Al final de este editorial explicaremos someramente la razón de su título. Y más adelante hablaremos del niño político Ríos, presidente de la Comisión para la Adjudicación de las Emisoras de FM -sí, el mismo del Estatuto de Autonomía-, y del increíble y triste despotismo de ambos desalmados, que han entregado la mayoría de las emisorias netamente canarias a empresas peninsulares, con residencia en España, y a Las Palmas con la intención, entre otras, de cumplir la exigencia del PSOE canario y narcotizar más al pueblo que viva aún más sometido. Es decir, robándonos la libertad. Muy pronto "deleitaremos" a los lectores y al pueblo de Canarias con revelaciones insólitas, inauditas. Será luego, porque antes nos urge insistir en una idea en torno a la cual gira el futuro de Canarias. Hemos retado en el pasado, lo estamos haciendo en el presente y lo haremos en el futuro a eruditos, historiadores e investigadores a que nos digan que el "gran" de "Gran" Canaria le corresponde a esa isla por alguna razón; a que nos justifiquen que es válido. Incluso hemos retado a los canariones en general a que nos digan que esto no beneficia a una isla, que es la tercera en superficie y la segunda en población -no la primera en todo, como pretenden ellos- y que, además, está desprovista de atractivos naturales, de cultura, de luz y de afectividad. Hasta las playas de las que alardean resulta que son peligrosas y mortales muchas veces al año durante todos los años.

De forma similar, retamos a todos los canarios a que nos digan por qué somos españoles, si los españoles son los que viven en España, en el continente europeo y en tierras españolas. ¿Por qué somos españoles si vivimos en aguas de otro continente alejado del europeo? Estamos a 1.400 kilómetros del punto más próximo de Europa, lo cual es una distancia sideral. ¿Por qué somos españoles si estas tierras eran de sus propietarios guanches, nuestros antepasados, que fueron cruelmente invadidos, derrotados y sometidos, pese a que se defendieron durante casi cien años contra el invasor y opresor? Un invasor genocida que se convirtió en verdugo, esclavista, déspota, tirano... ¿Por qué somos españoles?

El que sienta la españolidad de estas Islas que nos la explique mediante el sistema que quiera. No sólo debe explicarla, sino también ha de justificarla y demostrar la realidad de su esencia como español. Lo retamos a que diga que no se siente en ridículo cuando en la Península, o en Europa, dice que es español y al preguntarle sus interlocutores que de dónde, apunta a ese punto frente al Sahara que se llama Archipiélago canario, territorio marítimo del continente africano. Y entramos en la materia de hoy.

La situación en la actualidad es insostenible debido a la tiranía de dos gobiernos, el español y el canario, a los que estamos sometidos. Incluso podemos hablar de dos totalitarismos, que es lo mismo que decir dos dictaduras. Dictaduras como las que no padecimos ni en tiempos del caudillo. Dictaduras disfrazadas de democracia, porque no vivimos en una democracia sino en una repugnante y peligrosa partitocracia que, para más inri, es un sistema que va desapareciendo del mundo. Un sistema que últimamente ha tenido tres síntomas de irse acabando para siempre tanto en Portugal como en Macedonia, en Grecia y hasta en el Perú, donde los partidos autóctonos que buscan el bien de su tierra y de su gente, así como los partidos conservadores de buenas conductas y economías fecundas, están triunfando de una forma sorprendente. Mientras tanto, España, país al que desgraciadamente nos suman a los canarios, sigue envuelto en la nebulosa de la izquierda, del aborto, del laicismo, del sexo confuso, de la eutanasia y de todo lo más abyecto que ha sido condenado desde el comienzo de los tiempos. Los canarios estamos uncidos a la fuerza, como bueyes o bestias, a ese régimen español rechazado por Europa y por el mundo.

