Lleva más de cuarenta años dando guerra en el mundo de la música y, por ahora, no parece dispuesto a agitar la bandera de color blanco. "El diablo de la salsa", "El sonero del mundo", "El bajo danzante" o "El faraón de la salsa" son cuatro de los alías que envuelven a Óscar D''León (1943), topógrafo nacido en Caracas que halló el éxito aferrado a un contrabajo. Antes, trabajó como mecánico y taxista. "He sido un superviviente", asegura el cantante que esta noche, a partir de las 22:00 horas, da un concierto en la sala A Saudade de Santa Cruz.

Las carreras artísticas de hoy en día no son tan extensas; ¿dónde está su secreto?

Sí, los artistas de hoy no parecen tener tanto fondo... ¿Secreto? Las ganas de seguir atado a la música. Yo trato de compensar en mis conciertos el trabajo que no se ve en los discos y el público siempre me lo agradece con su asistencia.

¿En qué momento se despertó su interés por la música?

Eso es algo que está dentro de mí desde que era un chiquillo... Entonces, los aparatos de radio en Venezuela se apagaban pronto y uno de mis entretenimientos era coger las emisoras que entraban de Cuba y de Colombia. ¡Me enamoré de los ritmos cubanos! La casa de mis padres era como un guachinche; allí siempre había fiesta y era difícil no contagiarse de la música.

¿Imagino que su "baúl" musical está lleno de vivencias?

Sí, hay unas cuantas... Buenas y malas, pero la vida me ha enseñado que hay que saber sacarle filo a las experiencias negativas. No hay mal que por bien no venga pero, sobre todo, hay que ser fuerte para salir con pocas heridas de las situaciones difíciles. A mí me toco levantarme varias veces; he sobrevivido a unas cuantas malas situaciones.

¿Haber compartido experiencias musicales con Celia Cruz, Tito Puente o Arturo Sandoval, entre otros talentos, le hace sentirse un privilegiado?

Para estar al nivel de Celia Cruz o Tito Puente tienes que calzar un buen zapato (ríe)... Son referentes mundiales y si reclamaron mi presencia para cantar con ellos fue por algo... ¡Ha sido un placer!

¿Que lo llamen el "faraón de la salsa" o el "sonero del mundo" le genera más presión?

Ser un referente musical me obliga a medir más mis errores.

¿Cómo ha sido su reencuentro con la isla de Tenerife?

He estado muchas veces en Tenerife, pero veo que le han metido la mano a fondo y han dejado la isla preciosa. No es el mismo lugar que conocí hace un montón de años y ahora se percibe una situación de crecimiento que a mí me gustaría que algún día llegase a Venezuela.

¿Cuál es su impresión actual respecto al país en el que nació?

Venezuela vive un periodo de cambios y tiene que ajustarse a su realidad política. Como venezolano el único deseo que puedo tener es que las transformaciones que se dan en la mayor parte del mundo también afecten a mi país. Desde hace años no paro de ver grandes carreteras, obras arquitectónicas faraónicas y un crecimiento que anhelo para mi país. Yo puedo colaborar con mis palabras en este proceso de construcción, pero a nivel político he optado por una posición neutra que me impide expresar mis ideales en público.

¿Nunca ha tenido la tentación de usar su música como una herramienta política?

Eso es algo que todavía no ha ocurrido. No soy político y nunca he usado mi música para hacer críticas políticas. Un artista no debería entrar nunca en ese terreno. Lo que sí hice en varias ocasiones fue denunciar injusticias sociales que afectan a mujeres (malos tratos o el aborto) o a los más débiles.

El hecho de que Nueva York le dedique un día al año -el 15 de marzo- a la trayectoria de Óscar D''León tiene que ser un motivo de orgullo, ¿no?

Eso es algo que me genera mucho respeto y que, además, sirvió para agradecer en mi persona la importancia que tuvo el desembarco de grandes artistas en la ciudad. Hoy solo quedan recuerdos de lo que en su día fue la capital mundial de la música latina... Nueva York ya no es el imán que atrajo tanto talento de los países latinoamericanos.

¿Por qué la Gran Manzana ha perdido ese brillo latino?

Se han ido los pilares. Celia, Tito, Héctor y, sobre todo, Ralph Mercado; el más grande de todos... No ha venido otro que pudiera suplantarlo y hacer todo lo que él hizo por la ciudad de Nueva York.

¿Esos huecos artísticos de los que usted habla se pueden cubrir?

Hasta ahora se ha demostrado que Celia, Tito o Ralph Mercado son insustituibles (silencio). Aún no ha salido nadie que pueda colocarse a su altura.

¿Tras grabar más de cincuenta discos en solitario tiene alguna esperanza respecto a una posible recuperación de la industria discográfica?

La industria del disco se cayó; se perdió para siempre. No habrá una recuperación milagrosa porque la han dejado morir. Las nuevas tecnologías no son culpables de los errores cometidos en el pasado. Al revés, internet y las redes sociales están impidiendo que los artistas que han perdido la confianza de las discográficas se marchen del todo. ¡Nos mantienen con vida!