Las encuestas sobre el resultado de las elecciones del domingo en Portugal pronostican que los democristianos del CDS-PP, tercera fuerza del país, pueden tener en sus manos la llave de un Gobierno con mayoría absoluta conservadora.

Los últimos dos sondeos, divulgados ayer, coinciden en pronosticar el regreso al poder del Partido Social Demócrata (PSD, centro derecha) por un cómodo margen de hasta 7 puntos, y un 38,5% de apoyo, sobre los socialistas, aunque insuficiente para garantizarse el control del Parlamento.

Ante esa posibilidad, las miradas se dirigen ya a los democristianos del Centro Demócratico Social-Partido Popular (CDS-PP), que con cerca de un 11% de intención de voto pueden dar al PSD la tranquilidad que no tuvo el Ejecutivo socialista en los accidentados 20 meses de esta legislatura.

Liderado por Paulo Portas, cuya popularidad ha subido como la espuma después de una campaña "de proximidad", el discurso del CDS-PP ha tenido como eje a los agricultores lusos, a las pequeñas y medianas empresas y a las personas de mayor edad.

En una de las últimas encuestas, Portas figura ya como el aspirante más popular entre el quinteto de principales candidatos, superando al actual primer ministro, José Sócrates, y al líder del PSD y favorito en estas elecciones, Pedro Passos Coelho. Incluso obtiene mejor posición que el presidente de la República, el conservador Aníbal Cavaco Silva, tradicionalmente muy bien valorado por los lusos.

Según los sondeos, las urnas van a confirmar a los democristianos como una tercera y ascendente fuerza política del país, como ya reflejaron las anteriores legislativas, en septiembre de 2009.

Entonces lograron poco más del 10% de los votos, y ahora podrían llegar hasta el 12,7, de acuerdo con las encuestas más optimistas, lo que supondría el mejor resultado electoral de su historia.

El ascenso del CDS-PP se suma a la ventaja de los conservadores sobre el socialismo gobernante, que aumenta en las encuestas a medida que se acercan las elecciones del domingo.

Mientras los sondeos ratifican que para conservar el poder harán falta alianzas, los líderes del PSD y del Partido Socialista (PS), los dos grandes partidos que se han turnado en el poder en Portugal, redoblaron ayer los llamamientos al voto "útil", para que un Gobierno estable pueda sacar al país de la crisis económica.

El PSD, que en las últimas semanas había perdido fuelle e incluso fue superado en algunos sondeos por el PS, está al alza en la segunda y última semana de la campaña electoral con un porcentaje de intenciones de voto del 36 al 38,5%.

El PS del primer ministro dimisionario José Sócrates, obtiene del 30,1 al 31%, con un descenso de hasta cinco puntos en comparación con otros muestreos.

Aunque el PSD y el CDS-PP han hablado ya de repetir acuerdos y gobiernos conjuntos, la buena marcha en las encuestas ha distanciado sus discursos.

Passos Coelho insistió ayer en pedir que el voto se concentre en su partido para dar estabilidad al país, que en los próximos tres años debe honrar los estrictos compromisos de su rescate financiero internacional, de 78.000 millones de euros. Entretanto Portas apeló al voto con el argumento de que la ventaja del PSD es tan alta que ya no hay peligro de una victoria socialista.

Por su parte, Sócrates no se amilanó ante los sondeos y aseguró ayer que sus vaticinios no se van a cumplir en las urnas, en las que está obligado a ganar claramente por falta de posibles aliados.

Los marxistas

Los otros dos partidos relevantes ante las elecciones legislativas del domingo, el Bloque de Izquierda (BI) y la coalición de comunistas y verdes (CDU), ambos marxistas, tienen un apoyo total del 13 al 15%, y han centrado sus campañas en una oposición al PS tan dura como la conservadora.

BI y CDU aspiran a ganar votos entre los descontentos con el programa de austeridad que incluye el rescate financiero al país.

BI y CDU han apelado al voto para rebelarse ante las severas condiciones que el préstamo de 78.000 millones de euros impondrá a los portugueses los próximos años.

Francisco Louca, líder del BI, insistió en la necesidad de que Portugal renegocie el pago de su deuda porque de esta manera "se protegerá a las personas", mientras que Jerónimo de Sousa, dirigente de la CDU, criticó los sacrificios a los que se someterá a los desfavorecidos al aplicar el plan de auxilio financiero.

Ambos líderes coincidieron en sus ataques al Partido Socialista del aspirante José Sócrates, en el gobierno desde 2005, y criticaron su falta de sensibilidad ante los problemas sociales.