La imagen antiestética que presenta el paseo del barranco de La Carnicería no está acorde con su entorno, en el que se localizan el nuevo hotel San Cristóbal, edificios de gran valor patrimonial y los edificios del Mercado Municipal y los Juzgados.

El paseo se construyó en los años 90 y aunque se consideró durante décadas como un espacio residual que no merecía atención, hoy se ha visto que es uno de los escaparates de la ciudad que requieren una urgente intervención.

Por ello, el Plan Especial de Protección (PEP) quiere que este espacio se gane la calificación de paseo, que se incorpore a las calles de la ciudad con la misma calidad espacial y ambiental que el resto, y que se conecte a la trama urbana y al futuro parque previsto por el Plan General que lindará con el borde del paseo.

Lo primero que se contempla es la ordenación del paseo con un espacio central reducido por el que habrá tráfico rodado restringido y el aprovechamiento de las zonas laterales para peatones y bicicletas con secciones variables.

También se contempla la repavimentación con material asfáltico y la superposición de tiras de colores en material adhesivo, conformando círculos que disminuyen la sensación de eje lineal y abarcan la totalidad del espacio transversalmente de manera que se difumine la delimitación de la vía rodada central, además de hacer más amable la superficie del suelo.

El tratamiento de las fachadas que dan al paseo se hará en dos situaciones: cuando el frente es un muro de trasera de solar y cuando es de fachada de edificación. En el primer caso se plantea la superposición de un recubrimiento continuo que unifique el frente del paseo con paneles de malla de metal lacado de color verde y con jardineras aleatorias colgadas desde el borde superior, cuya vegetación irá cubriendo los paneles en que se encuentre, y en el segundo, la limpieza, tratamiento y pintado de las superficies que lo requieran.

También se reconfigurará el lateral del paseo con un banco corrido amplio que, a su vez, haga de tapadera del canal de agua que discurre a lo largo de todo el borde.

El trazado de acceso al futuro parque integrado en el diseño del borde del lateral este se realizará cuando se configure el parque.

El proyecto comprende, además, la mejora de las conexiones transversales con la trama urbana a través de la plazoleta de El Drago y el pasaje hacia la calle Nava y Grimón; la incorporación de mobiliario junto al lateral edificado asociado a los ensanchamientos del espacio y a la vegetación existente, integrado en el diseño general de la propuesta, y la renovación de las instalaciones de desagüe, iluminación e introducción de riego.

Los trazados de la plaza se ajustarán a los criterios de ordenación de la sección con un carril central de tráfico rodado delimitado por captafaros que deja espacio lateral suficiente para peatones y bicicletas. Se hará una ubicación de los futuros accesos al parque en relación con las dos conexiones transversales con la ciudad y un ensanchamiento en el paseo.

Los problemas

El paseo en la actualidad no cumple su función, ya que ha quedado reducido a una vía de circulación y aparcamiento.

El lateral este está formado por un murete bajo, un canal de agua y una maraña vegetal, que se extiende hacia la vía de rodadura y destaca por su estado de abandono, descuido y una sensación de insalubridad.

Las fachadas de las edificaciones, en el borde oeste, se encuentran muy deterioradas y en mal estado, y alternan con muros de traseras de solares que refuerzan el clima de abandono general que acompaña al paseo.

No hay mobiliario urbano por no existir espacios con la calidad ambiental que inviten a la estancia, aunque espacio físico sí hay.

El pavimento asfáltico le da aspecto de vía destinada únicamente a la circulación de vehículos, la iluminación es escasa, está en malas condiciones y no cumple el nivel de la normativa, y las conexiones transversales con la ciudad, sobre la calle paralela Nava y Grimón, son escasas y están igual de deterioradas que el paseo.