Los combates entre las fuerzas de seguridad yemeníes y milicianos leales a un jefe tribal opositor se recrudecieron hoy en Saná, mientras prosiguen los choques entre el Ejército y radicales islámicos en Zinyibar, en el sur.

La lucha entre los efectivos de seguridad y los combatientes del jefe de la tribu Hashed, Sadeq al Ahmar, uno de los hombres fuertes de la oposición al régimen, se ha intensificado en el centro de la capital, después de que cuarenta personas fallecieran anoche durante los enfrentamientos.

Fuentes cercanas a Al Ahmar dijeron que hoy se declaró un incendio en el domicilio del jefe tribal en el barrio de Hasaba después de que un cohete impactara en la vivienda y causara una gran explosión que también ocasionó daños a edificios cercanos.

Los choques armados con fusiles se han prolongado hasta última hora de esta tarde en distintos puntos del barrio y varios vecinos señalaron por teléfono que hubo fuertes explosiones y que podían apreciarse varias columnas de humo.

Testigos presenciales apuntaron que pudieron ver veinte vehículos blindados en dirección a Hasaba para unirse a las fuerzas de seguridad en los choques contra los seguidores de Al Ahmar.

El conflicto armado estalló el 23 de mayo pasado después de que el presidente Ali Abdalá Saleh rechazara por tercera vez firmar una iniciativa presentada por los países del golfo Pérsico para una transferencia pacífica del poder.

Por su parte, el Ministerio del Interior yemení informó en un comunicado de que fuerzas especiales "limpiaron" hoy la sede del Departamento de Administración Local, donde se habían parapetado milicianos de Al Ahmar.

La nota agrega que se hallaron cadáveres de partidarios del líder tribal en los alrededores del edificio.

Una fuente de alto rango de la presidencia yemení responsabilizó en otro comunicado, publicado por la agencia estatal Saba, a Al Ahmar y sus hermanos de las consecuencias de "las acciones ilegales perpetradas y que aún perpetran al atacar establecimientos, instituciones gubernamentales saqueadas y viviendas de ciudadanos".

La fuente les advirtió de que "nadie está por encima de la ley por lo que los órganos de seguridad no permitirán que se altere la estabilidad y se dañen los intereses de la patria y la ciudadanía", indica el texto.

Entretanto en el sur, en la localidad de Zinyibar, todavía continúa la ofensiva del Ejército para recuperar el control de la ciudad, en manos de radicales islámicos, supuestos integrantes de la red terrorista Al Qaeda, señalaron fuentes de los servicios de seguridad y gubernamentales.

A lo largo del día los enfrentamientos han sido intermitentes y los soldados y efectivos de seguridad no han conseguido entrar en Zinyibar, donde cientos de radicales aún mantienen sus posiciones desde el viernes pasado cuanto tomaron el control.

Y ello pese a que ayer 44 supuestos militantes de Al Qaeda fallecieron en Zinyibar en un intento fallido de asaltar un cuartel militar cerca de la localidad, según revelaron hoy Saba y fuentes de los servicios de seguridad.

Las Fuerzas Armadas están empleando la aviación para expulsar a los extremistas que utilizan lanzagranadas y proyectiles de mortero para defenderse.

Por el momento, el Ejército y la Policía han logrado llegar hasta la zona de Kud, uno de los suburbios del oeste de Zinyibar, donde han empezado a avanzar en medio de duros enfrentamientos que han causado grandes bajas en las filas terroristas, subrayaron las fuentes de los cuerpos de seguridad, sin dar cifras.

Donde hoy reina una calma relativa es en Taiz, también en el sur y el escenario de choques entre las fuerzas del régimen de Alí Abdalá Saleh y manifestantes antigubernamentales, según pudo constatar Efe.

La tranquilidad volvió a las calles de la ciudad, la segunda en importancia del país y principal centro industrial, tras dos días de violencia desencadenada por el desmantelamiento de un campamento donde había miles de opositores al régimen en la céntrica plaza de la Libertad.

Los agentes del orden abrieron hoy la plaza y las avenidas aledañas al tráfico de vehículos y de viandantes.

Aun así, el Ejército tuvo que disparar al aire para dispersar a decenas de manifestantes que intentaron congregarse en la avenida de Gamal Abdel Naser, en el centro de Taiz, incendiaron neumáticos e intentaron instalar barricadas.