gracias a las aportaciones de los emigrantes de Fasnia que regresaron de Venezuela.

Ahora todo es incertidumbre, no solo para los dueños de las casas-cueva, que han emprendido el camino del recurso legal ante la decisión de la Dirección General, sino del resto de habitantes, que a través de la asociación de vecinos y veraneantes San Roque anuncian que impulsarán a partir de octubre las medidas que sean necesarias para "conservar este poblado costero tal y como ha estado toda la vida".

Entre las acciones que barajan los dirigentes vecinales, según anunció ayer el secretario del colectivo San Roque, Juan Jesús González, "figura impulsar los contactos para obtener el apoyo de las distintas administraciones canarias para obtener la declaración de Los Roques como Bien de Interés Cultural (BIC)", algo que sustentan en los valores históricos de la zona, que consideran "es un núcleo de población consolidado con antelación a la Ley de Costas, que es del año 1988, mientras que se pretende derribar construcciones de finales del siglo XIX y principios del XX".

Ahora, "con el apoyo del Ayuntamiento de Fasnia, hay que empezar a tocar las puertas, de manera que a través de alguna declaración que revierta en el interés de este pueblo, lo podamos seguir conservando", ya sea a través del BIC o cualquier otra calificación que establezca su interés, como el turístico, dijo González.

Más reivindicativos

Los Roques celebra este fin de semana sus fiestas, "una oportunidad para incrementar nuestras reivindicaciones", porque la sensación que se respira en este pueblo "es que hay muchas ideas para solventar este asunto, pero cada una implica mucho dinero". En este sentido, los vecinos explican que no solo sufren el problema del deslinde, sino que los desprendimientos en la zona del Roque de hace dos años mantienen aún los accesos cerrados, tanto a las viviendas y la ermita apercibidas de derrumbe, como al paso por el túnel que conecta con la cercana playa del Abrigo.

Además, a través de esta vía se llega a las piscinas de los apartamentos Bahía, sobre las que pesa una sentencia que establece su demolición, por lo que se proyecta a través de este recorrido, incluidas las infraestructuras afectadas, un paseo marítimo. Sin embargo, los habitantes de este enclave, que en sus orígenes comenzó como un asentamiento pesquero, lo que quieren "es conservar todas las casas y asegurar el risco para evitar más desprendimientos, para seguir manteniendo la imagen singular de toda la vida".

González dijo que los habitantes de Los Roques "echan en falta, ahora que llegan las fiestas, no poder estar en su ermita, porque se ha bajado a San Roque desde Fasnia y se tiene que poner en el centro cultural de manera provisional, además de no poder celebrar la procesión por el interior del pueblo, como era tradicional".

Para la mayoría de los vecinos, la intención de Costas "es muy drástica, porque para facilitar el paso no es necesario tirar las viviendas, ya que desde El Roque, hasta que se valló, siempre se ha podido llegar a las dos playas". Además, señalan que "pretender tirarlas ahora es un extremismo innecesario, porque fueron rehabilitadas hace tres años con sus permisos correspondientes", dijo Mani Delgado.

Carmen María, que heredó su casa de su abuelo, explica que las primeras hijuelas son de 1917, "mucho antes de la Ley de Costas y de que nacieran aquellos que ahora pretenden derribar las casas".