Es a través de la práctica de todos los días, de todo lo que estamos viendo en el vivir diario de todos los canarios, como alcanzaremos a conocer la verdad y los métodos de lucha que tenemos que aplicar en esta colonia, conociendo las necesidades de nuestro pueblo en esta segunda década del siglo XXI, y ante los problemas económicos y vitales que sufre la mayoría de nuestra gente. Ahí está el secreto que debemos resolver los que llevamos cerca de cincuenta años luchando por la independencia y que no hay otra solución para esta tierra en la que hemos nacido.

Cuando estuve por primera vez en la República Popular China, en 1966, invitado oficialmente por el gobierno de Pekín en la Conferencia de Escritores Afroasiáticos, representando al MPAIAC y a Canarias, tuve el honor de discutir varias veces con el jefe histórico de la revolución china Chu en Lai, que hablaba perfectamente el francés, entre otras lenguas.

Chu en Lai era un joven chino de familia acomodada de funcionarios que había nacido en 1898 en Huaian, cuya familia le preparó de joven enviándolo a universidades en China, Japón y Europa, en Francia, Inglaterra, Alemania o Rusia, donde aprendió correctamente estas lenguas europeas y la forma de pensar de dichos países occidentales, lo que le sirvió de mucho en el proceso revolucionario chino y cuando fue ministro de Asuntos Exteriores de la R. Popular China a partir de 1949. Estando en Francia, en 1921, fue reclutado por el Partido Comunista Chino.

En 1966 nos recibió en la Asamblea Nacional y entabló conversación con cada uno de nosotros en todos los idiomas y nos explicó cómo había sido la revolución china, la agresión de los japoneses, cómo vivía el pueblo chino antes de la revolución (la miseria de todo un pueblo, el paro, el hambre de siglos y las penalidades del pueblo) y cómo supo luchar y se pudo recuperar y volverse un país trabajador con perspectivas de futuro.

Siempre tuve la curiosidad de saber si había estado en los principios de la guerra civil en España, pues en algunas fotos de la guerra en 1936 había visto unos chinos en el frente catalán. En efecto, me confirmó que era él, pero que solo estuvo unas semanas para verificar esta experiencia revolucionaria española, pero que enseguida tuvo que salir para China. Después, en un aparte, tras explicarle el problema del colonialismo español en Canarias y lo que deseábamos los independentistas, le hice una pregunta que un gran luchador como él solo podía contestarme. Le pregunté en francés: "¿Qué es el comunismo para un luchador como usted?". Se quedó mirándome y me dijo: "Dar de comer a novecientos millones de chinos dos veces al día". "De acuerdo y muchas gracias", le dije; siempre tengo en el recuerdo esta sabia respuesta.

Mao Tse Tung decía en una de sus obras "que la existencia social de los hombres determina su pensamiento…, y la verdad debe inspirarse de la práctica. Es por la práctica que se concibe la verdad. Hay que corregir la verdad según la práctica".

En términos generales, los independentistas canarios debemos sacar experiencias de todas las luchas de liberación, pero sobre todo debemos inspirarnos de la práctica diaria de nuestra lucha de liberación y corregir lo que haga falta para alcanzar nuestra meta, que es la recuperación de nuestros justos y legítimos derechos nacionales en tanto que pueblo colonizado. No tenemos que copiar a nadie, pero sí examinar las experiencias de los otros, y esto no quiere decir que nos comparemos con pueblos de millones de personas como los chinos, sobre todo teniendo en cuenta que no somos sino un millón de canarios en las Islas y un millón y medio más en la diáspora.

Tenemos que señalar que el representante de la Corona española, país europeo colonialista, señor Rodríguez Zapatero, ha estado estos días en Turquía para hablar de la fantasmada colonial denominada Alianza de Civilizaciones, una de tantas maniobras de este representante del viejo colonialismo español. Ha estado en Ankara, Turquía, para apoyar al régimen islamista de centro derecha del presidente Recept Tayyip Erdogan, un régimen que ha traicionado los principios del gran presidente turco Kemal Ataturk, que sacó su país del viejo y colonial régimen otomano para adentrarlo en los tiempos modernos. Necesita el apoyo de este régimen la Corona española, que coloniza el continente africano, pues aún domina las Islas Canarias desde hace seis siglos, nuestro pueblo, y posee varias ciudades ocupadas en Marruecos desde hace cinco siglos que no quiere abandonar. Zapatero sabe que el presidente Erdogan quiere hacerle olvidar que sus aviones bombardean continuamente el pueblo kurdo y, además, vergüenza de vergüenzas, ocupa una gran parte de la República de Chipre, país soberano europeo.

Yendo a la Turquía actual, el todavía representante de la Corona española apoya la represión de los turcos contra los kurdos y, además, está de acuerdo con la ocupación de una parte de la República de Chipre, y busca el apoyo del régimen de Erdogan para que Turquía no hable del colonialismo español en África y le promete, con su fantasmal Alianza de Civilizaciones, el apoyo de gobiernos americanos socialistas, antiguas colonias, con quienes mantiene buenas relaciones, para que siga con su política en Medio Oriente y de represión contra los kurdos y chipriotas.

