El Tenerife no se podía presentar peor en el clásico del fútbol canario: descendido a Segunda B, con diez profesionales de baja y hasta ocho canteranos en la convocatoria, perdiendo a otros dos futbolistas por lesión antes del minuto 20, con un ambiente festivo en las gradas (por la permanencia amarilla y el óbito deportivo del eterno rival), con mayor atención en los despachos y el futuro que en el partido... Y aún así, no hubo humillación.

Las Palmas tuvo que servirse de un más que discutible penalty de Ricardo (el contacto es fuera del área) para ganar el derby y romper una racha de ocho años sin derrotas blanquiazules en este tipo de choques de rivalidad.

Sorprendió la salida, más dubitativa de lo esperado, del conjunto local. Los nervios de los inexpertos tinerfeños casi no se notaron y el planteamiento de David Amaral cerró bien los espacios al centro del campo amarillo. Bruno y Jesús echaron el cerrojo a las bandas. Y Abel se movía con soltura en el medio, conectando con facilidad con Ricardo y Mikel y ayudando a destruir el juego de toque del rival. Sin facilidad para combinar y consagrados a las acciones individuales de sus hombres de ataque, los amarillos tardaron hasta 26 minutos en disparar por primera vez a la portería contraria. Fue además la única vez antes del descanso y por obra y gracia de Sureda Cuenca, que convirtió una falta fuera del área de Ricardo en penalty. Lo lanzó Sergio Suárez a la izquierda de Aragoneses (26'').

Lejos de asustarse, el Tenerife se enrabietó y empezó a acercarse a la portería grancanaria. Jesús (34'') desde lejos y Juanlu Hens (37'') en una internada de Mikel Alonso fueron los primeros en intentarlo, pero fue una falta del interior cordobés la que rozó el gol. Barbosa evitó el empate (42''). En el córner posterior, Germán cabeceó fuera por poco (43''). El balance de los primeros 45 minutos era claramente deficitario para Las Palmas y el resultado, injusto.

El descanso apagó algo el partido en cuanto a ritmo, pero la bronca de Juan Manuel Rodríguez espoleó a los suyos, que, en nueve minutos, dispararon tres veces a portería (más que en los 45 anteriores). David González (46''), Jonathan Viera (50'') y Sergio Suárez (54'') se encontraron con la misma muralla: Sergio Aragoneses. El Tenerife había perdido la iniciativa... y algo de fuelle. Quero lo intentó algo más tarde (68''), pero fue al contragolpe tras una pérdida de Jesús. Fue un accidente porque ya para entonces el balón volvía a ser blanquiazul.

Fruto de este control, Dubarbier dispuso de la mejor oportunidad para empatar la contienda. Fue tras una buena combinación con Ricardo y Mikel Alonso, que le dejó delante de Barbosa (69''). El meta argentino tapó el disparo de su compatriota. Con más corazón que cabeza, el cuadro visitante volvió a golpear gracias a un disparo a la media vuelta de Germán (75''). Le faltaba contundencia, peligro real en el remate al Tenerife. Le faltaba Nino. Fue al único al que se echó de menos de los profesionales que se perdieron el partido de ayer.

Las Palmas, que había dado un paso atrás y empezaba a preocuparse por lo exiguo del resultado, tuvo la posibilidad de sentenciar en un penalty (este sí dentro del área) cometido por David Prieto sobre Jonathan Viera. Se encargó de tirarlo Josico... y de parar su mal disparo Aragoneses (79''). El gallego todavía tuvo tiempo para abortar una doble ocasión de Guerrero y Armiche (84'') ya cuando su equipo empezaba a dejar huecos atrás por la falta de fuerzas.

El estirón en busca del empate no llegó a producirse del todo porque al cansancio se unió que el mensaje desde el banquillo tampoco invitó a ello. De hecho, el último cambio de Amaral llegó en el minuto 90 y fue para retirar a Germán, el único delantero que tenía sobre el terreno de juego, para dar entrada a Juan Ramón, que disputaba su segundo derby ¡cinco años después! ¿Y Josmar Zambrano?, se preguntaban los aficionados blanquiazules sin entender tanto miedo y la ausencia de un último intento a la desesperada desde el banquillo para empatar un partido que, ni mucho menos, tenía controlado la UD.

Tanto fue así que Mikel, que acabó el partido casi como delantero, pudo marcar en un cabezazo a centro de Juanlu que dirigió a las manos de Barbosa con toda la portería para él (86''). El partido no tuvo más historia que la fiesta amarilla y la honrosa derrota blanquiazul. Al menos por lo que hizo ayer el Tenerife pudo salir con la cabeza alta. Eso sí, se cerró la racha de ocho años sin derrota en los derbys. La última fue también con Amaral en el banquillo... y también de penalty injusto.