¿QUÉ INCREMENTO hay respecto de 2009? ¿Qué perfil tienen las personas atendidas? ¿Cuántos inmigrantes? ¿Más de 3.000 en La Laguna? ¿Está Cáritas desbordada? Eran algunas de las preguntas que nos hacían en las horas posteriores a la presentación de la Memoria Institucional de Cáritas Diocesana correspondiente al año 2010, presentada el pasado 16 de junio tanto en Tenerife como en Las Palmas. A todas esas preguntas y muchas más dimos cumplida respuesta porque es nuestra misión; aparte de la atención, la información. Cuando a solas pude analizar aquellas preguntas, inquietudes por conocer más sobre Cáritas, interrogantes, dudas… no sólo de los medios de comunicación, sino de otras muchas personas interesadas en conocer qué hacíamos en Cáritas y cómo, una enorme tristeza me invadió. Porque tan solo una, únicamente una persona, me preguntó: "¿Recuerda el nombre de alguna de las personas que hayan atendido?" Sí, recuerdo perfectamente el nombre de la familia que yo, personalmente, atendí hace tres meses -le dije-. Se llaman Luis y Cande, de 35 y 33 años, respectivamente; y sus hijos, Yurena y Marcial, de 7 y 6 (por discreción he cambiado los nombres verdaderos).

En Cáritas, desde que tuve el privilegio de entrar, hace 22 años, he oído mencionar siempre tres palabras en la publicación de esas cifras: "Números con rostro". Porque detrás de las más de 21.000 personas que atendimos en nuestra provincia occidental el pasado año hay rostros con miedo, desesperación, angustia, incertidumbre… ¡rabia! Niños que solo hacen una comida al día (la del colegio) en el mejor de los casos. Porque Yurena y Marcial llevaban tres días comiendo solo pan. Padres y madres de familia que cuando con el carro de la compra llegan a la caja, la tarjeta no pasa por falta de dinero en cuenta; familias que acuden a comedores sociales; desahucios por falta de pago del alquiler o la hipoteca (es durísimo y muy doloroso ver cómo ponen a una familia en la calle con todas sus pertenencias. Sí, en la acera, sentados, y los muebles apilados junto a ellos).

Cuando la noche del 15 de junio pasado, en el silencio de mi cuarto de trabajo en casa, repasaba los informes que íbamos a hacer públicos al día siguiente, un nudo en la garganta me atenazó y los sentimientos, a flor de piel, hicieron lo demás. No pude evitar recordar a Luís, Cande y sus hijos, a los sin techo, sobre todo a los últimos fallecidos en la calle, y a tantas y tantas familias que conformaban las 21.056 personas que, junto a otras muchas más que no se pudieron atender, pasaron por Cáritas. Pero también recordé el inconsolable llanto de una voluntaria de Cáritas, porque no tenía ni siquiera un paquete de judías para darle a Carmen. Un día, una señora me decía que "hay que ponerse en el lugar de quien va a Cáritas a pedir". Y es cierto, por eso nuestro voluntariado y el personal contratado que ejerce esas tareas se van a casa con "el trabajo en su mente" -le respondí-. Porque también hay que ponerse en el lugar de quien, en un establecimiento de Cáritas, tiene que decir "no puedo", "no tengo".

Las Cáritas que atienden la Acción Social de Base, o sea, donde le dan la bolsa de alimentos o el vale para el súper, la ropa, el vale para la farmacia, el de la óptica, se le ingresan los importes del recibo vencido de agua y/o luz porque tiene aviso de corte, etcétera, se nutren para esas atenciones de lo que usted, su familia, amigos, los vecinos, los compañeros de oficina y un importante número de personas con un grado de solidaridad impresionante hacen, contribuyendo generosamente en las colectas de las misas del primer domingo de mes y víspera, del pasado domingo 26 de junio, Corpus Christi (Día de Cáritas), haciéndose socio-colaborador de Cáritas, aportando otras donaciones en dinero o en especie destinadas a la labor que llevamos a cabo, como se desprende de la Memoria 2010 presentada y que pueden consultar y descargar, en nuestra página web www.caritastenerife.org.

A pesar de todo, el optimismo y la esperanza que tengo me gustaría poder enviárselos a todas y cada una de las personas que lo están pasando mal, muy mal y peor, dentro de esos vientos alisios que recorren todo el archipiélago. Y les animo a no quedarse en casa lamentándose de la situación en que han caído; o que por causas de la falta de empleo y medios para subsistir alguien entre en depresión; o lamentarse porque después de haber puesto 300 currículums no se ha obtenido ninguna respuesta. Entre todos tenemos que levantar y erradicar la crisis; para eso necesitamos estar fuertes, con la mente despejada y dispuestos a hacerlo realidad. Se está cayendo en "con lo que cobro de paro tengo para vivir", y rechazamos algún que otro empleo. Siempre es preferible tener un empleo a percibir una prestación por no tenerlo.

Si se hace realidad que el turismo en Canarias sigue creciendo, veremos nuevos puestos de trabajo en casi todos los sectores y remontará nuestra situación económica personal. Los datos del desempleo irán cambiando de signo y seguirá descendiendo el paro. Volveremos a una normalidad más saneada que la anterior a la crisis.

Y mi optimismo y esperanza también está en ustedes, personas que colaboran con Cáritas para hacer posible que, como el año pasado, muchas familias lo pasaran menos mal. Comparte, incluso lo necesario. Gracias.