La montañosa frontera entre Pakistán y Afganistán, refugio de redes talibanes de ambos países, fue ayer escenario de un enfrentamiento armado que acabó con la vida de 25 miembros de las fuerzas de seguridad paquistaníes y de 20 insurgentes.

Los choques se desataron después de que entre 200 y 300 talibanes atravesaran la frontera desde las provincias afganas de Kunar y Nuristán para atacar, antes del amanecer, siete puestos fronterizos de las fuerzas paquistaníes en el distrito norteño de Chitral.

En el intercambio de fuego murieron 16 miembros de un cuerpo de seguridad fronterizo y 9 agentes policiales, además de 20 "terroristas", afirmaron las Fuerzas Armadas de Pakistán en un comunicado.

En el texto se precisa que los uniformados paquistaníes abrieron fuego contra los milicianos al verse asaltados pero no pudieron evitar que dos puestos de control fueran tomados por los talibanes.

Fuentes policiales de la zona confirmaron la intensidad de los combates y no descartaron su continuación. Las autoridades enviaron refuerzos a esta montañosa zona para acabar con el ataque insurgente.

El Ejército paquistaní argumentó que talibanes de distritos norteños se han reorganizado bajo la batuta del mulá Fazlulá, que controlaba el valle de Swat, y de Faqir Muhamed, un alto mando talibán paquistaní, alrededor de la zona del ataque.

Santuarios

En 2009, los militares paquistaníes lanzaron una operación a gran escala en el valle de Swat y distritos aledaños, algo que hizo que los insurgentes se reagruparan en otras áreas.

"Debido a la escasa presencia de fuerzas afganas y de la OTAN a lo largo de la frontera, los terroristas están usando estas zonas como santuarios y han organizado repetidos ataques contra nuestros puestos de seguridad", precisó el Ejército.

Pakistán ha señalado las provincias afganas de Kunar y Nuristán como una nueva cuna para los integristas y ha criticado que las tropas extranjeras y afganas no hayan tomado medidas para que no sigan atacando a las fuerzas paquistaníes "con impunidad".

No es la primera vez que el Ejército de Pakistán, que se halla bajo presión de EEUU para que hostigue a las redes yihadistas, acusa a la OTAN y a Afganistán de permitir que los milicianos integristas ataquen su territorio. En junio, otro ataque transfronterizo dejó 25 muertos entre las fuerzas paquistaníes y 45 entre las filas talibanes.