"Cuando en septiembre acabes de

vendimiar, ponte enseguida en

octubre a sembrar"

ESTE NUEVO mes trae alegrías y disgustos entre nuestra población más menuda, porque si nos ponemos en la puerta de alguno de los colegios de nuestro Archipiélago el primer día de clase, veremos caras muy alegres, sonrientes, y otras muy tristes e incluso llorosas. Son, no nos quepa duda, las diferentes formas que tienen los niños de hacer frente a lo que de aquí en adelante supondrá para los unos y los otros el colegio. Como igualmente muchas familias de nuestras islas han sabido afrontar con una u otra actitud su situación de drama personal y familiar al verse envueltas en el impacto "crisis" que a tanta gente tiene sumida en la pobreza.

Y las malas noticias no cesan de producirse: "Canarias es la cuarta Comunidad Autónoma del Estado con mayor nivel de pobreza". "En Canarias quedan muy pocos negocios en los que no se hayan recortado trabajadores". "Canarias lidera la emigración a otras autonomías en los últimos dos años". "Los ayuntamientos tienen colapsadas sus áreas sociales". "Preocupación dentro del colectivo de Trabajadores Sociales de Canarias, por los recortes que están experimentando los servicios sociales en el Archipiélago". "Once ayuntamientos, con el agua al cuello". Y todo esto se convierte en paro…, pobreza…, miseria…, hambre… Y leemos otro tipo de noticias en los mismos medios que, relacionadas con las anteriores, nos dicen: "La ONG x ha repartido miles de kilos de comida entre quienes acuden a sus dependencias en demanda de ayuda". "El colectivo y distribuye comida a más de z personas al mes". "Cáritas incrementa en un alto porcentaje el número de personas que acuden a ella en demanda de ayuda, incluso con un grito de búsqueme un empleo de lo que sea

A la vista del panorama que tenemos, todavía albergábamos un ápice de esperanza en que el paro no creciera en el pasado agosto; pero nuestro gozo en un pozo, porque como anticipo a los datos de la EPA, llega el ministro de Trabajo y nos dice en los medios de comunicación el pasado día 30 que "el paro aumentó en agosto y pide un pacto de rentas". Y como no hay dos sin tres, los indigentes, los sin techo, ese colectivo apátrida de muchas ciudades como Santa Cruz de Tenerife y otras de nuestra tierra, como no tienen suficiente con estar tirados en la calle día tras día, mes a mes, año a año, deben andarse muy avispados no solo para no morir de hambre, sino para no morir de una paliza. "Un indigente muere en Madrid tras recibir una fuerte paliza", nos decía el pasado día 29 la prensa.

Y con todas estas preocupaciones encima, dándole vueltas a la cabeza y tratando de buscar soluciones para quienes lo están pasando muy mal, un amigo con el que me encuentro y trato de desahogarme un poco de tanto y tanto problema que afecta a miles de personas en nuestro alrededor, me hace remontar a épocas muy tristes de mi niñez, cuando dice: "¿Sabes qué?, el otro día, hablando con mi esposa, hacemos un repaso a esta situación y vemos que, hace 65 años, había mucha gente haciendo cola en las parroquias y conventos para obtener un plato de comida caliente, o en las llamadas cocinas económicas o cocinas sociales para lo mismo. Hoy, 65 años después, ante las dependencias de Cáritas, ante los comedores sociales, ante los ayuntamientos, ante las ONG y asociaciones de vecinos, se suceden las colas de quienes no tienen nada, para lograr entrar al comedor, o que les den la bolsa de comida y preparar un potaje caliente... Hace 65 años, había interminables colas ante las oficinas de colocación, para conseguir entrar en una peonada y trabajar en una carretera… Hoy, 65 años después, vemos interminables colas ante las oficinas de empleo, para inscribirse y encontrar un trabajo o para renovar su tarjeta porque ya son parados de larga duración… Ya hablaban el otro día en la prensa local de que Canarias tiene un 52% de los parados que llevan un año sin empleo". Y mi amigo me da pie para decirle: "Y estos de las colas de hoy ¿quiénes son…?, porque no creas que vienen de una guerra… Son gentes como tú y como yo, que hace no más de dos años tenían su piso, su coche, sus dos o tres televisores de plasma, videojuegos de última generación para el niño, ordenador fijo y portátil, teléfonos móviles, internet, televisión por cable... Con hipotecas y créditos, sí, pero trabajaba la pareja y tenían ingresos superiores a los cuatro mil-cinco mil euros".

Ante todo esto, ante ese panorama tan apocalíptico, ante tanta incertidumbre, yo me atrevo a hacer una reflexión: "Mi amigo ha rememorado unos años de postguerra española que, añadido a la Segunda Guerra Mundial, hizo que ocurriese lo que me contaba, y que también viví. Y me digo que lo pasamos muy mal, no cabe la menor duda; vivimos situaciones muy duras, como muchas familias hoy. ¿Por qué no vamos a ser capaces de salir de la que nos invade ahora? Nuestros padres, nuestros abuelos, las gentes de aquellos años cuarenta que con trabajo, tesón, ahínco y muchas cosas más ¿no lograron remontar? ¿Por qué no hoy también?

Amigas y amigos, les dejo con mi reflexión, que espero sea la suya. Les agradezco su apoyo, "su granito de arena", que, no nos olvidemos, "pequeños gestos nos llevan a grandes soluciones", y les animo a animar, creemos el sentido de unión y juntos salgamos adelante, salgamos del pozo, que es frío y húmedo; hay que buscar un ambiente mejor.

de Tenerife