Repetimos lo que hemos dicho otras veces: nos tienen que abrir la cabeza, nos tienen que trepanar quirúrgicamente para introducirnos las razones comprensibles de los que, habiendo nacido en esta tierra, se sienten españoles y creen que son españoles cuando la realidad es que son simples indígenas, nativos, engañados primero por el temor y luego por la narcosis; engañados y sometidos con el apoyo de las Fuerzas y de la Justicia condenatoria que nos amenazan si decimos que no somos españoles. ¿Cómo se concibe amar a los asesinos de nuestros antepasados? Porque esta no era una tierra deshabitada cuando llegaron las tropas castellanas y sus mercenarios para apoderarse de ella. Aquí había miles de habitantes que fueron masacrados en el quizás más relevante de los genocidios que conoce la historia. Respetamos a las personas y sus creencias pero, francamente, no concebimos -y no queremos aplicar calificativos de ninguna clase- que pueda alguien alegar que es canario y español, o simplemente que es español, habiendo nacido en estas islas. Eso lo puede decir un andaluz, un extremeño o un asturiano, pero jamás un canario. ¿Ignora el canario que vive en unas Islas, en unos peñascos antiguamente afortunados, hoy no en medio del Atlántico, enfrente de la costa africana, sahariana, que Europa le queda muy lejos?

Claro, para España y para Europa tener una colonia, o una región ultraperiférica en el caso de los europeos, supone un beneficio inmenso. Pero no somos ni españoles, ni europeos. Tenemos educación, lengua y culturas impuestas a raíz de esa conquista, de ese genocidio, pero no tenemos sentimientos propios de nacimiento legítimo para ser calificados de españoles o europeos.

EL DÍA esta siendo perseguido por algo tan noble como es pedir la libertad de Canarias. Comentaremos muy próximamente, si no hay vuelta atrás, la mayor felonía que han cometido los "nacionalistas" contra este periódico por decir que no son nacionalistas, que no son patriotas y que están gobernando no sólo de una forma inhumana sino también peligrosa para su propia integridad. Hemos hablado en el pasado de sentencias judiciales que publicaremos porque así lo hemos prometido, pero no hemos hablado todavía de la última atrocidad, o felonía, repetimos, impuesta por el rencor ante el que se siente canario y censura y condena al político, al gobernante, que no sólo está dejando que pasen hambre sus congéneres, sino que los mantiene condenados a la muerte en las calles como bichos. Porque en Canarias, mientras sigue la orgía de los políticos, se está muriendo la gente de hambre. Se está muriendo, lo repetimos, como bichos en las calles y se muere en las listas de espera de la sanidad. Al mismo tiempo, la juventud tiene que emigrar y el viejo se queda a expensas de lo que pueda recibir de sus familiares. Las calamidades son múltiples pero la bacanal de los políticos sigue adelante. El desprecio al pueblo lo practican porque el pueblo les importa un comino, pero lo pagarán.

Al frente de este caos inmenso está don Paulino Rivero, en quien siempre confiamos pero dejaremos de confiar si no da marcha atrás. Si sigue por ese camino le gritaremos que se vaya porque el pueblo está mejor sin él. Que se vayan él y sus españoles, sus Anitas y sus Ríos, sus Barraganes y Péreces. Que se vayan todos los practicantes del desprecio al pueblo canario y que venga la libertad.

P.S.: Un mensaje para don Paulino Rivero y CC: EL DÍA, antes, durante y después de la campaña electoral ha mantenido un tratamiento exquisito, neutral y nada beligerante con los nacionalistas -en prensa y, sobre todo, en radio y televisión-, para no interferir con su candidato a la Presidencia. EL DÍA pudo haber destrozado tanto al señor Rivero como a su partido, y todavía puede hacerlo. Informaremos, dentro de muy poco tiempo, sobre nuestra actitud y la de los llamados "nacionalistas", que en realidad son antipatriotas entregados a España. Por hablar, hasta hablaremos de México, de Puebla y de otras andanzas sobre las que tenemos, desde hace tiempo, sobrada documentación, que estamos verificando. Por eso, y de momento no añadimos nada más, decimos que don Paulino no está capacitado para gobernar. Ni ha ganado las elecciones y es un político reconroso, vengativo y un torpe que sufre el pueblo. Durante su presidencia, Tenerife y Canarias han alcanzado cifras de miseria, hambre y paro pavorosas. Tal vez mañana volvamos con su atrocidad de última hora, el asunto de las concesiones de las emisoras de FM. El lector se quedará enterado, por supuesto, pero atónito y se preguntará: ¿Y este hombre quiere seguir como presidente de Canarias? ¡Pobre su partido! ¡Pobre el pueblo que sufre a este y a un presidente tan funesto! Diremos cosas muy sabrosas.