Es por ello que hay que denunciar esta Alianza de Civilizaciones inventada por el representante de la Corona española. Por cierto, y no hay que olvidarlo, fue España el primer país europeo que llegó a expulsar al pueblo judío a la fuerza en el siglo XV y, posteriormente, durante tres años a los moriscos españoles entre 1609 y 1611. Esto y la masacre de armenios llevada a cabo por el Gobierno turco a principios del siglo XX son las cosas que no pueden olvidar estos personajes que ahora se inventan la Alianza de Civilizaciones para hacer olvidar sus crímenes.

Se acerca cada día más la fecha del 20-N, en que el Gobierno colonial español piensa celebrar elecciones en la metrópoli y estos territorios africanos. Los partidos españoles y los autonomistas parasitarios preparan sus armas y carteles para convencer a muchos de nuestros compatriotas para que participen en esta nueva mascarada colonial, sabiendo que una gran mayoría de nuestro pueblo se va a abstener de nuevo en estas elecciones.

Ya hemos repetido muchas veces que la Canarias colonizada y ocupada no puede participar en las elecciones; el gobierno de Madrid busca, por todos los medios, que haya una cierta participación para pregonar a los cuatro vientos que los colonizados participan en las elecciones organizadas por la España colonial y que quieren tomar parte en el juego electoral. Para colmo -ya pasó en las últimas elecciones de mayo-, participaron en el juego electoral tres partidos que se dicen que están por la independencia. Sus pobres resultados fueron enviados enseguida a los organismos internacionales para que los supieran.

En estos momentos, incluso hay un grupo de canarios que se autodenominan de izquierdas que van a participar de nuevo en esta mascarada, e incluso oímos el otro día en una radio que tienen en la isla de San Borondón que estarían dispuestos a que participaran los independentistas, con el gran contento de la Corona española. No son capaces de decir que la Constitución monárquica que instalaron en la metrópoli los herederos del dictador Franco es ilegal, puesto que nunca derogaron la Constitución republicana de 1931. Lean la cláusula final derogatoria para que vean que nunca fue derogada la anterior Constitución republicana. Pero esto es un problema que tienen que resolver los republicanos españoles, no los canarios.

Como ya dijimos en un artículo anterior sobre la visita organizada a esta colonia por el español y senador a dedo Gabriel Mato de unos trece parlamentarios europeos, se llevó a efecto con las consabidas fotos, y los representantes de Asaga, en alguna que otra finca de plataneras, pero sin que se les dijera la verdad a los agricultores canarios, es decir, que mientras esto siga siendo una colonia española no habrá futuro para nuestra agricultura. Que la única solución es luchar para que Canarias se convierta en un país independiente y, entonces, entrar en tanto que nación africana dentro del grupo de países ACP (África-Caribe-Pacífico), con lo que podríamos exportar todos nuestros productos agrícolas a todo el continente europeo sin pagar aranceles.

Otra cosa que hemos visto en estos días ha sido observar cómo las autoridades españolas de la isla de La Gomera, y especialmente el actual presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo, insisten en cambiarle el nombre guanche a nuestra isla y sustituirlo por la "Isla Colombina", por el hecho de que, en 1492, pasó por la isla Cristóbal Colón, en un viaje que significó la explotación de todo un continente por las hordas españolas. Sabemos que muchos compatriotas gomeros están indignados con este nombre y las andanzas del tal presidente del Cabildo, así que esperamos que no concurran más a las urnas para apoyarlo en cosas tan ridículas como querer cambiar el nombre de nuestra isla de La Gomera.

En África del Norte se van consolidando los procesos revolucionarios que empezaron en Túnez este año con la llamada Revolución del Jazmín y terminaron con tres dictaduras. En Túnez, país africano pequeño, una chispa puso en marcha a todo un pueblo que, en un par de meses, fue capaz de acabar con una dictadura de treinta y cuatro años. Su ejemplo se extendió a las dictaduras de Egipto y Libia, y en Marruecos también surgieron protestas que por ahora se han calmado, entre otras cosas porque Rabat reconoció la lengua amazigh como lengua oficial del país. La lección que tenemos que sacar nosotros es que cuando un pueblo dominado se echa a la calle no hay quien lo detenga. Nosotros llevamos seis siglos y todavía no hemos aprendido la lección. La práctica de estos pueblos hermanos nos enseña que hay que rebelarse y lanzarse a las calles para arrancar los justos y legítimos derechos nacionales que pertenecen a los pueblos. El pueblo canario debe comprender que quien se hace cordero los lobos se lo comen.

Personajes como Paulino Rivero, el exalcalde de El Sauzal, no representan a nuestro pueblo ni se puede esperar que solucionen nuestros seculares problemas. Son personajes fabricados por el colonialismo, pero que siguen ahí porque muchos godos y canarios los apoyan con sus votos, pero hay un refrán chino que dice: un buey de arcilla entra en el mar; no se tienen más noticias de él.

Seguiremos insistiendo en que en las elecciones del 20-N ningún patriota vaya a votar, que haya una abstención bastante fuerte, que no caigan en las trampas que prepara el colonialismo y sus aliados, sean de la tendencia que fueren. Con elecciones organizadas por la Corona española no se gana la independencia.

el MPAIAC

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