El mexicano Mario Molina, uno de los tres ganadores del Nobel de Química en 1995 por descubrir el daño que causan en la capa de ozono los clorofluorocarbonos de los aerosoles, se mostró hoy a favor de un acuerdo internacional para luchar contra el cambio climático, aunque lo consideró difícil de alcanzar.

Molina, que se encuentra en Puerto Rico para participar en el Congreso Mundial de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada que se celebra hasta el viernes en San Juan, dijo en una entrevista que un acuerdo entre países es la mejor opción para frenar el cambio climático que experimenta el planeta.

"Será difícil alcanzar un acuerdo al que se opone Estados Unidos", dijo Molina, que apuntó al Partido Republicano como el principal escollo para que el país norteamericano se sume a una iniciativa internacional contra el cambio climático.

Molina, Nobel de Química junto al estadounidense Frank Sherwood Rowland y el holandés Paul Crutzen, resaltó que desde los sectores más conservadores de Estados Unidos se ha desprestigiado a la comunidad científica y que ésta no ha sabido responder de forma contundente.

Sobre el establecimiento de una tasa a los países por emitir dióxido de carbono, este miembro del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del Colegio Nacional (México) explicó que esos ingresos "se utilizarían después, en parte, para ayudar a los países en desarrollo".

En su opinión, lo ideal sería cobrar un coste directo por la emisión de dióxido de carbono, unos 10 dólares por tonelada emitida.

En cuanto a qué medidas se deberían tomar para frenar el cambio climático, dijo que su primera opción es apostar por energías limpias como la solar y la eólica.

"La tarea en cualquier caso no es fácil, ya que se trata de fuentes más caras que los combustibles fósiles", sostuvo el profesor mexicano, asesor en 2008 del equipo de transición del presidente estadounidense Barack Obama para cuestiones del medioambiente.

Molina destacó que la energía nuclear puede ser también "parte de la solución", aunque matizó que no hay una sola forma de poner fin al problema del cambio climático.

El científico señaló que en todo caso se podría continuar con los combustibles fósiles, siempre que se almacene el dióxido de carbono que éstos emiten a la atmósfera.

"Para resolver el problema hay que relacionarse con los políticos", dijo Molina, quien recordó que hay en la actualidad un 40 por ciento más de dióxido de carbono en la atmósfera que cuando comenzó la Revolución Industrial a mediados del siglo XVIII.

El profesor mexicano lamentó que no se haya alcanzado un consenso entre países como el que hizo posible en 1989 el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan el ozono.

Las consecuencias para Molina son un aumento evidente de los desastres naturales, cuyo coste según el químico no ha sido cuantificado debidamente por los gobiernos de los países.

"El dióxido de carbono está cambiando el clima y una de sus consecuencias es el aumento de la temperatura en un grado centígrado", subrayó, después de indicar que más huracanes e inundaciones son la evidencia del cambio que experimenta el planeta.

"El cambio climático es un problema global que requiere un esfuerzo diplomático", dijo Molina, uno de los siete premios Nobel en Química presentes en la 23 edición del Congreso Mundial de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada.

El congreso cuenta con el apoyo de la Sociedad Americana de Química de Estados Unidos y la Federación Latinoamericana de Asociaciones Químicas.