Garik Israelian, director del Festival Starmus, agradeció la participación de Tangerine Dream y de Brian May en un evento que, según él, está teniendo una relevancia a escala mundial incuestionable.

"El hecho de que un músico del nivel de Brian May esté hoy (por ayer) en Tenerife es algo que no ocurre todos los días", avanzó. Además, Israelian incidió en el hecho de que "el concierto es una ocasión única, porque por ahora no hay intención de volver a juntarlos, de oír a dos referentes de la música en una cita que no forma parte del tour que en estos momentos realiza Tangerine Dream", puntualizó antes de realizar una reflexión científica: "En el espacio exterior hay entre quince y veinte estrellas que emiten unas ondas acústicas y algunas lo hacen en el rango audible", dijo sobre la base de un concierto que nació como un experimento.

"Garik nos proporcionó sonidos que tenían una gran pureza y que nosotros decidimos descomponer para transformarlos en señales a las que añadimos bajos y unos componentes rítmicos, salvo los sonidos del sol, que tienen unas partes bastante duras y regulares", aclaró Edgar Froese.

El miembro de Tangerine Dream no dejó de regalar un elogio a uno de los fundadores de Queen.

"No soy un adulador, pero Brian May es un gran guitarrista; uno de los mejores del mundo", afirmó; "es un genio que me hace recordar el día en el que tuve la suerte de actuar junto a Jimmy Hendrix, en el año 1968... Aquel chico hacía vibrar su guitarra con una sola pulsación. Parecía que todo iba a estallar", recordó Froese, sin dejar de mirar a la cara a Brian May.