Los niños y los bebés que viven en un ambiente de humo fuman el equivalente a cinco cigarrillos diarios, denunció ayer la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC) con motivo de la celebración, mañana, del Día Mundial sin Tabaco.

El humo ambiental del tabaco es especialmente nocivo para los niños más pequeños porque respiran con más frecuencia que los adultos, e introducen más aire en los pulmones, si se compara con una persona mayor.

Los menores son más sensibles a los efectos del humo al encontrarse en fase de desarrollo y, según estos facultativos, exponerlos al humo ambiental implica poner en riesgo su respuesta inmunitaria y el correcto funcionamiento de los pulmones, además de aumentar la probabilidad de hipertensión.

CAMFiC destacó que desde hace años hay evidencia científica de que exponer a los menores de edad al humo del tabaco les coloca en una situación de riesgo de sufrir patologías de todo tipo o de agravar las que ya pueden sufrir, aunque recordaron que también está demostrado el daño del tabaquismo pasivo en los adultos.